Hace más de 30 años, Don Manuel Verde, padre del boxeador Marco Verde, comenzó un camino en el boxeo sin saber que algún día su primogénito lograría algo que él nunca pudo conseguir: una medalla en los Juegos Olímpicos.
Fue en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 cuando Manuel Verde no logró clasificar al perder ante el boxeador francés Patrick Aouissi y tuvo que regresar a México solo con la experiencia de haber competido, pero sin obtener medalla.
Esa experiencia fue determinante para su hijo, Marco Verde, quien tomó cariño por el boxeo gracias a las peleas de su padre. Con el pasar de los años y de los entrenamientos, los objetivos fueron logrados al tener asegurada la medalla de plata en París 2024. Marco, quien inició en el béisbol antes de empezar a practicar boxeo, ha destacado en París tras vencer a Tiago Muxanga de Mozambique en octavos de final y a Nishant Dev de la India en cuartos de final, asegurando así la medalla para México en la categoría de 71 kg.
Sin embargo, Marco no se quedó ahí. En la semifinal derrotó al británico Lewis Richardson, asegurando su lugar en la final olímpica donde buscará ganar una medalla de oro para el país, algo que no ocurre desde México 1968.
¿Cómo le fue a Manuel Verde en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992?
De acuerdo con el reportero Daniel Esparza, quien estuvo en la arena de la ciudad española aquella noche del 30 de julio de 1992, el pugilista mexicano acabó derrotado ante el boxeador francés que lo venció en los tres rounds. La crónica reveló que el rival del sinaloense se presentó con 100 peleas de respaldo en la categoría de semipesado, que de acuerdo con la página oficial de los Olímpicos era de 81 kg, mientras que Manuel “Sammy” Verde tenía 40 combates en su historia.
Sin saber que 32 años después, su pequeño Marco Verde conseguiría estar en el podio olímpico y revelar que había prometido a su padre y a su familia que lograría una medalla olímpica. El pugilista de Mazatlán, Sinaloa cumplió y hasta el momento ha ido sumando éxitos desde los Juegos Panamericanos, donde obtuvo el oro.
“Cumplimos con todo el trabajo que fue duro y prometí lo que todos los días me dije a mí mismo, que le iba a regalar una medalla a mi padre, a mi abuela, a mi familia y también a mi entrenador, que también se sacrificó”, expresó Verde, quien está a un combate de la anhelada medalla de oro que sabe a revancha hasta para el boxeo de México.
La historia de los Verde es un testimonio de perseverancia y dedicación, mostrando cómo los sueños pueden trascender generaciones y convertirse en realidad. Marco Verde ha llevado el legado de su padre a nuevas alturas, inspirando a una nueva generación de boxeadores mexicanos.