El espacio exterior ha sido estudiado e interpretado de distintas formas desde los orígenes de la humanidad como un medio para comprender su entorno, desde entonces y a través de los grandes avances científicos se ha descubierto información importante sobre las características de los astros y el comportamiento del universo.
Uno de los temas más estudiados por la astronomía que más interés generan es el origen de la vida en el universo, tanto en la Tierra como la posibilidad de que exista en otros planetas. De acuerdo al artículo “Más allá del tamaño” publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la investigación del planeta Júpiter puede arrojar respuestas a la interrogante.
Júpiter también conocido como “gigante gaseoso”, tiene una gran importancia en cómo funciona nuestro sistema planetario, ya que de acuerdo al artículo el planeta concentra casi el 60 % del momento angular (o tendencia de rotación) de todo el sistema solar debido a su gran masa y su rotación extremadamente rápida.
La importancia de Júpiter para comprender la vida
Júpiter siempre ha sido un objeto favorito de estudio en la comunidad astronómica, desde el nivel amateur hasta el profesional. Además, ha sido observado por prácticamente todos los telescopios de la Tierra. Por eso, se ha estudiado desde los rayos X hasta el óptico.
De acuerdo con información de la UNAM, la mera existencia del gigante gaseoso es fundamental para que pudiese surgir y desarrollarse la vida en la Tierra, ya que su fuerza de gravedad atrae o atrapa objetos menores como asteroides y cometas que vienen de la parte externa del sistema solar y que, de otro modo, podrían adentrarse y estrellarse en la Tierra.
Así, Júpiter funciona como un escudo. “Hemos visto y documentado a través de los telescopios cómo los cometas chocan con este planeta”, explicó en entrevista Carlos Roman Zuñiga, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM
Pero su función de “protector” no es el único aspecto relacionado con la vida que investigan los científicos, pues la gran masa del planeta equivalente a una milésima de la masa del sol, hace que júpiter funcione como una especie de sistema planetario con 92 satélites conocidos que orbitan a su alrededor.
Dentro de este “minisistema” se encuentran los satélites Europa y Ganímedes que destacan por sus océanos subterráneos, lo que despierta interés por su potencial para albergar vida, por lo que su investigación podría ser crucial en un futuro.
“Esto no significa necesariamente que tengan vida, simplemente que en ellas existe ese medio que fue crucial en la Tierra para desarrollar la vida”, enfatizó Carlos Roman.
La inusual composición del gigante gaseoso
En un principio se creía que este planeta colosal tenía un núcleo sólido. Sin embargo, investigaciones recientes revelaron que su núcleo está hecho del mismo material que todo el planeta: mayoritariamente hidrógeno.
De acuerdo con información de la UNAM en el centro de Júpiter, el hidrógeno se encuentra en un estado llamado “metálico” debido a las altísimas temperaturas y densidades. Este fenómeno permite que el núcleo se comporte como un metal, conduzca electricidad y genere un campo magnético. La composición de Júpiter es aproximadamente 87 % hidrógeno, 13 % helio y trazas de elementos como metano, vapor de agua, amoníaco y sulfuro de hidrógeno.
Su atmósfera densa y la alta rotación generan vientos fuertes en las capas superiores, formando zonas que transportan gases más pesados como sulfuro de hidrógeno y fósforo desde zonas más internas, lo que da lugar a las icónicas bandas horizontales de nubes de colores.
Otro de los fenómenos más llamativos del coloso son sus auroras boreales, las cuales de acuerdo a la NASA se caracterizan por enormes pulsaciones de Rayos X, y que a pesar de ser descubiertos hace más de 40 años, aún no se tiene claro su misterioso origen.