La reciente audiencia de estatus en la Corte del Distrito Norte de Illinois sobre los casos de Ovidio y Joaquín Guzmán López, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, reveló que las negociaciones entre su defensa y los fiscales estadounidenses no han avanzado significativamente desde que comenzaron en octubre de 2024.
Ambos hermanos, integrantes del Cártel de Sinaloa, enfrentan cargos graves relacionados con tráfico de drogas, lavado de dinero y otros delitos, y podrían estar negociando acuerdos de colaboración con las autoridades de Estados Unidos.
Sin embargo, la ausencia de ambos acusados en la audiencia del pasado 7 de enero de 2025 ha planteado dudas sobre el impacto que la decisión final pueda tener en la estructura y liderazgo del Cártel de Sinaloa, uno de los grupos criminales más poderosos de México, mismo que desde la detención de Ismael “El Mayo” Zambada se ha visto inmerso en una guerra entre sus dos principales facciones: Los Chapitos y La Mayiza.
Una audiencia marcada por ausencias y retrasos
La audiencia del martes 7 de enero, presidida por la jueza Sharon Johnson Coleman, destacó por la incomparecencia de los hermanos Guzmán López y de su abogado principal, Jeffrey Lichtman, quien participó únicamente vía telefónica debido a las condiciones climáticas provocadas por una tormenta invernal. Según los reportes de la prensa, Ovidio y Joaquín Guzmán López aún no han logrado un acuerdo con los fiscales, aunque las negociaciones continúan activas.
La jueza autorizó varias mociones de la Fiscalía, entre ellas la posibilidad de procesar a los hermanos por separado. Asimismo, fijó una nueva audiencia para Ovidio Guzmán el 27 de febrero y para Joaquín Guzmán el 19 de marzo, lo que podría ser clave para definir los términos de cualquier acuerdo de colaboración.
Mientras tanto, los informes sugieren que la defensa sigue buscando una declaración de culpabilidad global, que abarcaría tanto los cargos de Chicago como los de Nueva York, con el objetivo de reducir las penas potenciales.
En el caso de Ovidio Guzmán López, también conocido como “El Ratón”, enfrenta múltiples acusaciones en el Distrito Norte de Illinois, destacando cinco cargos criminales relacionados con: Posesión con intención de distribuir drogas; conspiración para importar, manufacturar y distribuir sustancias controladas; conspiración para lavado de dinero; participación en una empresa criminal continua; y portación de armas de fuego.
Por su parte, su hermano es señalado como un coordinador logístico que gestionaba cargamentos de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana hacia Estados Unidos, además de organizar la recolección de ingresos ilícitos para su posterior blanqueo y envío a México. Ambos hermanos están acusados de colaborar con sus medios hermanos, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, todos parte de la facción conocida como Los Chapitos.
El impacto potencial de su cooperación
En el contexto de estas acusaciones, la posible colaboración de Los Chapitos con las autoridades estadounidenses podría representar un punto de inflexión en la historia del Cártel de Sinaloa. Según el periodista independiente Luis Chaparro, cualquier acuerdo de culpabilidad probablemente requeriría que los hermanos Guzmán López proporcionen información estratégica sobre el grupo criminal.
En entrevista con Grupo Fórmula, indicó que podrían dar detalles sobre laboratorios clandestinos para la producción de drogas sintéticas, como el fentanilo; rutas internacionales de tráfico de drogas; operaciones financieras del cártel, incluyendo empresas fachada y redes de lavado de dinero; y nombres clave de líderes, operadores y socios dentro y fuera de México.
Si esta información es entregada a las autoridades estadounidenses, podría derivar en operaciones más dirigidas para desmantelar las redes delictivas del cártel y sus aliados. Además, la divulgación de estos datos podría generar fracturas internas en la organización, ya que la colaboración de los hermanos Guzmán López podría ser vista como una traición por otros miembros del cártel.
“Esto va a marcar, o ya está marcando, el fin de la historia de ese cártel, del Cártel del Pacífico, también llamado Cártel de Sinaloa. Aquí se van a ventilar, se van a desgarrar, y, como tú sabes, parte de la negociación siempre es poner a alguien más: poner laboratorios, casas, negocios, rutas, personas, familias. Eso va a terminar por destruir este cártel”, aseveró.
Subrayó que desde la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán el cártel ha estado dividido entre facciones lideradas por Los Chapitos y aquellas leales a Ismael “El Mayo” Zambada, por lo que la colaboración de los hermanos con las autoridades podría intensificar estas divisiones, debilitando aún más a la organización.
Además, su decisión de cooperar podría exponer a sus medios hermanos a represalias violentas, tanto por parte de sus antiguos aliados como de sus enemigos dentro del narcotráfico. En el pasado, otras figuras del Cártel de Sinaloa que colaboraron con las autoridades, como Vicente Zambada Niebla, alias “El Vicentillo”, enfrentaron riesgos similares.
“Es un juego que jugó el propio Chapo Guzmán, el propio Vicentillo Zambada y el resto de los Zambadas, como el Mayito Gordo. Al final de cuentas, es el nombre del juego en los cárteles de la droga: denunciar, colaborar y arriesgar la vida”, dijo.
Finalmente, el periodista añadió que la posible cooperación de Ovidio y Joaquín Guzmán López podría marcar el principio del fin para el Cártel de Sinaloa tal como se conoce actualmente.
La organización, que durante décadas ha dominado el narcotráfico en México y más allá, enfrenta ahora divisiones internas, competencia de grupos rivales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y un liderazgo debilitado tras la captura de figuras clave, indicó, aunque el cártel ha demostrado ser resiliente ante otros golpes.