En muchas ocasiones, cuando una relación empieza a generar más dolor que bienestar, nos preguntamos si estamos frente a una amistad tóxica, sin embargo, aunque es común señalar las actitudes negativas que demuestran los demás, pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre nuestro propio rol en estas dinámicas.
Una amistad saludable debe basarse en la reciprocidad, permitiendo que ambas personas cubran sus necesidades, explica la Elisabeth Netherton, psiquiatra de Mindpath Care Centers. Estas necesidades y la manera en que cada amistad las satisface varían dependiendo de las personas, la relación e incluso el tiempo, ya que nuestra vida y la forma en que percibimos las cosas evolucionan constantemente.
Con el tiempo, la dinámica de una amistad puede desarrollar de manera gradual sentimientos como el egoísmo, envidia y, en algunos casos, actitudes de manipulación inconsciente que dan lugar a una relación tóxica, cuando esto sucede, se genera agotamiento mental, inseguridad, ansiedad, malestar emocional y una disminución de la autoestima.
Adriana Ivette Villarreal Torres, psicoterapeuta y profesora de Psicología en Tecmilenio, explica que una amistad genuina no solo se preocupa por el bienestar propio, sino que también busca activamente el bienestar del otro. Según detalló, este tipo de relaciones se caracterizan por una conexión emocional que genera empatía constante. “Si algo le importa a tu amigo, también te va a importar a ti. Si tu amigo está feliz, tú también vas a estarlo”, afirmó Villarreal.
Por otro lado, las amistades no genuinas o tóxicas suelen carecer de elementos esenciales en las relaciones interpersonales como la falta de intimidad o complicidad, lo que se traduce en una renuencia a compartir detalles personales; la incompatibilidad de valores o proyectos de vida, que dificulta la conexión profunda; y la ausencia de intención o acción para acompañar al otro en su crecimiento personal.
Cómo darte cuenta si eres la persona tóxica en la relación
La calidad de las relaciones interpersonales es determinante para el bienestar emocional, pero ¿qué ocurre cuando somos nosotros quienes, sin darnos cuenta, adoptamos comportamientos que dañan esos vínculos?
Identificar las características de una relación saludable y tomar medidas ante las señales de alerta puede significar la diferencia entre una amistad que enriquece la vida y una que la desgasta, por ello, estos son algunos indicadores que, según la plataforma de psicoterapia Therapyside, te permitirán identificar si te comportas de manera tóxica con tus amigos:
Enjuicias al otro: aunque la retroalimentación honesta es importante, cuando te centras en juzgar aspectos de la personalidad, apariencia o decisiones de los amigos, se cruza una línea hacia un comportamiento tóxico. Hacer esto puede afectar la autoestima de la otra persona, especialmente si se realiza desde una posición de superioridad, creyendo que siempre tienes la razón.
Hablas del otro a sus espaldas: aunque es común buscar consejo externo cuando surge un conflicto, el problema radica en centrarte únicamente en aspectos negativos o revelar secretos compartidos en confianza, lo cual rompe la base de confianza que sostiene una amistad y genera distancia y resentimiento.
Conversaciones unilaterales y falta de empatía: cuando un amigo comparte una preocupación, minimizar su problema o interrumpirlo puede hacer que se sienta ignorado o menospreciado. Es importante recordar que los problemas son subjetivos y, aunque puedan parecer insignificantes para ti, tienen un peso emocional significativo para quien los vive. Este tipo de actitud puede llevar a que la persona afectada pierda confianza en la relación y se sienta insegura al expresar sus sentimientos.
Yoísmo: una amistad debe ser un espacio de intercambio mutuo, pero cuando uno de los involucrados monopoliza la conversación, interrumpe constantemente o utiliza al otro únicamente como un medio para desahogarse, se genera una dinámica desigual. Este comportamiento, conocido como “yoísmo”, puede hacer que el otro se sienta utilizado y desvalorizado, lo que eventualmente podría llevar al deterioro de la relación. Según la psicóloga clínica y coach de relaciones Shelley Sommerfeldt, un amigo tóxico se caracteriza por el dominio constante de la energía, el tiempo y las conversaciones, sin ofrecer un apoyo genuino a cambio, e incluso cuando intentan brindar ayuda, suele percibirse como poco sincero, lo que agrava el deterioro del vínculo.
Eres dependiente: la dependencia emocional excesiva también puede ser perjudicial. Si necesitas constantemente la atención de los demás y te molesta si no están disponibles, generas una presión innecesaria, lo cual puede resultar en que tus amigos se sientan agobiados y busquen distanciarse. Respetar los espacios individuales y entender que las reuniones no son una obligación es fundamental para mantener una relación saludable.
Sientes celos o envidia: si al escuchar algo positivo sobre otra amistad experimentas incomodidad o te genera sentimientos negativos, es importante reflexionar sobre el origen de ello; de acuerdo con la psicóloga Valeria Sabater, los celos entre amigos están estrechamente vinculados a la inseguridad personal y la baja autoestima. Reconocer que los amigos pueden tener vínculos significativos con otras personas no disminuye el valor de la relación que se comparte con ellos.
Abordar estas emociones desde una perspectiva de autoconocimiento y madurez emocional es lo mejor para preservar relaciones de amistad saludables y equilibradas, ya que la confianza, el respeto y la empatía deben ser cultivados constantemente para evitar que actitudes tóxicas afecten negativamente las conexiones personales.