Foto del día: entre guerreros, conquistadores y diosas, quién plasmó esta narrativa visual única

La fotografía da la oportunidad de conocer más el mundo que nos rodea, ya sea registrando estructuras arquitectónicas, animales, paisajes o personas que se convierten en protagonistas, nos acercan a un instante impregnado de sentido estético.

En medio de la insipidez, la imagen de un rincón de México puede servir de recreación, para aliviar la vista y conocer un elemento nuevo que podría servir para lucirse en reuniones.

Esta fotografía nos invita a analizar sobre la grandeza de la creatividad humana y la belleza de lo que se localiza en el país. Sin más antesala, a continuación está la imagen del día, proporcionada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Dentro del muralismo mexicano, los nombres masculinos suelen ser los más destacados, pero este movimiento artístico también contó con la contribución de mujeres que dejaron una huella profunda a través de su talento técnico y su enfoque temático. Una de estas figuras es Aurora Reyes, reconocida como la primera mujer muralista mexicana. Nacida en 1908 en Hidalgo del Parral, Chihuahua, Aurora provenía de una familia notable: era sobrina de Bernardo Reyes, destacado militar y del escritor Alfonso Reyes. Su formación y sensibilidad artística la llevaron a convertirse en una pionera de la plástica mexicana.

En su obra, Aurora Reyes combinó una visión histórica y mitológica con una narrativa visual que celebraba las raíces y luchas de México. En su mural dedicado a la historia de Coyoacán, despliega un rico simbolismo: al centro, Cuauhtémoc se alza aguerrido, con alas y lanza, enfrentando a los conquistadores españoles. Alrededor, escenas de la vida indígena y colonial se entrelazan: mujeres bañándose, guerreros y una celebración con un palo encebado, evocan tanto la gloria como los conflictos. Elementos naturales como el volcán y los coyotes —símbolos de la región— se funden con referencias culturales, como artistas esculpiendo la Piedra del Sol y Quetzalcóatl adornado con piedras preciosas.

Entre los personajes históricos españoles destacan Fray Andrés de Olmedo, Bernal Díaz del Castillo, Pedro de Alvarado y Catalina Suárez, quienes rodean a un Hernán Cortés ambicioso y dominante, acompañado por Malintzin, símbolo de la complejidad del encuentro entre dos mundos.

De acuerdo con un artículo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Aurora Reyes, reconocida como la primera muralista de México, no solo dejó una huella imborrable en el ámbito artístico, sino que también destacó como una figura clave en la defensa de los derechos sociales y políticos en el país. Su vida, marcada por el compromiso con las causas de los sectores más vulnerables, estuvo profundamente ligada al activismo, la docencia y la creación artística. Nacida el 9 de septiembre de 1908 en Hidalgo del Parral, Chihuahua, Aurora Reyes se convirtió en un símbolo de lucha y creatividad en una época en la que las mujeres enfrentaban grandes limitaciones para destacar en espacios públicos.

Inició su formación académica en 1921 en la Escuela Nacional Preparatoria, donde entabló una amistad cercana con Frida Kahlo, quien más tarde sería una de las figuras más icónicas del arte mexicano. Esta relación quedó plasmada en la obra “Retrato de Frida frente al espejo” (1946), una pintura que Aurora dedicó a su amiga. Sin embargo, su paso por la Preparatoria fue breve, ya que fue expulsada tras un altercado con una prefecta, motivado por cuestiones políticas. Además, fue acusada de liderar una banda de ladrones y de tener una conducta considerada libertina, lo que marcó el inicio de una vida llena de desafíos y controversias.

Posteriormente, Aurora Reyes ingresó a la Academia de San Carlos, aunque tampoco concluyó sus estudios en esta institución. En lugar de ello, optó por una formación autodidacta que le permitió desarrollar su talento artístico de manera independiente. Su carrera profesional la llevó a desempeñarse como profesora de Artes Plásticas en escuelas primarias y, más tarde, en una institución prevocacional del Instituto Politécnico Nacional (IPN). La docencia se convirtió en una constante en su vida, permitiéndole transmitir su pasión por el arte a nuevas generaciones.

El medio también destacó que el activismo político fue una parte fundamental de la vida de Aurora Reyes. Fue miembro fundadora de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y de la Confederación Nacional Campesina, organizaciones que buscaban promover la justicia social y los derechos de los sectores más desfavorecidos. Su compromiso con las causas sociales la llevó a luchar por el derecho al voto femenino y a impulsar la creación de guarderías para los hijos de las trabajadoras del magisterio, un avance significativo en la búsqueda de igualdad de género en el ámbito laboral.

Aurora Reyes también se destacó como dirigente sindical, defendiendo los derechos de los trabajadores y apoyando diversas luchas sociales, incluidas las de los campesinos y los estudiantes del movimiento de 1968. Su postura política, definida por una ideología de izquierda y un marcado antiimperialismo, la convirtió en una figura influyente en los movimientos sociales de su tiempo.

En el ámbito artístico, Aurora Reyes dejó un legado significativo como muralista, un campo dominado por hombres en su época. Su obra no solo reflejaba su talento, sino también su compromiso con las causas sociales y su visión crítica de la realidad. A través de sus murales, abordó temas como la opresión, la desigualdad y la lucha por la justicia, consolidándose como una pionera en el arte mexicano.

La vida de Aurora Reyes es un testimonio de resistencia y creatividad en un contexto histórico complejo. Su capacidad para combinar el arte con el activismo político la convirtió en una figura única en la historia de México. Su legado sigue vigente, inspirando a nuevas generaciones de artistas y activistas que buscan transformar la sociedad a través de su trabajo.