El año 2024 se convirtió en uno de los menos violentos contra los policías, aun así se documentaron los crímenes en contra de 320 uniformados que fueron asesinados en todo el país, siendo el estado de Guanajuato el más peligroso y las corporaciones municipales las más atacadas.
Información recogida por la organización Causa en Común documentó 61 policías asesinados en Guanajuato, por ataques o durante enfrentamientos con grupos criminales; en la lista de las entidades más violentas le siguen el Estado de México (24), Guerrero (22), Chiapas (20), Michoacán (17) y Nuevo León, Tamaulipas y Sinaloa, con 16 victimas cada una.
Del total de los uniformados asesinados, 186 eran elementos de corporaciones municipales, 124 estatales y sólo 10 agentes pertenecían a fuerzas federales.
Resalta que 94 de los 320 policías asesinados en 2024 fueron atacados durante la administración de Claudia Sheinbaum, la cual inició el 31 de octubre y que en sólo tres meses dejó un saldo de 50 policías municipales, 43 estatales y un federal asesinados.
Conviene recordar que durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador se contabilizaron los homicidios de 2 mil 456 policías, según datos obtenidos por Causa en Común entre el 1 de diciembre de 2018 y el 30 de septiembre de 2024.
En su primer mes de gobierno, AMLO sumó sus primeros 47 asesinatos de policías; desde 2019 los crímenes superaron las 400 víctimas, siendo el año 2020 el más violento al registrar la muerte de 524 policías: 280 municipales, 217 estatales y 27 federales.
Guanajuato se ha mantenido a lo largo de los años como el estado más violento, marcando en ese 2020 su cifra más alta con 84 crímenes contra elementos de seguridad locales; lo que representó más del de crímenes registrados por el segundo lugar, el Estado de México con 39 víctimas.
Además de los asesinatos de uniformados en Guanajuato, durante 2024 se registró un ataque con un coche bomba que estalló frente a las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública de los municipios de Acámbaro y Jerécuaro, dejando como saldo a tres policías heridos, uno de ellos de gravedad, además de daños en los edificios de seguridad, en casas aledañas y en al menos 7 vehículos.
Los ataques -con explosiones casi simultáneas- se produjeron durante la mañana del 24 de octubre y fueron consideradas como represalia por un enfrentamiento entre uniformados y civiles armados, ocurrida el 21 de octubre, y que culminó en la captura de tres jóvenes sicarios de 17, 18 y 19 años.