Más allá de su aprovechamiento en múltiples productos cosméticos y gastronómicos, el agua de mar ofrece una serie de beneficios para la salud física y emocional, propiedades terapéuticas que han motivado su inclusión en tratamientos médicos especializados como la talasoterapia.
La riqueza mineral del mar y su capacidad para interactuar con el organismo humano han sido objeto de estudio durante generaciones, lo que ha llevado a descubrir que la brisa marina ayuda a respirar mejor y se ha comprobado que pasar tiempo cerca de este cuerpo de agua salada, disfrutando del sonido de las olas, mejora el estado de ánimo y fomenta la relajación.
Al ser rica en minerales esenciales como el sodio, magnesio, calcio y potasio, el agua de mar ofrece una composición similar a la de los líquidos del cuerpo humano; además, es conocida por su capacidad para mejorar la hidratación, equilibrar los electrolitos y estimular la circulación sanguínea.
En este contexto, una investigación realizada por la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, reveló que las personas que residen a menos de un kilómetro de la costa tienen un 22% menos de probabilidades de enfrentar problemas de salud mental en comparación con aquellas que viven a más de 50 kilómetros.
Qué es la talasoterapia
El Dr. Cesáreo Estrada Rodríguez, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM, indicó que desde la Antigua Grecia ya se hablaba de los “poderes curativos” del mar, por ejemplo, el filósofo Platón mencionaba en sus obras que “el mar todo lo cura”, mientras que, en la mitología clásica, Homero describía a héroes como Ulises utilizando baños de mar para fortalecerse.
En la actualidad, la talasoterapia se define como el uso simultáneo de elementos marinos como el agua de mar, lodos, algas y microorganismos en un entorno marítimo controlado, bajo supervisión médica, con fines preventivos y curativos, según explicó el Dr. Alberto Cerrada Fernández-Clemente, especialista en Geriatría e Hidrología Médica.
El agua de mar contiene elementos como cloro, sodio, magnesio, azufre, calcio, potasio y bromo. Según detalló el especialista, estas sustancias pueden influir en diversas funciones orgánicas incluso en pequeñas cantidades. Además, los limos marinos, conocidos comúnmente como barros, poseen una alta concentración de compuestos orgánicos e inorgánicos, mientras que las algas marinas son ricas en vitaminas, minerales, proteínas y calcio.
La temperatura del agua de mar también desempeña un papel crucial en sus efectos terapéuticos. Según Fernández-Clemente, el calor del agua ayuda a aliviar contracturas musculares, favorece la relajación física y psicológica, y promueve la vasodilatación, lo que mejora la circulación sanguínea, propiedades que hacen del agua de mar una herramienta eficaz para tratar dolencias musculares y articulares.
El baño marino, además, estimula funciones orgánicas, metabólicas y endocrinas. Según los expertos, la exposición al agua de mar puede modificar la tensión arterial, el ritmo cardíaco y respiratorio, y mejorar la nutrición celular, además, tiene un efecto sedante y regulador del sistema nervioso, lo que refuerza su utilidad en el tratamiento de trastornos relacionados con el estrés y el dolor crónico.
Qué beneficios tiene el mar en la salud mental
Dado que el mar tiene la capacidad para estimular los sentidos y promover estados de calma y atención plena, la exposición a él genera beneficios significativos en el bienestar emocional, ayuda a reducir el estrés y potencia la creatividad.
De acuerdo con Estrada Rodríguez, el contacto con el mar activa los cinco sentidos de manera simultánea. El sonido de las olas, el color azul del agua, el aroma salado del ambiente marino y la textura de la arena contribuyen a un estado de paz y tranquilidad, lo que permite a las personas concentrarse en sólo un elemento y facilita la desconexión del estrés cotidiano a la vez que genera una sensación de bienestar general.
En un estudio titulado “La exposición a espacios azules se asocia con un menor malestar psicológico que en ciudades”, Amber L. Pearson, profesora de la Universidad del Estado de Michigan, destaca que la combinación de estímulos visuales, sonoros y experienciales que ofrece el mar contribuye a un estado de felicidad sostenible, un concepto contemporáneo que refuerza la premisa de que la vida de cada individuo está intrínsecamente unida a otras personas, especies y al medioambiente.
Por su parte, Federico Casado Reina, experto en Psicopatología y Salud, explica que el mar también influye en la percepción del tiempo. Según el especialista, la inmensidad del océano y su ritmo constante generan la sensación de que el tiempo transcurre más lentamente, lo que permite a las personas relajarse y desconectarse de las presiones diarias. Este estado de calma mental activa la “red neural por defecto”, un sistema cerebral que facilita la generación de ideas más claras y creativas.
El sonido del mar, en particular, desempeña un papel crucial en este proceso. Según Casado Reina, los sonidos constantes y repetitivos, como el de las olas, favorecen la concentración al aumentar la proporción de neurotransmisores en el cerebro. Este tipo de estímulo sonoro se utiliza con frecuencia en sesiones de relajación, ya que se ha demostrado que promueve cambios en las ondas cerebrales, específicamente en las ondas alfa, asociadas con un estado de atención relajada y sin esfuerzo.