Kati Horna, la artista que se refugió en México para huir de los horrores de la guerra

La vida de la fotógrafa estuvo marcada por conflictos bélicos en Europa y, después de sortear múltiples obstáculos, encontró refugio en México logrando ser pionera del surrealismo en América Latina

Guardar
La fotógrafa viajó por Europa
La fotógrafa viajó por Europa y finalmente se instaló en México para dejar un legado fotográfico extenso (Jesús Avilés / Infobae)

Corría el año de 1934 en París, Francia, la Agence Presse Photo ofreció trabajo a una fotógrafa de 22 años pero nunca se imaginó que el trabajo de esa joven de nombre Kati Horna pasaría a formar una parte importante de la historia.

Después de estudiar fotografía en Berlín, llegó a tierras francesas, donde se convirtió en pionera del surrealismo y fue una de las primeras mujeres que realizaron fotoperiodismo.

Luego de su estancia en la ciudad luz, Kati Horna se trasladó a Barcelona, España, en donde retrató las fábricas, los campos y la vida cotidiana de los trabajadores, mostrando la otra cara de la guerra.

Kati Horna y la guerra

Con el creciente avance del
Con el creciente avance del nazismo, Kati Horna se vio obligada a huir en múltiples ocasiones, pues pertenecía a una familia judía. (Wikimedia/ Dominio Público)

Katherine Deutsch nació el 19 de mayo de 1912 en Szilasbalhás, cerca de Budapest, Hungría, fue la hija menor de tres hermanas de una familia de ascendencia judía.

De acuerdo con la revista Contexto, un medio digital español que proporciona datos políticos, históricos y económicos de diversos personajes, su familia se dedicaba a los negocios de grano y las finanzas.

Por insistencia de su madre, viajó a Berlín, Alemania, para estudiar fotografía, pero no sin antes haber trabajado como obrera.

Posteriormente formó parte del grupo de Bertolt Brecht, el influyente poeta del siglo XX y László Moholy-Nagy, fotógrafo, pintor y profesor de la Bauhaus, una escuela de arquitectura, diseño, artesanía y arte fundada en 1919 por Walter Gropius.

Dos años después regresó a su pueblo natal, donde recibió la noticia de que los nazis habían arrestado y asesinado a su padre por lo que, ante la creciente amenaza del nacionalsocialismo, su madre le financió un curso con József Pécsi, un fotógrafo y educador húngaro que incursionó en la enseñanza de la fotografía. Al concluir sus lecciones, la artista huyó a París.

Estando en la capital gala retocaba fotografías de moda y cine. Fue ahí donde conoció a Robert Capa, artista con el que tuvo una relación muy cercana.

En 1933, realizó la serie de fotografías Los mercados de pulgas y al año siguiente hizo Los cafés de París para la Agence Presse Photo, con la que realizó varios reportajes visuales.

Durante la Guerra Civil Española,
Durante la Guerra Civil Española, Kati Horna estuvo como fotorreportera y realizó series fotográficas en las que mostraba la otra cara de la guerra, retratando a las mujeres y niños durante este periodo. (Wikimedia- Gerda Taro Dominio Público)

Sin embargo, cada paso dado para esquivar la guerra era inútil, pues la siguió durante su juventud.

En 1936 estalló la Guerra Civil Española y en el periodo comprendido entre 1937 y 1939, Kati Horna viajó a Barcelona junto con Robert Capa como fotorreportera encomendada por la Confederación Nacional del Trabajo y el Ministerio de Propaganda Exterior Español para realizar un registro fotográfico de los pueblos de Aragón.

En 1937, el Nazismo ya tenía poder en Europa pero esto no impidió que la artista realizara una serie fotográfica en colaboración con el dibujante Wolfgang Burger en la que criticaba de forma sarcástica al líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán donde un huevo representaba a Hitler y este daba un discurso desde una huevera para terminar estrellándose contra el piso. Su trabajo fue publicado en un diario alemán y sorprendentemente no fue censurado.

Un año después, Kati Horna trabajó en España como jefa de redacción de la revista Umbral. Conoció a José Horna, un artista español que trabajaba para la prensa republicana y con quien se casó ese mismo año; junto a él trabajó en algunas series fotográficas, collages y fotomontajes.

De acuerdo con la revista Contexto, el ilustrador español participó en la defensa de Teruel y cubrió la retirada de los civiles a través de los Pirineos, por lo que al ser descubierto, los alemanes lo llevaron preso a un campo de concentración cerca de Perpiñán.

Ante esta situación, Kati Horna comenzó una travesía para encontrar a su esposo, cruzó los Pirineos, buscó a José de campo en campo, se preparó con ropa de esquí para llegar al lugar de confinamiento de su esposo, consiguió un salvoconducto y se alojó en un hotel desde el que pidió un automóvil, ropa elegante e incluso señala la revista española que convenció a una madre para que le dejase su bebé por un día con la finalidad de convencer a quienes tenían detenido a Horna de que lo liberaran.

Se presentó en el campo de concentración arrullando al niño de pocos meses, autodenominándose diplomática y logró liberar así a su compañero para después huir juntos a París.

Llegando a la capital francesa fueron detenidos e interrogados en múltiples ocasiones así que Kati acudió a la embajada mexicana, haciéndose pasar por Catalina Fernández, andaluza de Martos; estando allí, el embajador Narciso Bassols, uno de los máximos exponentes del acogimiento mexicano al exilio español, los sacó de Europa con identidades falsas.

Un nuevo comienzo en tierra azteca

Durante la Guerra Civil Española
Durante la Guerra Civil Española llegaron alrededor de 25 mil exiliados españoles a México gracias a que el presidente Lázaro Cárdenas implementó una política de solidaridad internacional. Entre ellos estaban Kati y José Horna. (AGN, Archivos fotográficos, Enrique Díaz, Delgado y García, Cronológico, EDDG/61/12/ “Llegada a México de los Niños Españoles”.)

De acuerdo con el museo Amparo, a finales de 1939 llegaron al puerto de El Havre, Francia, a bordo del buque De Grasse y arribaron primero a la isla Ellis, Nueva York; tras una cuarentena, partieron hacia Veracruz, México y de ahí se dirigieron a la capital, instalándose en la Colonia Roma. Durante ese periodo gobernaba Lázaro Cárdenas, quien recibió aproximadamente a 20 mil refugiados españoles.

A su llegada, la artista publicó la serie titulada Lo que va del cesto en la revista Todo. Posteriormente trabajó en diferentes medios y en 1940 participó en la campaña de Manuel Ávila Camacho para la revista Life.

Después se convirtió en una amiga cercana de las artistas Leonora Carrington, Remedios Varo y Eva Sulzer, quienes también estaban interesadas en la corriente surrealista.

De 1939 a 1945 y de 1958 a 1967 estuvo en la revista Nosotros; durante este segundo periodo también fue colaboradora de la revista Mexico this Month, la cual dirigía Anita Brenner, una antropóloga mexicana.

En 1962 participó en la formación de la revista S.nob junto a Leonora Carrington, Jorge Ibargüengoitia y Alberto Gironella. Para este medio realizó series fotográficas como Fetiches, y cuentos fantásticos en secuencia fotográfica como Oda a la necrofilia, Sacramentalia y Vampiro.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), en 1958 Mathias Göeritz la llamó para dar clases de fotografía en la recién inaugurada Escuela de Diseño de la Universidad Iberoamericana y participó hasta 1963.

También impartió clases en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y tuvo un taller en la Academia de San Carlos desde 1973.

Su legado fotográfico

Luego de radicar por más de 60 años en México, Kati Horna falleció el 19 de octubre del 2000 dejando más de 20 mil negativos de soporte de celuloide y transparencia junto con 3 mil impresiones de época.

De acuerdo con el INBAL, el Ministerio de Cultura de España cuenta con 270 negativos de la artista, mismos que tomó durante la Guerra Civil y el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de las Artes Plásticas (Cenidiap) del INBAL contiene 6 mil 750 negativos, 3 mil 817 contactos, 408 diapositivas y 496 impresiones suyas.

También el Museo Nacional de Arte resguarda varias obras de la fotógrafa, entre ellas están impresiones de su estancia en Francia con su trabajo de los mercados de pulgas; de sus obras realizadas en México se observan muñecas, tradiciones como el Carnaval de Huejotzingo y otras escenas de la vida cotidiana.

Guardar