Perder un anillo de bodas en el mar es una experiencia que nadie quiere vivir, pero en Playa del Carmen, un mexicano demostró cómo los detectores de metales pueden ser la solución a esta angustiosa situación.
A través de su cuenta de TikTok, el usuario conocido como “Marino Busca Detector Busca Tesoros” se volvió viral al recuperar la lujosa sortija de un hombre canadiense que la había perdido en la Riviera Maya, Quintana Roo.
El video, que acumula cerca de 8 millones de reproducciones, muestra al buscador de tesoros adentrándose al mar con su detector de metales después de que el canadiense le explicara cómo había perdido el anillo. Según relató, una fuerte ola le desprendió la joya del dedo, y desesperado, buscó ayuda inmediata al verla desaparecer bajo el agua.
La búsqueda, que duró aproximadamente 30 minutos, no estuvo exenta de riesgos. El mexicano tuvo que lidiar con la posibilidad de ser pinchado por un pez piedra, conocido por sus filosas espinas que pueden causar dolor intenso. “El pez piedra me pinchó el pie una vez, duele mucho”, mencionó el tiktoker en su video, recordando su experiencia previa con esta peligrosa especie marina.
Finalmente, la perseverancia dio frutos y el detectorista logró encontrar el anillo. La reacción del hombre canadiense fue de pura gratitud. “¡Oh por Dios, muchas gracias, amigo! Me has salvado la vida. Muchas, muchas gracias”, expresó emocionado. Como muestra de agradecimiento, el canadiense le entregó 100 dólares al mexicano por su ayuda.
El video no solo destacó la destreza del buscador de tesoros, sino que también en los comentarios de usuarios que celebraron su noble gesto y sentido de aventura. “¡Rifado! Acabas de darle a alguien una anécdota inolvidable”, comentó un usuario. Otros bromearon sobre la importancia de su hallazgo: “Lo salvaste de dormir en el sofá”.
Historias como esta muestran como los detectores de metales no solo son herramientas tecnológicas, sino verdaderos aliados en momentos de desesperación. En este caso, el video viral permitió que miles de personas fueran testigos de un acto de solidaridad y profesionalismo, en el que se combina habilidad, tecnología y un toque de humanidad.