“Se ponchan llantas gratis”, “No estacionarse, ni tantito”, “Respete mi entrada y respeto su auto”, son algunos de los anuncios más comunes que uno se puede encontrar pegados en los portones de infinidad de casas, sobre todo de aquellas ubicadas en zonas cercanas a oficinas o centros comerciales en donde la escases de estacionamientos es poca y es mucha la demanda de aquellos que quieren parquear el automóvil.
Lo anterior debido a la falta de cultura vial y de respeto por parte de algunos conductores o como medida para delimitar los espacios de los particulares ante la proliferación de franeleros que se apropian del espacio ajeno como si fuera suyo recibiendo por ello una cuota voluntaria y otras tantas obligadas.
Basta echar una mirada en las redes sociales para percatarse de que hay dueños de inmuebles quienes a modo de “educar” a quienes no entienden adoptan medidas extremas como ponchar las llantas, rayar el auto, pintar los vehículos, moverlos con la ayuda de otros, chocarlos o romperles el parabrisas o los espejos, es decir, hacer justicia por mano propia.
Las consecuencias
Sin embargo, tales acciones tienen mayores consecuencias legales para quienes las realizan y no tanto para los infractores que estacionan los automotores invadiendo puertas o espacios de entrada y salida.
El Código Penal Federal de México, establece que cualquier acción que cause daño deliberado a la propiedad ajena, como el caso de ponchar las llantas de un vehículo, se considera un delito de daño a propiedad ajena, el artículo 367 señala que “la persona que cause un daño a la propiedad de otro puede enfrentarse a sanciones económicas y penales”.
Dependiendo del valor del daño, serán las consecuencias, lo cual significa que según lo que se dañe del vehículo será la multa, sanción o incluso posible pena de prisión. Si el daño no es tan elevado el castigo puede ser de hasta dos años de prisión y una multa económica; en caso contrario, si es elevado pueden dar hasta 10 años de prisión.
¿Qué hacer?
En caso de estar en tal situación, la ley ofrece mecanismos legales para resolverlo sin necesidad de recurrir a la violencia o el daño a la propiedad, en estos casos lo conveniente es contactar a las autoridades locales, quienes pueden intervenir y retirar el vehículo que obstruye, además de sancionar al propietario del vehículo con una multa económica y en algunos casos -de ser necesario- usar grúa para removerlo.
Cabe decir que las leyes mexicana priorizan en todo momento la protección de la propiedad privada, y aunque el carro invada tu entrada, no se tiene derecho a dañarlo o destruirlo, ya que es visto como un acto que contraviene los derechos de otra persona y, por lo tanto, la ley establece sanciones que protegen a todos los propietarios de bienes.
Por ello, pese al coraje o el mal rato que ocasionen estos contratiempos, lo mejor es respirar, armarse de paciencia y esperar a que las autoridades se apiaden y brinden el apoyo para evitar situaciones que generen la pérdida de tiempo, dinero e incluso la libertad.