La fotografía da la oportunidad de conocer más el mundo que nos rodea, ya sea registrando estructuras arquitectónicas, animales, paisajes o personas que se convierten en protagonistas, nos acercan a un episodio impregnado de sentido estético.
En medio de la monotonía, la imagen de un rincón de México puede servir de entretenimiento, para aliviar la vista y conocer un elemento nuevo que podría servir para lucirse en reuniones.
Esta fotografía nos invita a contemplar sobre la grandeza de la creatividad humana y la belleza de lo que se localiza en el país. Sin más dilación, a continuación está la imagen del día, proporcionada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Cantona: joya prehispánica del Epiclásico
En la época prehispánica, Teotihuacan fue la ciudad mesoamericana hegemónica durante siglos. A la caída de esta gran metropoli, otras ciudades se hicieron comenzaron su expansión y desarrollo. Una de ellas fue Cantona, ubicada en lo que ahora es el estado de Puebla.
Cantona comienza hacia finales del periodo Preclásico, como un asentamiento que aprovechó un malpaís para su construcción. Su posición estratégica la posibilitó para que controlara la ruta comercial hacia el Golfo, lo que benefició su economía y fomentó su desarrollo. Fue durante el periodo Epiclásico que se convirtió en uno de los centros urbanos más grandes de los que se tiene evidencia.
Se estima que pudo tener una población de cerca de 80 mil habitantes y en la actualidad la zona arqueológica cuenta con una extensión de 14 km², casi las mismas dimensiones de otras importantes ciudades mesoamericanas, como Teotihuacán o Monte Albán. Se conservan cientos de patios que, se piensa, pertenecieron a unidades habitacionales; así como cientos de calles y vialidades que permiten el paso a través de esta antigua ciudad.
La Cantona como una gran ciudad
Un elemento arquitectónico distintivo caracteriza a Cantona, un antiguo asentamiento prehispánico en México: la ausencia de cementantes o argamasa en la construcción de sus unidades habitacionales. Según detalla el libro La Acrópolis de Cantona de la investigadora Yadira Martínez Calleja, este sitio se desarrolló de manera independiente, diferenciándose notablemente de otras ciudades de su época. La disposición de sus espacios, organizados de manera densa y consecutiva, refuerza su singularidad en el panorama arqueológico.
De acuerdo con las primeras referencias documentadas, el nombre de Cantona apareció por primera vez en 1790 en las Gacetas de Alzate (Gaceta Literaria de México). Sin embargo, no fue hasta 1855 cuando el explorador suizo Henri Louis Frédéric de Saussure visitó la zona y registró que los habitantes locales se referían al lugar como “la Ciudad de o del Cantón”. Aunque existen otras teorías sobre el origen del nombre, no se han encontrado documentos ni evidencias científicas que las respalden. Por ello, se considera más adecuado conservar la denominación utilizada desde finales del siglo XVIII: Cantona.
El análisis de Martínez Calleja subraya que Cantona no solo destaca por su arquitectura, sino también por su organización urbana. Las viviendas y espacios públicos se construyeron sin el uso de materiales adhesivos, lo que demuestra un avanzado conocimiento en el manejo de la piedra y una planificación meticulosa. Este enfoque constructivo, además de ser único, refleja una adaptación eficiente al entorno y a los recursos disponibles en la región.
La relevancia histórica de Cantona también se encuentra en los registros de exploradores como De Saussure, quien documentó sus observaciones durante su visita en 1854. Según consignan las fuentes, el explorador suizo quedó impresionado por la forma en que los habitantes locales identificaban el sitio, lo que permitió preservar parte de su memoria histórica. Este tipo de registros resulta fundamental para comprender cómo las comunidades indígenas percibían y nombraban sus espacios, aportando una perspectiva cultural al estudio arqueológico.
A pesar de los esfuerzos por descifrar más sobre Cantona, el origen de su nombre sigue siendo un tema de debate. Las versiones alternativas carecen de sustento documental, lo que refuerza la importancia de las referencias históricas más antiguas, como las mencionadas en las Gacetas de Alzate. Este hecho subraya la necesidad de basar las interpretaciones en fuentes verificables para evitar especulaciones infundadas.
El legado de Cantona, tanto en términos arquitectónicos como históricos, continúa siendo objeto de estudio y admiración. Su desarrollo independiente y su peculiar método constructivo lo convierten en un ejemplo excepcional dentro del vasto patrimonio cultural de México. La investigación en torno a este sitio no solo enriquece el conocimiento sobre las civilizaciones prehispánicas, sino que también destaca la importancia de preservar y estudiar los registros históricos que permiten reconstruir su pasado.