Es importante entender que no siempre se puede agradar a todos. Si tienes un círculo social cercano y una buena relación con tu familia, no debes preocuparte si no le caes bien a una persona o a un grupo. Las personas tienen diferentes opiniones y perspectivas, por lo que es natural que no todas las relaciones sean positivas. Aceptar que no todos nos van a agradar es clave para mantener una buena autoestima.
De acuerdo con el sitio web oficial de la psicóloga especializada en terapia de adultos con problemas de depresión y duelo, Aroa Granados, la preocupación constante por agradar a los demás puede generar ansiedad y dependencia a la aprobación externa. Cuando buscamos la validación de otros de manera continua, esto puede afectar nuestra estabilidad emocional y generar inseguridades.
En algunos casos, las personas no pueden entender por qué tienen dificultades para llevarse bien con los demás. Esta situación puede generar frustración, especialmente si no se comprende la causa del problema. En estos casos, es recomendable analizar los patrones de interacción y los factores que puedan estar afectando esas relaciones.
Cinco comportamientos que hacen que no le agrades a los demás
Según Aroa Granados, los pensamientos, habilidades, actitudes y comportamientos pueden modificarse para mejorar nuestras circunstancias. Este proceso comienza con la reflexión sobre nuestras acciones actuales y cómo pueden estar influyendo en nuestra situación.
Es esencial plantearse qué estamos haciendo para propiciar este cambio. Al identificar nuestras conductas y pensamientos, podemos reconocer áreas de mejora y tomar las decisiones adecuadas para lograr un cambio positivo en nuestra vida. A continuación los comportamientos que pueden perjudicar tu relación con los demás.
- No saber escuchar: las personas que tienen dificultades para agradar a los demás suelen ser aquellas que no demuestran interés durante las conversaciones. Esto puede manifestarse en comportamientos como distraerse con otras cosas, dejar de mirar a la persona mientras habla o hacer preguntas irrelevantes respecto al tema que se está tratando.
Para mejorar las relaciones interpersonales y causar una buena impresión, es fundamental practicar la escucha activa. Esto implica prestar atención plena a lo que la otra persona está diciendo, realizar gestos que muestren que estás involucrado en la conversación (como asentir con la cabeza) y practicar la recapitulación, que consiste en resumir lo que la persona ha dicho para asegurarte de que has comprendido correctamente.
“Cuando las personas contamos algo de nuestra vida nos gusta que nos escuchen atentamente, que nos miren y que nos presten atención” menciona la psicóloga.
Además, recomienda el rapport como una estrategia adicional para mejorar las interacciones sociales. Esta habilidad permite crear una conexión genuina con los demás, lo que puede facilitar una comunicación efectiva. Aunque establecer rapport puede parecer complicado, es una habilidad que se puede aprender y desarrollar, tal como se explica en el artículo Rapport: el arma más poderosa para conectar con los demás.
- Querer ser protagonista: el deseo de ser el centro de atención se manifiesta cuando una persona interrumpe constantemente a los demás para contar sus propias experiencias, tan pronto como recuerda algo relacionado con el tema de conversación. En lugar de permitir que la otra persona termine su relato, tienden a acaparar la conversación y redirigirla hacia sí mismas.
Es fundamental recordar que una conversación debe ser un intercambio entre dos o más personas. Por lo tanto, es esencial escuchar activamente, sin interrumpir, y dar espacio para que el otro termine de hablar antes de compartir tu propia experiencia.
- No tener empatía: Según la psicóloga Aroa Granados, cuando alguien comparte una experiencia, ya sea triste o feliz, suele esperar una respuesta emocional de su interlocutor, como compasión o entusiasmo. Esta reacción emocional no solo valida los sentimientos de la otra persona, sino que también fortalece el vínculo entre ambos.
“Siempre que alguien cuenta algo que sea triste o que sea feliz busca que le muestren compasión o entusiasmo” recomienda Granados.
Si te resulta difícil conectar con las emociones de los demás, es fundamental trabajar en la empatía, que es la capacidad de ponerte en el lugar del otro y entender lo que está sintiendo. Una forma de practicar la empatía es reflexionar sobre una situación similar que hayas vivido, recordar cómo te sentiste en ese momento y aplicar esas emociones al contexto de la conversación. Esto te ayudará a responder de manera más genuina y conectada.
- No saber cuándo guardar silencio: una de las razones por la que las personas no suelen causar una buena impresión en las conversaciones es porque a menudo sienten la necesidad de intervenir constantemente, incluso cuando sus comentarios no son relevantes.
“Las personas que caen mal suelen ser personas que hacen comentarios inoportunos, evidentes o que pueden considerarse como estúpidos por los demás. Cómo dice el dicho es mejor callarse y parecer estúpido que hablar y confirmarlo” mencionó la especialista.
Si bien es importante aportar ideas valiosas y pertinentes, si no tienes algo significativo que decir, es preferible no decir nada. A veces, escuchar y esperar el momento adecuado para intervenir es más efectivo que hablar por el simple hecho de hacerlo.
- Ser impuntual: la puntualidad es fundamental cuando alguien te está esperando, ya que llegar tarde de forma habitual puede ser percibido como una falta de respeto hacia esa persona y su tiempo. Para demostrar responsabilidad y consideración, es recomendable llegar a tiempo o, preferiblemente, unos minutos antes. Si en algún momento sabes que llegarás tarde, es importante notificar a la persona con antelación. Al hacerlo, permites reorganizar el tiempo y, aunque llegues después de lo previsto, se apreciará que hayas informado de tu retraso. Esto contribuye a una mejor relación y genera confianza.