Hernán Cortés y su ejército llegaron a Tenochtitlan el 8 de noviembre de 1519, y a partir de entonces los conquistadores europeos iniciaron una lucha para imponer el cristianismo y sus festividades, entre ellas la Navidad, que en el calendario gregoriano se celebra durante la noche entre el 24 y 25 de diciembre.
Aunque actualmente el festejo de Navidad es una tradición que se considera natural en México, es importante recordar que las culturas precolombinas poseían su propia cuenta calendárica y en los días equivalentes a diciembre, celebraban un rito por el solsticio de invierno.
Los mexicas tenían clara la fecha del solsticio de invierno y alrededor de ella existía una festividad llamada “Panquetzaliztli”, dedicada a Huitzilopochtli, deidad del sol y la guerra, la cual tenía elementos simbólicos relacionados con el renacimiento del astro y la victoria de la luz sobre la oscuridad.
El Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que la veintena de Panquetzaliztli era la fiesta del nacimiento del dios patrono del pueblo mexica, Huitzilopochtli.
Las curiosas similitudes entre la Navidad cristiana y la Panquetzaliztli
La celebración que llevaban a cabo los mexicas, o aztecas, era por el renacimiento del sol, mientras que la esencia de la Navidad es el nacimiento de Cristo.
Además de que se celebran muy cerca del solsticio de invierno, ambas festividades simbolizan el renacer de la luz y una nueva esperanza para el mundo, pues se empieza a superar la oscuridad.
Se debe resaltar que la festividad azteca se llevaba a cabo en el quinceavo mes del calendario mexica (entre el 7 y el 26 de diciembre del calendario gregoriano) y coincidía con el solsticio de invierno, es decir, muy cerca del 24 de diciembre.
Para los aztecas, el sol era la fuente de la vida y por lo tanto era fundamental para el reinicio de los ciclos agrícolas. Por esa razón se celebraba el renacimiento de Huitzilopochtli, simbolizando el resurgimiento del sol después del día más corto del año.
En la vieja Tenochtitlan se decoraban los templos y espacios con flores, banderas y colores vivos, al igual que en la Navidad se adornan los hogares con luces y decoraciones.
Mucho antes de la llegada de los españoles y el cristianismo, los mexicas celebraban el Panquetzaliztli, una festividad que de forma curiosa coincidía parcialmente en el simbolismo y fecha con lo que actualmente se celebra como Navidad.
Durante los festejos en Tenochtitlan, se realizaban danzas, ofrendas, sacrificios y rituales para asegurar la fortaleza del sol y la continuidad de la vida.
Los participantes llevaban flores, banderas y decoraciones coloridas en honor a Huitzilopochtli, su máxima deidad, pues se creía que éste había logrado vencer a la oscuridad para abrir paso a un nuevo ciclo de las cosechas y por lo tanto, de la vida para todo su pueblo.