Las festividades decembrinas en México son un verdadero festín de sabores, colores y tradiciones que encuentran su máxima expresión en la mesa familiar. Entre los platillos más emblemáticos de esta temporada destacan los romeritos, el bacalao, la pierna de cerdo y el pavo relleno, cada uno con una preparación y un simbolismo que representan la calidez y la riqueza cultural de los hogares mexicanos.
La jugosidad y los sabores especiados de la pierna de cerdo, así como el dulzor del pavo relleno con frutos cristalizados, encuentran su máxima expresión gracias al arte del maridaje. De acuerdo con la revista digital especializada en vitivinicultura, Tecnovino, este proceso consiste en combinar platos de sabores intensos con vinos de cuerpo robusto, logrando así una armonía que potencia y equilibra los matices de cada preparación.
Según el periodista gastronómico y sommelier Carlos Borboa, el vino es el acompañante ideal para realzar los sabores de estos platillos tradicionales. Su capacidad de armonizar con la complejidad de ingredientes y texturas de cada preparación lo convierte en un elemento que eleva la experiencia gastronómica. Más allá de ser una bebida, el vino se integra como un componente que realza los matices únicos de cada receta, resaltando su carácter y autenticidad.
Los protagonistas de la cena navideña
Los platillos tradicionales que adornan las mesas mexicanas durante las festividades de invierno tienen una gran carga simbólica y son la esencia de las celebraciones. La pierna de cerdo, uno de los protagonistas indiscutibles de estas cenas, destaca por su jugosidad y sabor intenso. Generalmente horneada o rostizada, se caracteriza por su textura tierna y su piel crujiente, lo que la convierte en una delicia irresistible en cada bocado.
El pavo relleno, otro de los platillos más esperados durante las festividades, destaca por su carne suave y su relleno, cuyo contenido varía según la región. Este se complementa con ingredientes como frutos cristalizados, nueces e incluso tocino, creando un delicioso contraste entre lo dulce y lo salado. Según el sitio web de Recetas Nestlé, aunque el pavo relleno tiene su origen en Inglaterra, ya formaba parte de la celebración del solsticio de invierno de los aztecas, conocida como “Panquetzaliztli”.
Los romeritos, un platillo perfeccionado por monjas, son conocidos por su mole espeso y su combinación con camarones secos, papa cambray y nopales, que le otorgan un sabor único y profundo. Las hojas de romero, que dan nombre al platillo, se combinan con el dulce y el picante del mole, creando una mezcla de ingredientes europeos y mexicanos que evocan la riqueza de la cocina prehispánica y colonial, según Directo Al Paladar.
El bacalao a la vizcaína es un claro reflejo de la influencia de la gastronomía española en la mesa mexicana y uno de los platillos más emblemáticos de las celebraciones decembrinas. Su popularidad creció durante la cuaresma, cuando se convirtió en una alternativa a las carnes rojas, que estaban prohibidas en ese periodo.
Este platillo, preparado con bacalao desmenuzado, se acompaña de ingredientes como aceitunas, alcaparras, cebolla y almendras, lo que le otorga un sabor salado y ligeramente ácido, equilibrado con el toque dulce de algunos de sus componentes como las almendras.
Los maridajes ideales
El vino se convierte en un aliado ideal para realzar los sabores de los platillos tradicionales mexicanos. De acuerdo con el sommelier y director del Concours Mondial de Bruxelles, Carlos Borboa, cada receta encuentra en un buen vino, el complemento perfecto para destacar sus matices, comenta en la página web de Monte Xanic.
- Pierna de cerdo: jugosa y especiada, se marida idealmente con un vino tinto de Merlot con crianza en barrica. Su complejidad aromática, con notas de frutos rojos y especias, complementa perfectamente la suavidad y el sabor profundo de la carne de cerdo, creando una armonía que resalta su textura y sazón.
- Pavo relleno: según el experto, si este contiene frutos cristalizados, el vino ideal sería un Chardonnay o un Chenin Colombard, ambos con notas frescas y frutales que equilibran el dulzor de los ingredientes del relleno.
Sin embargo, si el relleno es más robusto, con nueces y tocino, los vinos recomendados son más potentes y estructurados, como un Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Nebbiolo o Malbec. Estos vinos, con su mayor grado de astringencia y cuerpo, complementan la riqueza del relleno, realzando sus sabores intensos.
- Romeritos: su mole dulce y sus notas herbáceas y terrosas encuentran el maridaje ideal en un vino como el Calixa Syrah. Este vino, con su potente frutalidad y sus toques de madera, complementa las sensaciones intensas y complejas de este platillo tradicional mexicano.
- Bacalao: con su mezcla de sabores salados y ligeramente ácidos gracias a ingredientes como aceitunas y alcaparras, se acompaña perfectamente de un Sauvignon Blanc. Este vino, fresco y ácido, corta la intensidad del platillo y balancea la mezcla de sabores mediterráneos, proporcionando una experiencia gastronómica más ligera y refrescante.