La noche del 15 de agosto de 2016, el restaurante La Leche fue escenario de un operativo que marcaría un hito en las tensiones del narcotráfico en México: el secuestro de Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, mejor conocidos como “Los Chapitos”.
Este evento, ampliamente mediatizado, quedó inmortalizado en el corrido “La Última Cena”, interpretado por Revólver Cannabis y Colt Romero, un tema que, pese a la historia que cuenta, no es de los más conocidos.
La letra, cargada de referencias a los hechos reales, detalla la intrincada red de lealtades, traiciones y negociaciones que surgieron tras el “levantón” de los medios hermanos de Joaquín y Ovidio Guzmán López.
La narración del secuestro en el corrido
El corrido inicia con una recreación del ataque al restaurante, interrumpiendo la celebración del cumpleaños número 33 de Iván Archivaldo. Las primeras líneas son contundentes: ”Todos al suelo que nadie se mueva y los celulares donde yo los vea”, relatando cómo un grupo armado ingresó al establecimiento, despojando a los presentes de sus pertenencias y tomando como rehenes a los hermanos Guzmán.
La letra describe el desconcierto y la tensión en medio de la operación: ”La cena sirvieron en el restaurante, todos festejaban el cumple de Iván, pero a la mesa le faltaba el postre porque gente armada llegó esa noche”.
Por esas fechas, Joaquín Guzmán Loera estaba recluido en un penal de máxima seguridad en Ciudad Juárez, mientras el Cártel de Sinaloa (CDS) enfrentaba divisiones internas, especialmente entre las facciones de los también conocidos como “Los Menores” y la de Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado”, antiguo aliado de “El Chapo”.
“Por el aparato hay escasas noticias, nadie sabe nada si siguen con vida. Sigue la cadena, pero de favores, y algunos rezan por los menores. A Iván y Alfredo los levantaron, y con el viejo ya se enredaron”.
La narrativa aquí cambia para reflejar el ambiente de incertidumbre tras el secuestro. La “cadena de favores” indica la movilización de contactos y aliados del Cártel de Sinaloa (CDS) para buscar información sobre el paradero de los rehenes. Las referencias a “rezar por los menores” subrayan la gravedad de la situación, así como la preocupación por el impacto que tendría en las estructuras internas del cártel.
“Tal vez sería la última cena, los plebes sabían que tenían problemas. Se dio cuenta Alfredo que no era una broma, porque con rifles los encañonan. No hubo tiempo de sacar la corta, allá en Vallarta está fea la cosa.”
La posibilidad de que esta fuera “la última cena” enfatiza la tensión y el peligro enfrentado por los hijos de “El Chapo”. La referencia a Alfredo dándose cuenta de que “no era una broma” ilustra el reconocimiento de la seriedad del ataque. Asimismo, se menciona la imposibilidad de defenderse (“no hubo tiempo de sacar la corta”), lo que resalta la preparación del grupo atacante y la desventaja en la que se encontraban “Los Chapitos”.
El padrino Mayo Zambada
“Dijo el padrino, por ellos respondo, los cautivos valen su peso en oro. Quiero de regreso a Iván y a Alfredo, ustedes digan si es por dinero. El tiempo corre como los caballos, pero se detiene si lo ordena El Mayo”, señala la intervención de Ismael “El Mayo” Zambada, figura clave dentro del CDS.
Zambada habría liderado las negociaciones para asegurar la liberación de los hermanos, evitando así una escalada violenta entre el CDS y sus enemigos, principalmente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), señalado como responsable del operativo en Vallarta.
El apodo “padrino” subraya su papel como protector y mediador en situaciones críticas. La frase “valen su peso en oro” no solo resalta la importancia estratégica de los hermanos, sino también su valor simbólico dentro del grupo criminal.
El corrido también alude al nivel de movilización dentro del CDS para garantizar la seguridad de los Guzmán Salazar:” Toda la gente del general le hablaron al Panu, querían apoyar; azules, güeritos, de todos colores, jefes, comandantes, soldados y halcones. Poco a poco se hizo una milicia, parecían los tiempos de Pancho Villa.”
Estas líneas reflejan cómo el CDS unió fuerzas entre sus diferentes facciones y aliados, rememorando los días de mayor fortaleza militar del cártel.
De igual forma, se menciona a “El Panu”, identificado como Óscar Noé Medina González, señalado como un lugarteniente clave de los Guzmán Salazar y por quien las autoridades de Estados Unidos ofrecen una recompensa de 4 millones de dólares. La comparación con los “tiempos de Pancho Villa” evoca imágenes de guerrillas organizadas y refuerza la idea de una operación bélica estructurada para defender al cártel.
“Los que en las malas siempre están conmigo, me queda claro: estos sí son amigos. Los de La Perla se portaron gente, nos dieron un trato como de reyes. Gracias a Dios puedo contarles eso, no cualquiera vuelve si te dan por muerto.”
En esta sección, se menciona el apoyo recibido de aliados de confianza durante el secuestro, enfatizando la importancia de la lealtad en el mundo del narcotráfico.
La canción cierra con una nota de alivio y celebración, narrando el regreso de los Guzmán Salazar a su natal Culiacán. “Esta no será la última cena, pero en mi mente quedó aquella escena. Allá en Culiacán todos festejaron por el regreso de los dos hermanos. Y de Vallarta los recuerdos quedan, porque los menores siempre dejan huella.”
La frase “los menores siempre dejan huella” refleja no solo su importancia dentro del cártel, sino también el impacto de este evento en la narrativa cultural del narcotráfico.
Las otras versiones
Los rumores señalan que la intervención de Joaquín Guzmán, desde prisión, y la presión ejercida por el Cártel de Sinaloa a través de amenazas contra los hijos de Nemecio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), fueron clave para evitar una escalada violenta y asegurar la liberación de los hermanos.
De acuerdo con declaraciones de Dámaso López Serrano, conocido como “El Mini Lic”, en una entrevista con el periodista Luis Chaparro, él negó haber participado en la planificación del secuestro de Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Alfredo Guzmán Salazar en Puerto Vallarta. Sin embargo, admitió tener conocimiento previo de los acontecimientos.
“Yo no lo planeé”, afirmó, y agregó que conocía a las personas que llevaron a cabo el operativo. Según su testimonio, fue informado de que Iván celebraría su cumpleaños en Puerto Vallarta, y su único papel habría sido verificar esta información: “Me dijeron, ‘Sabemos que Iván se va a festejar en Vallarta’. Yo investigué, pero la verdad no supe nada más”.
Estas declaraciones han sido objeto de controversia, ya que algunos lo señalan como quien delató a los hermanos Guzmán Salazar, facilitando su captura para beneficiar a sus propios intereses en el Cártel de Sinaloa.
El 22 de agosto de 2016, los Guzmán Salazar fueron liberados en condiciones que aún generan especulaciones sobre posibles acuerdos entre ambas organizaciones.