Este sábado 30 de noviembre se llevó a cabo un homenaje póstumo en memoria de Silvia Pinal, querida artista mexicana considerada como la última gran diva del cine de oro mexicano, en el Palacio de Bellas Artes y sus familiares aceptaron que fuera de cuerpo presente.
El evento comenzó con un conmovedor discurso de Sylvia Pasquel, primogénita de la estrella mexicana, quien agradeció a su madre por sus enseñanzas tanto personales como profesionales y, entre lágrimas y con la voz cortada, enalteció la gran familia que construyó.
“Hoy estamos aquí en el Palacio de Bellas Artes, que es el recinto más importante de todo nuestro país para despedir por segunda ocasión, que ella se encuentra, se encontró en este recinto. Hace dos años le rendimos pleitesía aquí haciéndole un homenaje en vida, en vida donde la acompañaron todos sus amigos, productores, actores, compañeros de trabajo, y todo su público, hoy también nos juntamos aquí para darle la despedida a la más grande diva que ha dado este país, para todo el público mexicano es una pérdida, pero para nosotros, su familia, se va nuestra amada madre.”
Sylvia Pasquel agradeció al Palacio de Bellas Artes por rendirle un homenaje a Silvia Pinal en reconocimiento a la gran estrella que para el medio artístico internacional, así como a Efigenia Ramos, asistente personal de la actriz, por acompañarla todos los días durante más de tres décadas y al productor Iván Cochegrus por su amistad.
“A mi amada familia que se encuentra el día de hoy, a mis nietas, a mi hermana, a sus esposos, a sus parejas, a mi hija y a todos sus amigos, compañeros y público que nos acompañan el día de hoy. Y voy a ser breve porque la emoción no me deja hablar, discúlpenme”, continuó.
“Agradezco todas las muestras de cariño, sus palabras en este momento tan doloroso que son un bálsamo y digo sí, dolor, porque duele mucho perder no nada más a la más grande diva de este país, dolor que todos los que la miran y quieren compartimos, hablo de un dolor que parte mi corazón al perder a mi más grande amor, a mi niña, a mi madre amada, con la que compartí desde una concha de dulce hasta la caricia más tierna o la oración más sentida, mi hermosa, tierna, simpática, ocurrente, bella madre. Dios está de fiesta porque una de sus hijas más queridas regresa a sus brazos para llenar el cielo de alegría, picardía y arte. Vuela alto, vuela alto como siempre lo hiciste, querida madre. Te amamos mucho y hoy te decimos adiós con todo nuestro amor y con todo nuestro corazón. Gracias.”, finalizó.