¿Tienes ansiedad? Así puedes detectar y controlar los síntomas, según la UNAM

La universidad recomendó acudir con un especialista cuando “la emoción de ansiedad es recurrente y con gran intensidad”

Persona mordiéndose las uñas (Imagen Ilustrativa Infobae)

La ansiedad es una respuesta anticipatoria a una amenaza futura y está relacionada con la tensión muscular, vigilancia sobre aspectos vinculados con el futuro y comportamientos de cautela o de evitación, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Sin embargo, según la misma información, la ansiedad se diferencia del miedo, pues este último se encuentra asociado a episodios de activación anatómica que resultan necesarios para ejecutar acciones de lucha o de escape, así como a pensamientos de inminente peligro y conductas de huida.

En una publicación de Gaceta UNAM, la universidad alertó sobre los síntomas y causas de la ansiedad, además de que dio recomendaciones para controlar los episodios o ataques, aunque destacó que para tener una mejor diagnóstico y en su caso, atender la afección, se debe acudir con un profesional de la salud, ya sea un médico, psicólogo o psiquiatra.

¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad?

De acuerdo con la casa de estudios, la ansiedad puede provocar que la persona deje de realizar actividades necesarias para su desarrollo personal, social y laboral. Si el nivel y la frecuencia de la ansiedad aumentan, se llegan a desarrollar trastornos en el estado de ánimo (incluso depresión) y graves problemas de autoestima.

Cuando nos sentimos ansiosos, es normal estar nervioso o inquieto ante determinadas circunstancias; es parte de la naturaleza de los seres humanos. Nos ayuda a enfrentarnos a ciertos requerimientos y exigencias concretas de la vida, a utilizar adecuadamente nuestros recursos para hacer frente a las demandas, permitiendo aumentar nuestro rendimiento.

Los signos y síntomas de la ansiedad más comunes son:

  • Sensación de nerviosismo.
  • Agitación o tensión.
  • sensación de peligro inminente, de pánico o catástrofe.
  • Aceleración del ritmo cardiaco.
  • Respiración acelerada o hiperventilación.
  • Sudoración.
  • Temblores en manos y piernas.
  • Sensación de debilidad o cansancio.

Por otro lado, en sentido estricto, no es posible afirmar la existencia de una región específica del sistema nervioso en donde se concentre la ansiedad.

No obstante, existe una gran cantidad de centros nerviosos que influyen en la producción y modulación de ella, la mayoría de ellas corresponden al sistema límbico que, a su vez, involucra diversas áreas de la corteza cerebral, el septo lateral –localizado en la parte medial de los hemisferios del cerebro–, así como la amígdala, que es una región situada a ambos lados del cerebro.

¿Qué la ocasiona?

Para entender las causas de la ansiedad es importante hacer la distinción entre la ansiedad que se puede sentir en la vida diaria y la de un trastorno de ansiedad. En un trastorno, los miedos son intensos, excesivos y persistentes, mientras que la ansiedad en la vida diaria es ocasional y breve.

Algunas situaciones que pueden generar ansiedad en la vida cotidiana son el trabajo, como el cumplimiento de entregas en fechas determinadas con poco tiempo para trabajar en ello; algún periodo de exámenes; hacer frente a la incertidumbre; un evento importante, hablar en público, entre otros.

Tipos de ansiedad

Algunos tipos de trastornos son:

  • Ansiedad generalizada.
  • Ansiedad social (fobia social).
  • Fobias específicas.
  • Ansiedad por separación.

Es posible padecer más de un trastorno de ansiedad. Los factores de riesgo para la ansiedad ocasional y para la patológica no están definidos del todo; sin embargo, existen factores como la genética, la biología y la química del cerebro, el estrés y el entorno, que pueden incidir para que ésta se presente.

¿Cómo puedes controlarla?

De acuerdo con la terapia cognitivo conductual, se recomienda:

  • Informarse. Muchas personas desconocen que los síntomas que padecen están causados por la ansiedad. El primer paso para recuperarse es saber qué les está pasando y darse cuenta de los síntomas.
  • Reinterpretar el problema. Es necesario interpretar la amenaza de forma menos grave, ser realistas y no magnificar.
  • Desviar la atención. Las personas debemos aprender a relajarnos, a no centrar nuestra atención todo el tiempo en el problema.
  • Interpretar los problemas como un desafío. Concebir las dificultades como un desafío, en vez de como una amenaza.
  • Relajación. Aplicar técnicas de relajación muscular progresiva, respiración, imaginación, entre otros. Cuando se entrenan estas habilidades, los problemas empiezan a resolverse.

Todos sentimos ansiedad en algún momento de la vida. Los problemas familiares, las dificultades económicas y las situaciones nuevas generan habitualmente un “estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo”.

Para combatir la ansiedad adaptativa se proponen las siguientes pautas de estilo de vida:

  • Ejercicios de relajación (respiraciones, yoga…) y mindfulness, que “va muy bien para la ansiedad”.
  • Practicar ejercicio físico regular, el cual es un “ansiolítico natural”.
  • Cuidar la alimentación.
  • Dormir bien.
  • Saber poner límites, lo que se traduce, entre otras cosas, en “no excederse en el terreno laboral y no llevarse trabajo a casa”.
  • Saber pedir ayuda, ya que “tendemos a cargarnos con demasiadas tareas”.
  • Aprender a identificar los pensamientos negativos y cuestionarlos.

La ansiedad o la preocupación extremadamente intensas pueden ser una señal de un trastorno de ansiedad. Es importante que las personas con un trastorno de ese tipo reciban atención adecuada de un profesional de la salud. Por supuesto, estos consejos también pueden ser de ayuda, pero la manera recomendada de hacer frente a un trastorno de ansiedad es recibir tratamiento profesional.