Silvia Pinal y Diego Rivera se conocieron en la década de 1950, un período en el que ambos ya eran figuras destacadas en sus respectivos campos. El estatus de ambos personajes los hizo unirse para retratar a uno de los rostros más bellos e icónicos del mundo del espectáculo en México con una pintura que podría alcanzar un valor de hasta 3 millones de dólares y que no cuenta con la opción de ser vendida o regalada.
Este encuentro ocurrió gracias al arquitecto de la actriz, quien organizó una reunión entre ellos para que el célebre muralista realizara un retrato de Pinal. Aunque no se conoce la fecha exacta del primer encuentro, se sabe que fue en ese tiempo cuando Rivera, ya consolidado como uno de los máximos exponentes del arte mexicano, pintó el retrato que posteriormente se convertiría en una de sus piezas más emblemáticas.
¿Cuánto vale la célebre pintura de la diva?
Se sabe que debido a la modelo y al propio pintor, esta obra es considerada como una de las más valiosas de México, no solo de forma monetaria sino por la historia de los protagonistas. No obstante, expertos han determinado que podría alcanzar la exorbitante cifra de 3 millones de dólares, es decir, hasta 60 millones de pesos aproximadamente.
Lo anterior debido a que Diego Rivera es considerado como uno de los mejores exponentes del muralismo mexicano a nivel internacional y, en conjunto con Silvia Pinal, lograron crear una pintura que refleja gran parte de la cultura mexicana.
¿Por qué no se ha vendido?
Aunque muchos amantes del arte y coleccionistas de piezas raras y especiales han tratado de acercarse a la familia Pinal para ponerle precio al cuadro de Rivera, hay una gran razón por la que no ha dejado de ser propiedad de la actriz.
De acuerdo con la propia diva, durante una entrevista que ofreció al programa ‘Todo para la Mujer’, no hay posibilidad de que se venda, regale o done la obra debido a que ya se encuentra enlistado en el testamento de la señora Pinal y serán sus hijos los herederos.
“Se crea una fundación para renovar la fundación Rafael Banquells y para poder seguir ayudando a los actores que no tienen apoyo (...) dos, se registra el nombre de Silvia Pinal porque al final pues es un nombre importante y esto registra los derechos contra cualquier acto intelectual que se vaya a hacer, una serie, un programa, biografía o algo, es una marca”, dijo Luis Enrique Guzmán.
“No se puede donar lo que ya está heredado, y decían que el cuadro se lo querían quedar, el cuadro no se puede donar porque la fundación no es una fundación cultural, el cuadro está desde hace muchos años en un fideicomiso donde hay tres hijos y no se puede hacer nada con el cuadro a menos que los tres hijos estén de acuerdo”, agregó.
Del mismo modo, la propia Silvia Pinal destacó que continúa admirando en su casa este icónico cuadro y reveló que ya tiene los nombres de quiénes se quedarán con él: “Lo voy a dejar a mis hijos: Alejandra, Luis Enrique y Sylvia, cuando ya no esté. Lo voy a heredar al Museo de Diego Rivera con cierta propiedad para mis hijos; ellos lo dan a la Casa de Diego, pero es de mis hijos, tiene seguro”.
El día que Silvia Pinal inmortalizó su imagen a través de Diego Rivera
La diva guarda entre sus recuerdos más preciados un encuentro que marcó su vida: el día que conoció al afamado muralista Diego Rivera. Este episodio, que la actriz compartió en una entrevista con Gustavo Adolfo Infante, no solo unió a dos figuras icónicas del arte y la cultura mexicana, sino que también resultó en la creación de un retrato que ha trascendido generaciones.
Todo comenzó por la intervención del arquitecto de Silvia Pinal, quien organizó una reunión con Diego Rivera con la intención de que el célebre pintor realizara un retrato de la actriz. En ese momento, Rivera ya era una figura consolidada en el ámbito artístico a nivel internacional, conocido por sus impactantes murales y por retratar con maestría el espíritu de México.
Al recordar ese momento, Pinal confesó que, aunque estaba emocionada por la oportunidad, también estaba preocupada por el costo de la obra. “Mire maestro, yo estoy muy preocupada, porque usted es tan famoso, y el cuadro está divino, pero yo necesito saber cuánto me va a costar”, dijo la actriz al pintor. La respuesta de Rivera fue tan inesperada como generosa: “¿Qué le parece si no le cobro?”.
Silvia Pinal, deseosa de mostrar su gratitud, insistió en pagar por el retrato, aunque fuera una cantidad simbólica. Sin embargo, Diego Rivera fue tajante: o no le cobraría nada, o le cobraría una cifra exorbitante, que estaba fuera del alcance de la actriz. Ante esta situación, Pinal aceptó el regalo, reconociendo el valor incalculable de tener una obra creada por uno de los máximos exponentes del arte mexicano.