Durante ‘La Mañanera’ de este jueves, la subsecretaria de Educación Básica, Noemí Juárez, reivindicó la importancia de las mujeres en la historia y subrayó la labor fundamental de Dolores Jiménez y Muro como ideóloga y propagandista en el proceso revolucionario.
Inició su intervención mostrando una fotografía -aquí adjunta- que retrata la reunión entre Francisco Villa y Emiliano Zapata en Palacio Nacional (en 1914) y destacó la presencia de una mujer al centro de la imagen, por encima de los caudillos revolucionarios. Se trata de Dolores Jiménez y Muro.
Juárez explicó que esta fotografía demuestra que las mujeres siempre estuvieron presentes en los momentos históricos y en la construcción de México, no sólo como acompañantes, sino como ideólogas y propagandistas.
La imagen de Jiménez y Muro se retomó en esta cápsula para conmemorar la firma del Plan de Ayala, llevada a cabo el 28 de noviembre de 1911, en la que Dolores formó parte, a través de un proemio -prólogo-, y procedió a la lectura de un fragmento.
“Han hablado muy alto los altruistas autores del PLan de Ayala, diciendo con elocuente lenguaje que para que los beneficios que encarna nuestra magna constitución sean un hecho preciso que el proletgariado y el indígena no tengan hambre, que no los martirice el frío, que sean hermanos de sus semejantes y nos su propiedad menospreciada, como ha sido hasta hoy”, leyó.
“Este ideal tan noble es complementario a la obra libertaria de 1821 y de 1857. Esta es la tercera y grandiosa etapa de nuestra evolución política y social. Firma: Dolores Jiménez y Muro”, agregó.
“La antorcha de la Revolución”
Dolores Jiménez y Muro -conocida como “La antorcha de la revolución”- fue escritora, periodista e ideóloga, además de ser coautora de proyectos políticos revolucionarios que fueron más allá de la lucha antirreeleccionista. Estos incluyeron propuestas económicas y sociales para transformar las condiciones de vida del pueblo mexicano.
En 1910, con 62 años, Dolores presidió el club femenil antirreeleccionista ‘Hijas de Cuauhtémoc’, un grupo que apoyaba la lucha de Madero y reivindicaba los derechos políticos y la igualdad de las mujeres.
En septiembre de ese año, las ‘Hijas de Cuauhtémoc’ salieron a protestar contra el fraude durante las elecciones presidenciales y enarbolaron la consigna “es tiempo de que las mujeres mexicanas reconozcan que sus labores van más allá del hogar”. La manifestación fue reventada por la policía; Dolores fue capturada y encarcelada. Luego de su liberación, se incorporó a la Revolución, que había estallado el 20 de noviembre.
Propagandista, espía y contrabandista de armas
Jiménez y Muro participó en grupos maderistas en el sur de la Ciudad de México y colaboró con un grupo clandestino en la formulación del plan político-social del 18 de marzo de 1911, que proclamaba:
“Se protegerá, en todo sentido, a la raza indígena, procurando por todos los medios su dignificación y prosperidad. Todas las propiedades que han sido usurpadas para darlas a los favorecidos por la actual administración serán devueltas a sus antiguos y legítimos dueños”.
Dolores se sumó al zapatismo como propagandista, espía, contrabandista de armas y como agente confidencial de Zapata entre Morelos y la Ciudad de México.
Tras el golpe de estado contra Madero (en 1913) fue encarcelada -nuevamente- por sus críticas periodísticas contra Victoriano Huerta. Al ser liberada, se reincorporó al zapatismo, donde inició trabajos pedagógicos para mejorar la educación del ejército liberador del sur y del pueblo de Morelos.
Después del asesinato de Zapata (1919), Dolores se mudó a la Ciudad de México, donde colaboró en las misiones culturales de la Secretaría de Educación Pública. Murió el 15 de octubre de 1925, a los 77 años.