Actualmente se ha dado un fenómeno que no es nuevo, pero sí renovado, que ha causado notoriedad en las nuevas generaciones que poco a poco se ven inmiscuidas en ello.
Si eres de los que llega a la oficina minutos antes de su hora de entrada y parece no tener un horario de salida, y al salir de la oficina, en el trayecto rumbo a casa y en ya en ella continuas realizando acciones relacionadas con “el trabajo” y agradeces en cada oportunidad a los dioses por la existencia del smartphone, quizá no te has percatado o nadie te lo ha dicho aún; pero eso, no es sano.
Anteriormente se manejaba el término workaholic como la acción de aquellos que nomás vivían y pensaban sólo en el trabajo, no obstante, hoy en día, con la aparición de gadgets ese concepto quedó rebasado dando pie a la productividad tóxica, la cual muy probablemente muchos aplican sin darse cuenta de ello.
¿De qué va?
Sin duda, la productividad debería facilitarnos el poder lograr nuestras tareas de manera eficiente y administrada, permitiéndonos tiempo libre para actividades personales, pero cuando se prioriza de manera extrema, poco a poco comienza a causar un desequilibrio y afectaciones en nuestra vida diaria, a la postre daños a la salud mental, física y emocional.
Existen algunos rasgos que permiten identificar a quienes son adictos al trabajo:
- Tienen tendencias compulsivas a trabajar intensamente.
- Tienen dificultad para relajarse.
- Existe dificultad para relacionarse con el resto de sus compañeros.
- Son incapaces de delegar responsabilidades.
- No trabajan en equipo.
- Quieren tener todo bajo control.
- Su autovaloración se centra en el trabajo, pero no en los aspectos personales de su vida.
- Son incapaces de establecer diferencia entre su espacio privado y el laboral.
- Sentimiento de culpa por no trabajar.
- Trabaja estando enfermo.
- Habla constantemente de trabajo cuando está con su familia o amigos.
- Toma pocas o nulas vacaciones.
- Su autoestima depende del nivel de productividad que generen.
No obstante, las empresas o instituciones también son culpables, en parte, por éste tipo de conductas entre su personal con situaciones como realizar llamadas o el uso del correo electrónico profesional fuera dela horario de trabajo o no respetar los días de descanso establecidos ni respetar los horarios de entrada y salida, entre otras.
Cuando las tareas laborales nos dominan, descansar o realizar actividades de ocio puede parecer una pérdida de tiempo, lo cual genera ansiedad y la sensación de que siempre deberíamos estar haciendo algo productivo, lo que lleva a evitar el descanso necesario para el bienestar físico y mental, es decir, el descanso se percibe erróneamente como pereza.
Contrario a lo que se piensa, ser multitask o multitareas, “no es garantía de eficiencia, ya que en realidad interfiere con nuestra capacidad para concentrarnos y procesar información de manera efectiva, dicho hábito puede dejarnos más cansados en lugar de ayudarnos a avanzar”, señala una investigación realizada en la Universidad de Stanford.
Terapia
Como en cualquier adicción, cuando uno asume que la padece, ese es el primer paso para poder cambiar o revertir la situación.
Lo ideal es ponerse en manos de especialistas, ya que se trata de un problema psicológico, el cual puede ser tratado mediante terapia cognitiva-conductual, para que el paciente aprenda a gestionar y autocontrolar su trabajo a la vez que aprende a disfrutar fuera del ámbito laboral, tener una conducta asertiva, aprender a delegar y reducir la autoexigencia.