Mexicali tiene un desarrollo histórico que comenzó como una colonia agrícola impulsada por la irrigación, para luego transformarse en una ciudad clave que combina una sólida infraestructura económica con un tejido institucional que ha fomentado el crecimiento socioeconómico y cultural de la región.
En el marco del Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB, por sus siglas en inglés) de la UNESCO, desde 1973 se reconoció el concepto de ecosistema urbano como una creación humana. Mexicali se integra a esta categoría como un ecosistema dinámico y abierto que, al igual que otras ciudades, consume, transforma y libera recursos en un constante intercambio de materia y energía.
Este funcionamiento responde a las necesidades de sus habitantes y a las complejas interacciones con otros ecosistemas, ya sean naturales o artificiales, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. La posición fronteriza de Mexicali con los Estados Unidos ha sido un factor crucial en su desarrollo y evolución. Su ubicación estratégica no sólo define su economía, fuertemente vinculada al comercio y la industria global, sino también su papel como punto de encuentro entre culturas y sistemas productivos.
La historia de Mexicali
De acuerdo con una investigación de la revista Ciencia UNAM, la ciudad de Mexicali, fundada oficialmente el 14 de marzo de 1903, tiene sus raíces en la llegada de los primeros inmigrantes nacionales y extranjeros que transformaron el desierto en un incipiente sistema agrícola. En sus inicios, la ciudad dependía en gran medida de su interacción con ecosistemas urbanos más desarrollados, tanto nacionales como extranjeros.
Antes de que Baja California se convirtiera en estado en 1952, la ciudad era un territorio cuya economía giraba en torno a la producción agrícola, alimentada por los afluentes del Río Colorado. Este río permitió el desarrollo de sistemas de irrigación que dieron vida al Valle de Mexicali, sentando las bases para su futura expansión.
A lo largo del tiempo, la ciudad pasó de ser un pequeño sistema agrícola a convertirse en un destacado ecosistema urbano e industrial. La tecnificación de los procesos agrícolas en el siglo XX, junto con los avances en el manejo del agua, consolidaron al Valle de Mexicali como una de las regiones más modernas y productivas de México en la década de los cincuentas.
Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, el flujo migratorio desde el centro del país y la inclusión de Mexicali en la zona de libre comercio impulsaron un cambio económico y social, transformando la ciudad de un sistema agrícola a una economía urbana diversificada.
“Esta transformación fue relativamente acelerada gracias a grandes inversiones gubernamentales en infraestructura agrícola e industrial y la llegada de capitales extranjeros, como los de la “Colorado River Land Company”, que por cierto aprovechando la oferta adquirió alrededor de 350 hectáreas para la siembra de algodón” menciona la revista.
Grandes inversiones gubernamentales, capital extranjero y proyectos hidráulicos como el drenaje del delta del Río Colorado fomentaron el desarrollo agrícola e industrial, sentando las bases para su crecimiento sostenido desde las primeras décadas del siglo XX. Este desarrollo se aceleró significativamente en 1994 con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), lo que aumentó la industrialización y el intercambio transfronterizo.
La transformación urbana incluyó la construcción de parques industriales, vías de comunicación y una creciente concentración de mano de obra, acompañado de cambios sociales y económicos. Estas dinámicas, alimentadas por la llegada de capitales extranjeros y una mayor urbanización, consolidaron a Mexicali como un importante ecosistema urbano moderno, caracterizado por un continuo flujo migratorio y una interacción creciente entre los elementos naturales y urbanos.
Los ecosistemas
Como ecosistema urbano, ha adaptado sus elementos bióticos a un entorno abiótico modificado, dependiendo de la importación de energía, como gas y subproductos del petróleo, ante la disminución de su producción local. Este sistema integra tanto materia prima transformada localmente, como la carne de res, como productos finales listos para consumo, además de enfrentar la llegada de especies exóticas que desplazan a las nativas.
Asimismo, la ciudad se ha convertido en un crisol cultural por la influencia de migrantes chinos, estadounidenses y del sur de México, quienes han transformado sus dinámicas sociales y culturales, destacando la comunidad china con su Barrio Chino en el centro histórico de la ciudad y su reconocida gastronomía fusión chino-mexicana.
Transformaciones del paisaje
El acelerado crecimiento urbano de Mexicali, marcado por la expansión de parques industriales, infraestructura moderna, zonas residenciales y centros comerciales como La Cachanilla y Nuevo Mexicali, ha transformado su paisaje, integrándose en un gran sistema urbano interdependiente.
Sin embargo, este desarrollo enfrenta retos como la escasez de recursos hídricos, debido a su ubicación en el desierto del Altar y las restricciones del uso del Río Colorado, así como problemas de contaminación atmosférica mal monitoreados.
“Este continuo desarrollo enfrenta retos significativos en términos de contaminación y disponibilidad de recursos hídricos, debido principalmente a la ubicación geográfica de la ciudad dentro de un ecosistema desértico (Desierto del Altar Sonora), las limitantes del uso del Rio Colorado especificadas en por la Comisión Internacional de Limites el Agua (CILA) y las deficiencias en el monitoreo”.
La industria maquiladora, con más de 180 fábricas en sectores como el aeroespacial, médico y automotriz, se ha convertido en un pilar económico, exigiendo una compleja red de interconexiones y abastecimiento energético, tanto local como transfronterizo, influenciada por el sistema capitalista que regula estos flujos económicos y tecnológicos.
La huella ecológica de la ciudad de Mexicali
En el aspecto atmosférico, la ciudad enfrenta graves problemas de contaminación, ubicándose entre las más afectadas del país debido a las emisiones industriales, del transporte y de fuentes particulares como los puestos de comida al carbón.
Además, el fenómeno de isla térmica, causado por los gases de efecto invernadero, el asfalto y la infraestructura urbana, se agrava en verano con las altas temperaturas y el uso masivo de aires acondicionados. A esto se suma la sustitución de energía limpia geotérmica por termoeléctricas que utilizan combustibles fósiles, aumentando la emisión de micropartículas contaminantes.
En el ámbito hidrológico, Mexicali depende del Río Colorado como principal fuente de agua, enfrentando restricciones internacionales y la disminución de su caudal debido al cambio climático y políticas transfronterizas. La escasez de agua de lluvia, la contaminación de mantos freáticos y las fugas en el sistema de tuberías reflejan un manejo deficiente del recurso. Sin embargo, los humedales del Delta del Río Colorado destacan como un sistema positivo, proporcionando servicios ecosistémicos esenciales y hábitats para diversas especies.
En cuanto a la gestión de materia y energía, la ciudad enfrenta el desafío de manejar eficientemente los residuos generados por su creciente actividad industrial y urbana. Aunque se han implementado sistemas de reciclaje y compostaje apoyados por ONGs, el manejo de rellenos sanitarios sigue siendo insostenible.
En términos energéticos, la dependencia de combustibles fósiles y la limitada adopción de fuentes limpias como solar y eólica dificultan la sostenibilidad. “Una visión a futuro sería enfocarse en el cuidado del medio ambiente mediante la inclusión de una producción sustentable, la producción de energía limpia, el manejo eficiente de sus recursos naturales y mejores prácticas de tratamiento de sus desechos, con el fin de asegurar así una calidad de vida ambiental” sugiere el texto escrito por docentes de la Universidad Pedagógica de Mexicali.