Inventó el flotador de baño pero nadie lo recuerda, quién es José Antonio Alzate y Ramírez de Santillana

Gracias a este invento los inodoros evolucionaron, cambió la forma de deshacerse de los deshechos a partir del siglo XVIII en todo el mundo y permitió ahorrar millones de litros de agua

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El polímata fue reconocido por su invención de 1790 pero cayó en el olvido a más de 200 años de su creación. (Wikimedia/ Wellcome Images)
El polímata fue reconocido por su invención de 1790 pero cayó en el olvido a más de 200 años de su creación. (Wikimedia/ Wellcome Images)

México ha sido la cuna de múltiples inventos que dejaron una huella imborrable en la historia de la humanidad como la televisión de color, la pastilla anticonceptiva y el flotador de baño.

De acuerdo con el libro Origen México de Paola González Vargas, de la editorial Ámbar Diseño, el flotador del inodoro fue inventado por un mexicano de nombre José Antonio Alzate y Ramírez de Santillana en 1790.

Se trataba de un ingeniero originario de Ozumba en lo que ahora es el Estado de México e inventó el “obturador automático flotante” con el que se evitaba el desperdicio de agua, pues gracias a un mecanismo sencillo que operaba con la misma presión del vital líquido, así como con una esfera hueca, fue posible detener el paso del agua.

Por su parte, Daniel Reséndiz en su libro El rompecabezas de la ingeniería, apuntó que José Antonio Alzate y Ramírez de Santillana fue el gran inventor del flotador del baño, este mecanismo que controla la entrada y salida de agua en la taza del retrete, el cual se activa al jalar la palanca y con el que se han ahorrado millones de litros de agua desde su invención.

Quién fue José Antonio Alzate y Ramírez

Este personaje fue reconocido por desarrollarse en diferentes áreas de la ciencia y el arte como la filosofía pero también por difundir la cultura a través de un periódico propio. (Wikimedia/ Wellcome Images)
Este personaje fue reconocido por desarrollarse en diferentes áreas de la ciencia y el arte como la filosofía pero también por difundir la cultura a través de un periódico propio. (Wikimedia/ Wellcome Images)

El 21 de noviembre de 1737 nació un personaje que revolucionaría el curso de la historia: José Antonio Alzate y Ramírez de Santillana, quien además de ser ingeniero fue reconocido por ser filósofo, teólogo, sacerdote, astrónomo, cartógrafo, geógrafo e historiador, entre otras profesiones.

La enciclopedia de la literatura en México y el Instituto de Investigaciones bibliográficas de México señalan que también fue el primer editor de publicaciones periódicas científicas y culturales en el país debido a su papel como financiador y por haber sido el responsable de sus contenidos y de su producción.

De acuerdo con Divulgación de la Ciencia UNAM, igualmente destacó por ser un pionero en la difusión de la ciencia y la cultura en México, pues durante el Virreinato en la Nueva España los textos científicos le pertenecían al clero y al Estado, por lo que al ser sacerdote, inició una labor de investigación con la que buscaba que la sociedad mejorara a través del conocimiento científico.

Por tal motivo, en 1768 marcó un hito en la historia, pues creó y financió un periódico propio llamado Diario literario de México pero fue prohibido de inmediato por el virrey marqués de Croix, aunque su información llegó a algunas personas y abarcaba temas que iban desde medicina hasta agricultura o zoología.

Vida de José Antonio Alzate

Su gusto por la edición y su habilidad como traductor de letras apostólicas también le permitió acceder a una amplia gama de documentos, enriqueciendo su biblioteca personal y su capacidad para experimentar y escribir. (Wikimedia/Avecus)
Su gusto por la edición y su habilidad como traductor de letras apostólicas también le permitió acceder a una amplia gama de documentos, enriqueciendo su biblioteca personal y su capacidad para experimentar y escribir. (Wikimedia/Avecus)

Según el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de México, Alzate estudió en la Real y Pontificia Universidad de México, obtuvo títulos en Artes y Teología, lo que le proporcionó una base sólida para sus actividades editoriales y científicas que posteriormente desarrollaría.

Su gusto por el estudio y la experimentación le permitió acceder a una variedad de manuscritos e impresos con los que pudo enriquecer su conocimiento y facilitó su labor como editor.

La vida religiosa de Alzate, alejada de las responsabilidades parroquiales, le brindó el tiempo y el espacio necesarios para dedicarse a sus intereses científicos.” Estas publicaciones periódicas ocurrieron en un momento en que no existían en la Nueva España, siguiendo el ejemplo de otras “naciones sabias”. Su persistencia se reflejó en sus primeros intentos de publicación, que aunque efímeros, fueron considerados por él como ensayos que culminaron en el éxito de su cuarto proyecto.

El entorno académico y religioso de Alzate le proporcionó el respaldo necesario para llevar a cabo sus proyectos, tanto por parte de la Arquidiócesis de México como de diversos virreyes. Su habilidad como traductor de letras apostólicas también le permitió acceder a una amplia gama de documentos, enriqueciendo su biblioteca personal y su capacidad para experimentar y escribir.

La trayectoria de Alzate como editor autodidacta se basó en la observación y adaptación de obras extranjeras, combinando elementos tipográficos y editoriales para crear sus propias publicaciones. Este enfoque innovador le permitió ofrecer a sus lectores textos traducidos al español, ampliando así el acceso al conocimiento en su contexto cultural.

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