Hemos documentado minuciosamente el discurso del dictador ruso Putin, dedicado, según sus propias palabras, al uso contra Ucrania de un misil balístico de alcance medio. Desde el punto de vista del derecho internacional, este discurso constituye otra prueba importante y un reconocimiento fáctico de la culpabilidad en la comisión del crimen de agresión contra Ucrania y de todas las atrocidades cometidas contra los ucranianos, derivadas del mismo. Aseguraremos el uso tanto de esta como de otras confesiones públicas de Putin para enjuiciarlo junto a sus cómplices. La justicia es inevitable.
La declaración de Putin demuestra una vez más que el único país que está interesado en continuar esta guerra es Rusia. Es Putin quien constantemente amplía su alcance y su nivel de crueldad, trayendo armas de Irán y Corea del Norte, tropas norcoreanas y ahora llegó a utilizar un misil balístico estratégico capaz de portar armas de destrucción masiva.
Instamos a los países del club nuclear a advertir a la Federación de Rusia contra las amenazas con armas nucleares. Las acusaciones contra Ucrania o sus socios en cometer acciones supuestamente ilegales que de alguna manera están provocando al criminal a cometer sus delitos, son absurdas.
Ucrania se defiende de la agresión de conformidad con el art. 51 de la Carta de las Naciones Unidas y, conforme al derecho internacional, tiene plenas facultades para atacar cualquier objetivo militar legítimo en el territorio de la Federación de Rusia. Para que estos ataques cesen, basta con que Rusia detenga la agresión y retire sus tropas del territorio soberano de Ucrania.
La declaración de hoy reafirma que Putin es el único que se interpone al cese de la guerra y restablecimiento de una paz integral, justa y sostenible. Sus recientes medidas imprudentes, incluidos los ataques a instalaciones de energía nuclear en Ucrania y el uso de un nuevo tipo de misil, son un desafío, en particular, para todos aquellos líderes de países que recientemente han declarado la inadmisibilidad de la expansión de la guerra.
Esperamos que no permanezcan más en silencio, sino que respondan a la falta de respeto de Putin, la creación de amenazas inaceptables a la seguridad radiológica y el inaceptable chantaje nuclear.
Merecen especial atención los intentos de Putin de manipular la opinión pública de los países de Asia, Medio Oriente, África y América del Sur, traspasando la responsabilidad de la guerra que él mismo comenzó a otros países. Sus esfuerzos por presentarse como un defensor de un mundo multipolar carecen de sentido. La política de Rusia hacia Ucrania, en particular, el no reconocimiento crónico del derecho de nuestro estado a la existencia, la independencia y la soberanía, los intentos de apoderarse de los recursos minerales ucranianos, no es más que una política colonial e imperial.
Bajo el mantra de la transición a un mundo multipolar, Rusia insiste en difundir la narrativa sobre la legitimidad del uso de métodos de fuerza para redistribuir las esferas de influencia, lo que está en completa contradicción con la Carta de la ONU, las normas y principios del derecho internacional.
Hoy, el propio Putin ha demostrado al mundo entero que sólo se le puede obligar a la paz, ninguna conversación tendrá resultado. El apaciguamiento nunca ha funcionado y no funcionará ahora. El único enfoque realista es la paz a través de la fuerza, la restauración del pleno respeto a la Carta de la ONU, a las normas del derecho internacional, y a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.