Emiliano Zapata estuvo al frente del Ejército Libertador del Sur por más de nueve años, luchando en la Revolución Mexicana por la justicia social y la propiedad comunal de las tierras, razones que convirtieron al “caudillo del sur” en un blanco para los terratenientes y las fuerzas federales.
De acuerdo con algunas versiones, Emiliano Zapata tenía un doble quien tenía la tarea de acudir a eventos públicos, y de ese modo resguardar lo más posible la vida del general, quien era considerado un agitador de miles de campesinos que trabajaban en las haciendas.
Los relatos revolucionarios apuntan que Zapata vivía en constante amenaza y en más de una ocasión sufrió atentados y emboscadas que buscaban eliminarlo para disolver al Ejército Libertador del Sur.
Debido a su lucha por la repartición de tierras a los campesinos, Zapata estuvo a punto de ser asesinado en más de una ocasión. Las tropas federales mantuvieron un constante asedio en el estado de Morelos.
En 1911, en el contexto de las negociaciones con el gobierno de Francisco Madero, el caudillo sufrió un atentado en Chinameca, donde fue víctima de una emboscada. Aunque sobrevivió, este incidente generó su desconfianza hacia las autoridades.
Después de casi una década de lucha, el complot que finalmente acabó con la vida de Zapata fue orquestado por el Coronel Jesús Guajardo, quien fingió unirse a la causa zapatista para ganarse su confianza.
Los historiadosres refieren que Guajardo invitó a Zapata a una reunión en la Hacienda de Chinameca el 10 de abril de 1919. Al llegar, el caudillo revolucionario fue recibido con una supuesta salva de honor que en realidad era la señal para que los soldados del militar infiltrado abrieran fuego, asesinándolo.
Tras ser asesinado, la gente buscaba en el cuerpo del “Caudillo del sur”, un lunar característico que tenía en la parte superior de su ojo y otro en forma de “manita” en el pecho, esto para comprobar que realmente era su cadáver y no se trataba de un doble.
Tras la emboscada, el cuerpo de Emiliano Zapata fue llevado a la ciudad de Cuautla, donde fue fotografiado y expuesto públicamente para confirmar su muerte y disuadir a sus seguidores de continuar la lucha.
Fue sepultado en el cementerio municipal de Cuautla, y posteriormente, en 1920, sus restos fueron trasladados a la capilla del panteón municipal, donde permanecen hasta el día de hoy. Este sitio se ha convertido en un lugar de homenaje y peregrinaje para quienes admiran su lucha por los derechos de los campesinos.
En Anenecuilco, Morelos, actualmente existe un museo que conserva los muros originales de la casa natal de Emiliano Zapata, quien es considerado una de las figuras históricas, no sólo de la Revolución, sino de la historia mexicana.