Vicente Zambada Niebla, conocido como “El Vicentillo”, siempre vivió bajo la sombra de su padre, Ismael “El Mayo” Zambada, líder del poderoso Cártel de Sinaloa. Desde su nacimiento, estuvo inmerso en el mundo del narcotráfico, la corrupción y la violencia, sin embargo, nunca quiso ser parte de él.
De acuerdo con el libro “El traidor. El diario secreto del hijo del Mayo”, escrito por Anabel Hernández y que contienen textos escritos por el mismo Zambada Niebla, éste siempre anheló alejarse del imperio criminal que su padre pretendía heredarle, y marcó el inicio de una historia que lo llevaría a jugar un papel central en la lucha contra el narcotráfico.
Infancia marcada por el poder y la violencia
Desde pequeño, Vicente vivió rodeado de lujos, pero también de constantes amenazas. Su vida giraba en torno a las órdenes de su padre, quien dominaba el Cártel de Sinaloa con una mezcla de estrategia implacable y discreción. A pesar de los privilegios, Vicente Zambada soñaba con una vida diferente.
Conforme creció, el peso de ser “el hijo del Mayo” lo empujó inevitablemente al negocio familiar. A los 16 años, ya enfrentaba atentados en su contra por parte de los enemigos de su padre, los hermanos Arellano Félix. Esa constante amenaza lo mantuvo al margen de una vida normal y, eventualmente, lo llevó a involucrarse en las operaciones del cártel, más como una cuestión de supervivencia que de ambición.
En varias ocasiones, ‘El Vicentillo’ pidió a su padre la oportunidad de estudiar y vivir una vida distinta, pero el entorno que los rodeaba hacía imposible esa aspiración. En su intento por protegerlo, el veterano capo decidió enviar a Vicente a Europa y Canadá, pero los tentáculos del narcotráfico eran demasiado largos, y los enemigos de ‘Ell Mayo’ lograron localizarlo.
Esa vida de desdicha llevó al hijo de Zambada García a tomar una de las decisiones más polémicas que lo llevaron a ser considerado dentro del Cártel de Sinaloa como un “traidor” pues, con la autorización de su padre y de ‘El Chapo’ Guzmán, se le autorizó colaborar con la Administración de Control de Drogas (DEA) de los Estados Unidos a fin de dar información de rivales y obtener beneficios que no le hicieran pasar una vida en la cárcel.
En reuniones secretas, “El Vicentillo” se reunió con agentes en un intento por asegurar protección para él y su familia, su esposa Zynthia Borboa Zazueta y sus hijos. Estas negociaciones comenzaron antes de su captura en 2009.
Según documentos judiciales consultados por Anabel Hernández y expuestos en su libro, ‘El Vicentillo’ entregó información sobre cargamentos de droga y rutas utilizadas por cárteles rivales, asegurando así la eliminación de enemigos de ‘El Mayo’ y ‘El Chapo’ Guzmán.
La última conversación con el Mayo
Cinco días antes de partir hacia la Ciudad de México, Vicente Zambada Niebla tuvo una última reunión con su padre y Joaquín “El Chapo” Guzmán. Durante el encuentro, ambos líderes le dieron instrucciones precisas: que comprara un nuevo teléfono, y que al llegar a la capital se reportara con Humberto Loya, el enlace del cártel con la DEA.
‘El Mayo’ y ‘El Chapo’ le alertaron sobre los riesgos que enfrentaría. Aunque había una aparente tregua con los Beltrán Leyva, ambos sabían que esa pausa era una estrategia de sus rivales para planear golpes al Cártel de Sinaloa.
Según se lee en el diario, como si supieran que no volverían a verse nunca más, hubo un momento emotivo con su padre El Mayo, quien, aunque consciente de los peligros, lo alentó a seguir adelante: “Ve y que Dios te bendiga, es por tu bien. Arriésgate y ojalá que puedas hacer tu vida, es lo que siempre has querido y yo también. Así que vete y mucho cuidado”, se lee en su diario.
Fue la última vez que Vicente Zambada vio a su padre. Consciente de que su misión debía mantenerse en secreto, se despidió de su madre y de su esposa, quien estaba recuperándose de una operación y no lo pudo acompañar. Solo su padre y ‘El Chapo’ conocían los verdaderos motivos de su viaje.
Vicente partió en automóvil junto con un acompañante hacia la Ciudad de México, llegando cerca de las tres de la tarde. De inmediato contactó a Humberto Loya, quien lo citó esa misma noche en el Hard Rock Café de Polanco. Ahí, Loya lo tranquilizó, asegurándole que los agentes de la DEA eran personas confiables y que la primera reunión sería una introducción para establecer los términos de su cooperación.
Loya le reiteró que la intención no era obtener información sobre el Mayo o El Chapo, sino sobre los enemigos del cártel. También le prometió que su vida mejoraría después de ese paso, algo que Vicente deseaba profundamente.
Captura y traición
“El Vicentillo” ocurrió la madrugada del 19 de marzo de 2009 en la Ciudad de México. Horas después de haberse reunido con los agentes fue arrestado por elementos militares. En el operativo, los soldados irrumpieron en la casa en el Pedregal donde Zambada dormía, rompiendo ventanas y puertas.
Sin oponer resistencia, abrió la puerta de su cuarto, pero inmediatamente fue sometido y trasladado a un lugar desconocido donde permaneció incomunicado, vendado de los ojos y amarrado durante dos días.
Al día siguiente, fue llevado a la SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada) y presentado ante los medios de comunicación. Las autoridades mexicanas lo mostraron esposado y bajo custodia, destacando su implicación en múltiples ejecuciones y actividades criminales. El arresto tenía como objetivo principal su extradición a Estados Unidos, donde enfrentaría cargos relacionados con el narcotráfico.
En 2013, firmó un acuerdo de culpabilidad en el que aceptó ser responsable de coordinar operaciones para el Cártel de Sinaloa y distribuir grandes cantidades de drogas hacia Estados Unidos. Este acuerdo incluía su cooperación completa y continua con el gobierno estadounidense, lo que resultó en una pena significativamente reducida, que se hizo menor debido a la colaboración y buena conducta.
‘El Vicentillo’ fue liberado en 2021. Gracias a este acuerdo, tanto él como su familia fueron reubicados en Estados Unidos bajo nuevas identidades. Actualmente, Zambada Niebla lleva una vida discreta junto a su esposa, Zynthia Borboa Zazueta, y sus hijos, quienes trabajan en actividades legales como bienes raíces e ingeniería automotriz. Residen en un suburbio de la costa este de Estados Unidos, lejos de los reflectores y con estricta vigilancia del gobierno.
Su liberación y colaboración generaron tensiones dentro del Cártel de Sinaloa, y su nombre quedó asociado a traiciones que desestabilizaron a la organización.
Hoy, Ismael El Mayo Zambada se encuentra detenido en Estados Unidos tras una supuesta traición de Los Chapitos, y se desconoce si ‘El Vicentillo’ ha tenido oportunidad de comunicarse con su padre.