La jícama, también conocida como “nabo mexicano”, es una raíz comestible popular en varias regiones de América Latina. Originaria de México y América Central ha sido un alimento básico en estas culturas durante siglos. Esta leguminosa se destaca por su sabor dulce y textura crujiente, similar a una manzana pero no tan azucarada.
Generalmente se consume cruda y se utiliza en ensaladas, aperitivos y como acompañamiento. También se puede cocinar, aunque al hacerlo pierde parte de su textura característica. Desde el punto de vista nutricional, la jícama es baja en calorías y rica en nutrientes. Es una excelente fuente de vitamina C, fibra dietética y potasio. Ayuda en la prevención del estreñimiento y contribuye a mantener niveles saludables de colesterol y glucosa en la sangre.
La fibra soluble presente en la jícama puede unirse al colesterol en el intestino, impidiendo su absorción en el torrente sanguíneo y facilitando su eliminación a través del sistema digestivo. Esto ayuda a reducir el colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, y a mantener niveles saludables de colesterol total.
Además, la inulina, un tipo de fibra prebiótica que se encuentra en la jícama, juega un papel crucial en el control de los triglicéridos. Este compuesto mejora la salud intestinal al promover el crecimiento de bacterias beneficiosas, lo que indirectamente puede influir en el metabolismo de las grasas, ayudando a disminuir los niveles de triglicéridos en la sangre.
Por ser baja en calorías y alta en agua, la jícama también apoya un control de peso saludable, lo cual es fundamental para la prevención de enfermedades cardiovasculares. Su inclusión regular en la dieta, junto con un estilo de vida activo y una alimentación equilibrada, puede ser una estrategia efectiva para mantener el corazón sano y prevenir complicaciones relacionadas con el colesterol y los triglicéridos.
Cabe destacar que en los últimos años, esta leguminosa ha ganado popularidad en otras partes del mundo, especialmente en la cocina saludable y vegana, por su versatilidad y beneficios nutricionales.
Cómo consumir la jicama para aprovechar sus nutrientes
Es recomendable consumir la jícama de una manera en que sus nutrientes se mantengan intactos. Es importante evitar polvos picantes o dulces.
- Cruda en ensaladas, cortada en juliana o en cubos. De esta manera puede agregarse a ensaladas combinada con verduras como pepino, zanahoria y cilantro, aderezada con jugo de limón y una pizca de sal.
- Se puede cortar en rebanadas y consumir acompañada de limón y chile en polvo.
- La jícama puede licuarse para preparar jugos o batidos frescos. Combinada con frutas como piña o naranja, resulta en una bebida refrescante y rica en nutrientes.