1,000 días desde la invasión ilegal de Rusia a Ucrania | Opinión

Desde el 24 de febrero de 2022, cuando Putin lanzó una invasión a gran escala en Ucrania, miles de personas han muerto

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Rachel Brazier, opinión Infobae México 
Crédito: Infobae
Rachel Brazier, opinión Infobae México Crédito: Infobae

Hoy, 19 de noviembre, se cumplen 1,000 días desde que Rusia inició su ataque no provocado, premeditado y bárbaro contra Ucrania. Desde el 24 de febrero de 2022, cuando Putin lanzó una invasión a gran escala en Ucrania, miles de personas han muerto, millones han sido desplazadas de sus hogares y los ataques con misiles han provocado una destrucción masiva. Al llegar a otro hito significativo y preocupante en la guerra ilegal rusa, queremos dejar de manifiesto que no podemos permitir que agresores como el Estado ruso triunfen.

Esto es no sólo un profundo desafío a la Carta de las Naciones Unidas y al orden internacional, sino que el impacto de la guerra en la población civil ucraniana es inaceptable. Cada día vemos la destrucción que Rusia trae a Ucrania. La invasión a gran escala ha dejado ciudades enteras e infraestructura civil crítica, como son hospitales y escuelas, destruidas y ha causado la muerte de cientos de ucranianos, incluyendo menores de edad y otros grupos vulnerables.

Durante su invasión, el Estado ruso ha secuestrado a miles de niñas y niños ucranianos en sus intentos por socavar la cultura de Ucrania y su futuro. Las abominables acciones de secuestro y desplazamiento forzado han provocado que miles de infantes sean sometidos a una angustia mayor al ser separados de sus familias. Es nuestra responsabilidad como comunidad internacional, como seres humanos, que esos niños no sean olvidados y exigir que sean regresados.

Frente a la barbarie y el imperialismo ruso, los ucranianos han defendido a su país y su democracia con coraje y gran determinación. Y lo hacen por lo que está en juego: la existencia de Ucrania y su gente. Gracias a la valentía de la resistencia ucraniana, Putin va en camino al tercer año de una guerra que creía que duraría sólo unos días.

Y aunque la invasión puede parecer lejana a las fronteras de México, la libertad, la democracia y la victoria de Ucrania nos debe importar porque repercute en toda nuestra prosperidad y seguridad. En esta guerra, Ucrania lucha por la libertad en todos los sentidos. Por la libertad de ser un estado independiente, no una colonia rusa. Por la libertad de tener una identidad propia, y que los niños ucranianos no sean criados como rusos. Por la libertad de elegir democráticamente, de no vivir en una sociedad donde el poder determina en qué creer, a quién amar, qué decir y por qué luchar y morir.

Rusia está eliminando deliberadamente a personas activamente en contra de la guerra ilegal, como alcaldes, activistas sociales, periodistas, voluntarios, sacerdotes y artistas. Las personas que están bajo la ocupación rusa conocen lo que es vivir sin ninguna oportunidad de proteger su libertad, propiedad, vida y seres queridos.

Al escritor infantil Volodymyr Vakulenko, los rusos lo mataron por su posición pro-ucraniana. Al músico y director Yuriy Kerpatenko, los rusos lo mataron en Jersón por negarse a tocar en su concierto. A Ruslan Nechepurenko, que intentaba encontrar medicinas y alimentos con su hijo en Bucha, los rusos lo mataron simplemente porque podían. Estas personas asesinadas no tenían armas en absoluto. Y estas personas merecen justicia.

Si no nos enfrentamos a Rusia y a Putin ahora, se dará por sentado que su agresión es efectiva y que las normas internacionales no importan. Otros agresores potenciales, que podrían sentirse tentados a redibujar otras fronteras internacionales, sacarían la misma conclusión. Se podría abrir la puerta a utilizar las guerras para lograr objetivos geopolíticos y cometer crímenes de guerra sin impunidad y como método para ganar.

Ucrania y sus aliados anhelamos la paz más que nadie. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, presentó en otoño de 2022 su Fórmula de Paz, basada en los principios fundamentales de la ONU y la restauración del derecho internacional, y más recientemente, el Plan de la Victoria. La paz debe respetar los principios fundamentales que sustentan las Naciones Unidas y debe ser con Ucrania en la mesa de negociación. Sin embargo, Putin quiere seguir sembrando la violencia en sus intentos de deshacer los principios de soberanía e integridad territorial consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.

La respuesta colectiva a sus intentos de pisotear el derecho internacional debe ser de fortaleza, resistencia y unidad. Como democracias liberales con ideas afines, comprometidas con el multilateralismo y el sistema internacional, Ucrania y sus numerosos socios internacionales continuamos trabajando unidos, apoyados en valores compartidos e intereses comunes.

Es momento de redoblar esfuerzos para que Ucrania gane la guerra y forje un futuro ambicioso que las y los ucranianos merecen.

*Embajadora de Ucrania en México y la Encargada de Negocios de la Embajada Británica en México

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