En la era digital, los grupos del crimen organizado en México han encontrado en las redes sociales un espacio estratégico para la propaganda, la coordinación y la expansión de su influencia.
Plataformas como X (antes Twitter), Instagram y TikTok se han convertido en campos de batalla y un claro ejemplo son ‘Los Chapitos’ y ‘La Mayiza’, las dos facciones del Cártel de Sinaloa que además de haber desatado un infierno en Culiacán y sus alrededores, también han trasladado la guerra a las redes sociales.
En estas redes los grupos criminales difunden mensajes, amenazan a rivales y reclutan nuevos integrantes. Una de las herramientas más ingeniosas que emplean para evadir la censura y el rastreo en estas plataformas son los emojis, utilizados como códigos para identificar a las distintas facciones, líderes y territorios.
Este fenómeno ilustra cómo los cárteles han adaptado su lenguaje y estrategias al entorno digital, complicando la labor de las autoridades y de las empresas tecnológicas.
Los emojis como código del crimen organizado
En el contexto de la guerra interna del Cártel de Sinaloa, los emojis han adquirido un papel central. Por un lado, “Los Chapitos”, liderados por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, utilizan el emoji de pizza como referencia a “La Chapiza”, apodo de su facción.
Por otro lado, “La Mayiza”, que incluye a los aliados de Ismael “El Mayo” Zambada, emplean emojis de sombrero, representaciones que permiten a sus integrantes y simpatizantes reconocer su afiliación sin necesidad de mencionar nombres o términos explícitos, lo que reduce el riesgo de ser detectados por los algoritmos de las plataformas.
El sombrero se vincula “El Mayo” Zambada, conocido por su afición a usar sombreros, lo que le ha valido el apodo de “El Señor del Sombrero”. Esta imagen se ha convertido en un emblema distintivo de su facción dentro del Cártel de Sinaloa.
Dentro de estas dos facciones también se distinguen otros subgrupos, como por ejemplo, dentro de Los Chapitos se usa el emoji de la bandera de Francia. Esta asociación surge del apodo de su líder, Jorge Humberto Figueroa Benítez, conocido como “La Perris”, y su similitud fonética con “París”, la capital.
Otro es el emoji de un arco representa al “Grupo Flechas”, una célula alineada con La Mayiza. De igual forma, el emoji de la bandera de Rusia se asocia con “Los Rusos”, otro de los grupos que apoya a “El Mayo” Zambada. En este caso el símbolo hace referencia a su fundador, Juan José Ponce Félix, conocido como “El Ruso”.
El emoji de un limón se utiliza para identificar a la “Gente del P1″, un grupo de sicarios afiliado a Los Rusos. Este símbolo hace referencia al apodo de su líder, Cipriano Alfonso Peralta Medina, conocido como “El P1″ o “Poncho Limón”.
El emoji de un ciervo o venado representa a la “Gente de Los Venados”, un grupo alineado con los Mayitos. Este símbolo alude a Germán Villavicencio, conocido como “El Venado”, y a César Villavicencio, apodado “El Venadito”, ambos líderes.
También está el uso del emoji de collar de cuentas, que se asocia con la “Gente del Güero Pulseras”, una célula alineada a La Mayiza que es liderada por Jesús Esteban Machado Meza, conocido como “El Güero Pulseras”.
Otro grupo afín a Los Chapitos es el de Los Pelones. Ellos hacen uso de una bola de billar negra o del 8, cuyo nombre hace referencia a su fundador, Omar Félix Loaiza, conocido como “El Pelón” o “El 8″. El apodo proviene de su cabeza rapada, una característica que también adoptaron muchos de los miembros originales del grupo, asemejándolos a una bola de billar.
Otros cárteles
El uso de emojis no es exclusivo del Cártel de Sinaloa. Otras organizaciones criminales han desarrollado sus propios símbolos digitales:
El Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) utiliza los emojis de gallo y las letras “NG”. Estos símbolos hacen referencia a su líder, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, apodado “El Señor de los Gallos”.
Dentro de este mismo cártel, el emoji de un ramo de flores representa a la “Gente del Jardinero”, un grupo de sicarios afiliado al grupo de las cuatro letras. Este símbolo alude a Audias Flores Silva, conocido como “El Jardinero”, uno de los principales líderes de esta organización criminal.
“Los Metros”, una facción del Cártel del Golfo, emplean el emoji de un fantasma, una referencia a su relación con iconografía vinculada a lo oculto.
Asimismo, el “Grupo Escorpión” hace uso de un emoji de dicho animal. Sin embargo, el emoji también ha sido utilizado por miembros de La Mayiza en Durango y por “Los Deltas”, una célula afiliada a Los Chapitos en Sonora.
También se encuentra el emoji de un remolino o ciclón, que se asocia con “Los Ciclones”, una facción del Cártel del Golfo (CDG).
Los emojis de una de duende japonés o de demonio se utilizan para representar a “Los Chukys”, un grupo vinculado al Cártel del Noreste (CDN) y a los Zetas. El nombre del grupo hace referencia al personaje Chucky, el muñeco demoníaco de la franquicia de películas de terror.
Los emojis de una fresa y un pez se utilizan para representar a La Familia Michoacana. Estos símbolos hacen referencia directa a sus líderes: José Alfredo Hurtado Olascoaga, conocido como “El Fresa”, y Johnny Hurtado Olascoaga, apodado “El Pez”. Ambos son figuras clave en esta organización criminal.
Las banderas de México y Guatemala se utilizan para representar al Cártel de Chiapas y Guatemala (CCYG). Estos emojis hacen referencia a las áreas en las que opera el grupo y al origen de sus miembros.
Por otro lado, el Cártel de Santa Rosa de Lima, conocido por su líder José Antonio Yépez Ortiz, “El Marro”, utiliza el emoji de un triángulo rojo y un martillo. El primero hace referencia a una región de su territorio conocida como el “Triángulo de las Bermudas”, un área clave para sus operaciones; mientras que el martillo alude a su líder, José Antonio Yépez Ortiz, apodado “El Marro”, término que en México se usa como jerga para referirse a un mazo o martillo pesado.
El contenido: propaganda, reclutamiento y amenazas
Las publicaciones en redes sociales van más allá de los emojis. Los videos y mensajes suelen mostrar armas, vehículos blindados, grandes cantidades de dinero e imágenes de lujo, buscando proyectar poder y atraer a jóvenes. Las amenazas explícitas a rivales y las celebraciones de actos de violencia también forman parte de esta narrativa digital.
En plataformas como TikTok, las canciones de narcocorridos acompañan videos que glorifican a los líderes del crimen organizado. Estas publicaciones, además de servir como propaganda, refuerzan las narrativas internas de los cárteles y envían mensajes de intimidación a sus enemigos.
Las plataformas como X y TikTok enfrentan dificultades para detectar y eliminar este tipo de contenido, especialmente debido a la creatividad de los cárteles para eludir la censura. Los emojis, combinados con términos ambiguos y el uso de lenguajes locales, dificultan que los algoritmos identifiquen publicaciones sospechosas.
En este contexto, las redes sociales no solo son un escaparate para la violencia, sino también una herramienta estratégica que permite a los cárteles extender su influencia y perpetuar su poder.