Así puedes identificar la diferencia entre mandarinas y clementinas según especialistas del campo

La mandarina es una fruta ampliamente conocida en México debido a muchas razones entre las que destaca que es una de las más producidas en el país, aporta múltiples beneficios a la salud y por su sabor tan característico.

Pese a que es un cítrico muy popular, en la actualidad existe la duda sobre cuál es la diferencia entre la mandarina y la clementina porque resultan idénticas o muy similares para muchas personas.

De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de México (SIAP), existen diferentes tipos de mandarinas, entre las que están tanto las híbridas como las satsumas y las clementinas, que son las más producidas en México.

Según el SIAP, la clementina es una variante pequeña de mandarina que resulta fácil de pelar no tiene semillas y menciona que por su sabor dulce y suave es una fruta ideal para los niños y todas las personas amantes de los cítricos.

En el caso de la satsuma, señala que es una de las variedades más resistentes al frío, por lo que es posible encontrarla en muchas regiones de México.

De acuerdo con un artículo publicado por la Universidad Nacional Agraria de Perú, los árboles que dan este fruto “son los últimos en florecer y son los primeros de los que se obtienen mandarinas que tienen un color que oscila entre el amarillo y el naranja.

Por otra parte, la mandarina Dancy es una fruta caracterizada por tener un sabor más intenso, contar con una piel más rugosa y sobre todo porque la cantidad de jugo que tiene “es incomparable” según información del SIAP.

Usualmente es más grande que la mayoría de las mandarinas, tiene una forma similar a la de una naranja pero cuenta con un cuello en la parte superior, tiene una cáscara de color naranja brillante y es relativamente fácil de pelar.

La pulpa es jugosa, tierna, no tiene semillas y se cree que su origen se remonta a la década de 1867, cuando el Coronel Francis L. Dancy cultivó este espécimen como una planta en sus primeros momentos de desarrollo, desde que germina hasta que se desarrollan las primeras hojas verdaderas.

Junto a esta diversidad del cítrico también está la Oro Valle, distinguida por no tener semillas y por tender a madurar rápidamente.

Entre otras variantes está la Clemenules o Clemenula, que es un híbrido proveniente de la naranja amarga y la mandarina; se caracteriza por ser de tamaño mediano y por tener un sabor agrio que al mismo tiempo es dulce.

La hernandina es del mismo tamaño y se diferencia por tener una forma ligeramente más achatada. Su cáscara es de color naranja intenso, fina y fácil de pelar; la pulpa resulta jugosa y si se recolecta en el momento óptimo del periodo de maduración, su sabor llega a ser dulce, carece de acidez y puede llegar a tener un reducido número de semillas.

Se le considera tardía debido a que los frutos se recolectan en la segunda etapa, es decir, entre los meses de enero y febrero.

Al ser una fruta con un alto contenido de vitamina C, consumirla permite que se fortalezca el sistema inmunológico, lo que es esencial para la prevención de algunas enfermedades como gripa o tos, que son muy comunes en esta época del año.

También es una fuente rica de ácido fólico, un nutriente fundamental durante el embarazo debido a que favorece el desarrollo adecuado del feto y gracias a su riqueza en flavonoides, la mandarina actúa como un potente antioxidante que protege a las células del daño oxidativo.

El SIAP señala que el aceite de esta fruta es reconocido por sus propiedades regenerativas, pues se encarga de promover el crecimiento de nuevas células y tejidos, lo que favorece una curación más rápida de heridas.