Entre 1452 y 1454 Tenochtilan fue azotada por una gran sequía que provocó una hambruna prolongada, pese a los esfuerzos del tlatoani Moctezuma Ilhuicamina, quien ordenó abrir las trojes reales para distribuir alimentos entre los sectores de la población más afectados.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la etapa más fuerte la sequía fue la final, durante el año 1 conejo del calendario mexica. Para ese momento los esfuerzos del tlatoni eran insuficientes, por lo que el pueblo fue obligado al éxodo.
Recientemente investigadores encontraron que esta ausencia prolongada de lluvias tiene conexión con el sacrificio masivo de niños en el Templo Mayor.
Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor (PTM), compartió durante un evento organizado por El Colegio Nacional que los mexicas sacrificaron infantes desesperados por la falta de lluvia.
El arqueólogo sostuvo que la Ofrenda 48, en la que fueron localizados los restos de los menores sacrificados, coincide arquitectónica y temporalmente con una lápida calendárica en la fachada oriente del Templo Mayor, dedicada a Tláloc.
A su vez, la lápida calendárica que tiene semejanza con la Ofrenda 48, corresponde a las etapas IV y IVa, mismas que fueron erigidas en el año más violento de la sequía.
Un dato más que sustenta que los sacrificios se llevaron a cabo durante la hambruna es que la mitad de los restos óseos presentan hiperostosis porótica (aumento de la masa ósea derivado de problemas nutricionales), según un análisis realizado por el antropólogo físico Juan Alberto Román Berrelleza.
Por otra parte, se sabe que de los 42 restos localizados en la ofrenda, 6 eran femeninos y 22 eran masculinos de entre 2 y 7 años. Además, en una investigación de la Universidad de Columbia Británica se descubrió que los niños sacrificados por degollamiento eran originarios de Oaxaca.
Cabe mencionar que los niños sacrificados fueron hallados a finales de julio de 1980 e inicios de enero de 1981 por un equipo del INAH. Los primeros cadáveres estaban boca arriba y con las extremidades contraídas, dentro de una caja de sillares, la cual estaba sobre una capa de arena marina. Parte de los cuerpos estaban ataviados con collares de chalchihuites y una cuenta de piedra verde en la cavidad bucal.
Encima del primer grupo había más cuerpos salpicados con pigmento azul, acompañados de varias calabazas, elementos marinos, pequeñas aves, una navajilla de obsidiana, copal y once esculturas de tezontle policromado con el rostro de Tláloc.