Un temblor fue registrado en Puerto Escondido a las 5:05 hora del centro (11:05 UTC) este 6 de noviembre, con una magnitud de 4.1 y una profundidad de 29.2 kilómetros.
De acuerdo con información preliminar del Servicio Sismológico Nacional (SSN), el epicentro del movimiento telúrico se ubicó 24 km al noroeste de la ciudad, en el estado de Oaxaca.
Ante una actividad sísmica importante, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred)recomienda no caer en rumores, ni noticias falsas y solo informarse en fuentes oficiales, como las autoridades de Protección Civil, tanto locales y estatales, así como federales.
Tras un terremoto, checa tu casa en búsqueda de posibles daños, utiliza tu teléfono solo en emergencia, no prendas cerillos o velas hasta asegurarte que no hay alguna fuga de gas y recuerda que se pueden presentar réplicas del sismo, por lo que es importante estar alerta.
También puedes seguir las siguientes medidas antes de un temblor: prepara un plan de protección civil, participa en simulacros de evacuación, identifica zonas de seguridad en casa, escuela o lugar de trabajo y alista una mochila de emergencia.
Durante un terremoto conserva la calma y ubícate en runa zona de seguridad, aléjate de objetos que puedan caer; si estás en un vehículo, estaciónate y aléjate de edificios, árboles y postes; y si te ubicas en la costa, aléjate de la playa y refúgiate en zonas altas.
Actividad sísmica en México
Vale destacar que México está en constante riesgo de vivir un sismo de gran magnitud, como los sucedidos en septiembre de los años 1985 y 2017. Tales movimientos provocaron desgracias y, a pesar de ser los más recordados, no han sido los de mayor magnitud en el país.
El 28 de marzo de 1787, un Oaxaca colonial se vio estremecido por el que ha sido el terremoto más fuerte registrado en lo que hoy es México hasta ahora. Con una magnitud de 8.6, fue seguido de un tsunami que se adentró 6 kilómetros más allá de la costa.
Según un estudio del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires) realizado en 2009 sobre el sismo del 28 de marzo de 1787, grandes terremotos con magnitudes de 8.6 o mayores podrían ocurrir en los próximos años. Estos tendrán como epicentro las costas de México y Centroamérica, por estar ubicados en la Brecha de Guerrero que acumula una gran cantidad de energía.
Sin embargo, una magnitud menor en un evento sísmico no se traduce necesariamente en una afectación menor en edificios e infraestructura. Así, en 1985 y 2017, los habitantes de la capital, Ciudad de México, debieron enfrentar la devastación producto de dos terremotos que se transformaron en un parte aguas en sus vidas.
En cuanto al de 1985, ocurrió el 19 de septiembre de ese año a las 7:19 horas locales (13:19 UTC), con epicentro en el estado de Guerrero y una magnitud de 8.2. Desde entonces, se creyó que nada igual se repetiría, pero, casualmente, volvió a suceder exactamente 32 años más tarde.
El de 2017 se dio entre los estados de Puebla y Morelos a las 13:14 hora del centro (18:30 UTC). El saldo de víctimas humanas alcanzó las 369 muertes.