Desde 2014, Ismael “El Mayo” Zambada, una de las figuras más longevas y evasivas del Cártel de Sinaloa, enfrentó una creciente tensión con los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocidos como Los Chapitos. Aunque evitó entrar en un conflicto abierto con ellos, finalmente cayó en una trampa diseñada desde la celda de El Chapo, en una traición orquestada para entregarlo a las autoridades estadounidenses a cambio de beneficios legales para la familia Guzmán.
A lo largo de los años, Zambada intentó contener los enfrentamientos con Los Chapitos, quienes lo acusaban de haber traicionado a su padre y de mantenerse al margen en momentos críticos, como el operativo conocido como “Culiacanazo” en 2019 o el arresto de Ovidio Guzmán en 2023.
A ello sumado el resentimiento que existía luego de que supuestamente Vicente Zambada Niebla, alias El Vicentillo e hijo de El Mayo, presuntamente dura la orden de abrir fuego contra su hermano Édgar Guzmán López en el 2008, el hijo favorito de El Chapo.
Según el relato que Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, hizo para la periodista Anabel Hernández para el libro “La historia secreta. AMLO y el Cártel de Sinaloa”, El Mayo Zambada temía que una guerra abierta con los hijos de Guzmán pudiera llevar al exterminio de su familia y a la apropiación de sus negocios, incluso aquellos que manejaba de manera legal.
Esta resistencia a un conflicto directo con Los Chapitos, quienes ahora mismo libran una batalla en Sinaloa contra Ismael Zambada Sicairos, alias El Mayito Flaco e hijo de El Mayo, llevó al veterano capo a ceder a las demandas de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, líder de Los Chapitos, convencido de que una confrontación solo aceleraría la fractura del cártel.
Según El Mini Lic, en un momento incluso aceptó la imposición de no permitir el ingreso de su gente armada a Culiacán: “Entendió que Los Chapitos son peores que los Arellano Félix, matan familiares, roban propiedades”, señaló López Serrano en el libro, sugiriendo que Zambada es consciente de los riesgos de un enfrentamiento.
“Al clan de los Guzmán les gustan las guerras porque nunca han perdido una. Ellos se creen los más poderosos de Sinaloa, dicen ‘Nadie ha logrado lo que los Chapitos, nadie ha doblegado al gobierno como los Chapitos’, en su mentalidad así es”, afirmó López Serrano.
En el libro de Anabel Hernández, mismo que salió en abril de 2024, tres meses antes de que Los Chapitos entregaran a El Mayo Zambada, se revelaba que, a pesar de la postura conciliadora del cofundador del Cártel de Sinaloa, tanto él como sus socios comenzaron a adquirir propiedades en ciudades como Querétaro, Guadalajara, Ciudad de México y Monterrey, previendo que “algo grande” se acercaba.
“De parte del Mayo se afirma que saben lo que se viene [...] porque saben que lo que se viene es “algo grande”. Él no quiere una guerra, va a evitarla a toda costa... su propia gente lo dice: ‘El señor no va a pelear, no va a hacer nada’, los mismos secretarios de Iván, todos ahí dicen: ‘Mayo, viejo pendejo’”, señalaba el hijo de El Lincenciado a la periodista.
El Mini Lic señaló que el único que sí estaba dispuesto a pelear era El Mayito Flaco, quien hoy ha heredado el imperio criminal del El Mayo, sin embargo, su padre lo frenaba.
“El Mayito Flaco ya vio las cosas, lo que se avecina, ya sabe, ya se está preparando, y él quiere actuar; porque sabe que si no actúa se los van a acabar. Él sabe, él lo sabe y lo ha dicho, yo sé, y si no juega con las mismas reglas que ponen los Chapitos va a perder”, decía.
Un plan de traición desde prisión
De acuerdo con un reportaje realizado por el periodista Luis Chaparro y publicado en Proceso, El Chapo, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos, diseñó el plan de capturar a su compadre con el objetivo de lograr beneficios legales para su hijo Ovidio Guzmán López, alias El Ratón y extraditado en 2023.
El capo, consciente de que El Mayo era considerado un objetivo de alto valor por las agencias estadounidenses, instruyó a Joaquín Guzmán López, otro de Los Chapitos que siempre quiso alejarse de la vida criminal, para que actuara y se acercara a su padrino con el pretexto de reactivar la histórica alianza entre ambas familias.
Entonces Guzmán López mostró una actitud conciliadora y convenció a su padrino de asistir a una reunión el 25 de julio en Huertos del Pedregal, Sinaloa, en donde mediarían un conflicto entre el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y el político Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Pese a las advertencias de sus propios cercanos, El Mayo accedió al encuentro, pero aquel encuentro fue una emboscada, y Zambada fue secuestrado y transportado a Estados Unidos.
Según cuenta Luis Chaparro, tras su captura El Mayo Zambada logró comunicarse con sus familiares y, según fuentes cercanas a la familia, comentó: “Ya estoy aquí… por pendejo”.
Esta traición terminó de fracturar al Cártel de Sinaloa y el pasado 9 de septiembre provocó el estallido de una guerra interna entre dos facciones: Los Chapitos, comandados por los hijos de El Chapo, y La Mayiza, de la mano de El Mayito Flaco, quien busca vengar a su padre.
Tras la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, Los Chapitos han intensificado su estrategia para consolidar su control en el Cártel de Sinaloa y obtener beneficios adicionales para Joaquín y Ovidio Guzmán.
El reportaje antes citado agrega que el pasado 16 de octubre Joaquín Guzmán López se comunicó desde prisión con sus medios hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar para informarles del avance del plan trazado por su padre.
Según una fuente de alto rango dentro de la facción de Los Chapitos, Joaquín no solo confirmó la efectividad de la estrategia inicial, sino que instruyó a sus hermanos para que procedieran con el siguiente objetivo: capturar a Ismael Zambada Sicairos, argumentando que su captura facilitaría aún más las negociaciones para la liberación de los Guzmán en Estados Unidos.
“Durante esa misma llamada Joaquín habría pedido a sus hermanos que agarraran a Ismael Zambada Sicairos, conocido como el Mayito Flaco, ‘para que les dieran chanza de salir, que lo nos iban a soltar de la lista de la cárcel, pero que iban a andar libres’”, se lee.