Así es como los Zetas inspiraron al Tren de Aragua, el grupo criminal venezolano que ha ganado terreno en México

El Tren de Aragua, una organización criminal de origen venezolano, ha extendido sus operaciones hasta México y ya controla diversas actividades delictivas, desde el tráfico de drogas y personas hasta la minería ilegal y las redes de explotación sexual.

De acuerdo con el periodista Óscar Balderas, en entrevista con Adela Micha en el programa “Me lo dijo Adela”, su método de expansión y violencia se ha inspirado en los Zetas, el temido grupo paramilitar mexicano conocido por su crueldad y estructura criminal basada en la extorsión y el secuestro.

El Tren de Aragua surgió en una prisión venezolana ubicada en la región que le da nombre a la organización, la popular la Penitenciaría de Tocorón.

Todo empezó con el proyecto de un tren que el entonces presidente Hugo Chávez anunció en 2007. La construcción de este tren, que pretendía conectar regiones clave en el norte de Venezuela para pasajeros y carga, fue afectada por un sindicato corrupto que empezó a cobrar extorsiones para retrasar la obra y obtener más fondos del Estado.

Este sindicato desarrolló una estructura criminal que controlaba las operaciones y las extorsiones en torno a la construcción. Sin embargo, cuando el gobierno decidió intervenir y encarcelar a los líderes de este grupo, cometió un error: los encerró juntos en la prisión de Tocorón y en lugar de disolver el grupo, los fortaleció, ya que en prisión consolidaron su control sobre otros reclusos y comenzaron a manejar actividades criminales desde dentro. Pronto, el Tren de Aragua se convirtió en la organización dominante en la prisión, al punto de obtener lujos como un zoológico privado.

Con el tiempo, esta organización expandió su influencia fuera de la cárcel, tomando control de extorsiones y secuestros en diversas regiones de Venezuela. Cuando la crisis económica desató una migración masiva de venezolanos en 2018, el Tren de Aragua aprovechó este éxodo para diversificar sus operaciones, involucrándose en el tráfico de personas y expandiendo su alcance hacia otros países de América Latina, incluyendo México.

Hoy en día, el grupo se ha convertido en una amenaza creciente en el cruce entre Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas, aunque su influencia se extiende a otras zonas fronterizas, lo cual ha motivado que las autoridades estadounidenses ofrezcan una recompensa de 5 millones de dólares por su líder, Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”.

Óscar Balderas explica que el Tren de Aragua se inspiró en los Zetas debido a la brutalidad, organización y modelo de negocio que este cártel mexicano instauró en el crimen organizado.

Los Zetas, conocidos por su violencia extrema y estructura paramilitar, transformaron el enfoque del crimen organizado en México al diversificar sus actividades ilícitas. No se limitaron al narcotráfico, sino que expandieron sus fuentes de ingresos a través de la extorsión, el secuestro, el control territorial y el tráfico de personas. Este modelo resultó ser extremadamente rentable y permitió que dicho grupo criminal extendiera su influencia, convirtiéndose a su vez en un ejemplo para otras organizaciones criminales.

El Tren de Aragua tomó una decisión estratégica similar a la de los Zetas: en lugar de competir directamente en el tráfico de drogas, optó por diversificar sus actividades hacia otras fuentes de ingresos ilícitos.

Inspirándose en el modelo del famoso grupo criminal mexicano, el Tren de Aragua viró su enfoque hacia negocios como la extorsión, el secuestro y, sobre todo, el tráfico de personas, que resultó ser una fuente de ingresos más rentable y menos riesgosa que el narcotráfico, donde el dominio de los cárteles mexicanos hace difícil la competencia.

El Tren de Aragua reconoció que controlar las rutas de tráfico de migrantes, especialmente desde Venezuela hacia Estados Unidos a través de México, podía ser más lucrativo que competir en un mercado saturado por el narcotráfico y altamente disputado por cárteles como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Al cobrar a los migrantes por su “paso seguro” y manipular las condiciones de las rutas en función de las restricciones fronterizas, el Tren de Aragua encontró en el tráfico de personas una fuente constante de ingresos. De hecho, este mercado es tan rentable que el valor del tráfico de migrantes hacia Estados Unidos supera hasta 13 veces los ingresos generados por el tráfico de fentanilo, estimado en mil millones de dólares al año por la Comisión para Combatir el Tráfico de Opioides Sintéticos del Congreso estadounidense.

El también podcaster de “Territorio Rojo”, señaló que el Tren de Aragua se ha infiltrado en el corredor migratorio del norte de México, así como en áreas clave de la Ciudad de México, como La Merced y Sullivan, donde controla redes de trata de personas y explotación sexual.

Según fuentes de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), desde hace dos años han detectado la presencia de esta organización en la capital, aunque el gobierno federal apunta que este grupo no es considerado aún como un generador de violencia, asegura que sí hay coordinación para combatirlo.

En este contexto, aunque los cárteles mexicanos como el Cártel de Sinaloa y el CJNG permiten al Tren de Aragua operar con una coexistencia frágil, el especialista advierte que esta “tregua” es temporal.

“Van a empezar a enfrentarse; es cuestión de tiempo”, explicó el periodista Óscar Balderas, quien ha seguido de cerca el desarrollo del grupo venezolano en México. A medida que el Tren de Aragua fortalezca su poder económico y territorial, es probable que intente desplazar a los cárteles locales en las rutas de tráfico de drogas, armas y especies protegidas, generando un conflicto abierto, señaló.

Los informes de seguridad también detallan el control que el Tren de Aragua ejerce en el tráfico de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos. En la zona fronteriza de Sonora, el grupo engaña a los migrantes, abandonándolos en el desierto en condiciones extremas. Los abandonos ponen en riesgo la vida de miles de personas y las exponen a la violencia de otros cárteles, especialmente en momentos de tensión entre Los Chapitos y Los Mayos, quienes controlan rutas en las mismas áreas.