Un fuerte operativo militar, un silencio sepulcral y un costoso arreglo floral fueron algunos de los aspectos más destacados del funeral de Marcos Arturo Beltrán Leyva, alias ‘El Barbas’ o ‘El Botas Blancas’, jefe criminal que fue abatido durante un enfrentamiento con la Secretaría de Marina (Semar) en Cuernavaca, Morelos.
Sus restos llegaron a Sinaloa, su estado natal, el 19 de diciembre de 2009, tres días después de la balacera que dejó un baño de sangre en el lujoso departamento del conjunto habitacional Altitude, en la capital morelense.
El cadáver del ‘Barbas’ arribó al Aeropuerto Internacional de Sinaloa en un vuelo de Mexicana de Aviación. Ahí fue recibido por pocos familiares y por un gran número de agentes del Ejército Mexicano, quienes escoltaron posteriormente la carroza de la funeraria Moreh Inhumaciones hasta su sucursal en el centro de Culiacán.
En el inmueble del Bulevar Emiliano Zapata número 75, otra agrupación militar ya esperaba el arribo del féretro de Arturo Beltrán Leyva. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) instaló aquel día múltiples retenes y puntos de revisión en todos los accesos y calles cercanas.
Según información compartida por el periodista José Reveles en su libro El cártel incómodo, el acceso al funeral estaba restringido para mujeres. En el velatorio no estuvo presente ninguno de sus hermanos y tampoco estuvo su padre, de acuerdo con testimonios obtenidos en ese entonces por La Jornada.
No obstante, debido a la figura de autoridad que ‘El Barbas’ representaba en el panorama criminal, hubo jóvenes varones que “desafiaron el cerco militar y acudieron a las exequias disfrazados de mujeres”, acorde con la investigación de Reveles.
El inmueble en donde se realizó la ceremonia destaca del resto de negocios en la zona por su estilo arquitectónico, el cual se caracteriza por el “exceso de canteras y mosaicos que simulan mármoles”, narra el periodista en su libro.
A la funeraria Moreh la rodean algunas florerías, un restaurante y un negocio de renta de automóviles. La pomposidad de su construcción incluso opaca al discreto inmueble de otro recinto fúnebre que se ubica a pocos metros de distancia.
Por dentro, la funeraria Moreh cuenta con su propio servicio de venta de arreglos florales, así como con un área de cafetería con varias mesas para las y los deudos.
El piso resalta por sus mosaicos en color blanco y negro, desde los que se erige la estatua de un ángel, la cual llega hasta el primer piso del inmueble.
En sus redes sociales, el negocio se anuncia como una empresa con más de 100 años de experiencia en el ramo, la cual garantiza una “atención cálida, personalizada, respetuosa y oportuna”. La tarde del 20 de diciembre de 2009, los restos de ‘El Botas Blancas’ abandonaron este lugar para su traslado hacia el panteón Jardines del Humaya, en donde finalmente fue inhumado.