En la Sierra Norte de Puebla se levanta Tetelihtic, un asentamiento prehispánico que destaca por una pirámide principal tiene una conexión con la estrella Canopus, y de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), este basamento habría estado dedicado a la diosa nahua Nantehuitz, “nuestra madre del sur”.
Las exploraciones confirmaron que la traza original de Tetelihtic y la orientación de sus estructuras piramidales se basan en el conocimiento astronómico. La Estructura 1 se alinea con la aparición de Canopus en febrero, marcando el inicio del calendario mesoamericano, mientras que la Estructura 2 formaba parte de un conjunto arquitectónico destinado a la observación solar.
Canopus es la segunda estrella más brillante en el cielo nocturno, únicamente superada por Sirio. Se encuentra en la constelación de Carina. Este astro está ubicado a aproximadamente 310 años luz de la Tierra y debido a su posición, ha sido utilizada históricamente para la navegación.
El proyecto, liderado por el arqueólogo Alberto Diez Barroso Repizo, ha estado en marcha durante una década y busca desentrañar los orígenes y significados de este asentamiento.
Durante la última temporada de campo, se realizaron descubrimientos que respaldan la hipótesis de que Tetelihtic podría ser uno de los lugares donde se originó la cultura totonaca, que floreció en esta región serrana y en el norte de la costa del Golfo de México.
El sitio alcanzó su apogeo entre 200 a.C. y 100 d.C., pero fue desocupado durante más de cuatro siglos, hasta su reutilización en el periodo Epiclásico (650-900 d.C.).
Los resultados de estas investigaciones se presentarán en un museo de sitio promovido por el Centro INAH Puebla, mientras se avanza en la consolidación de las estructuras de la Gran Plaza del lugar, conocidas localmente como “Los cerritos”.
Entre los hallazgos más destacados se encuentra un pozo en la Estructura 2, que contenía una ofrenda con restos de carbón, fragmentos cerámicos y una palma que representa una serpiente, elementos característicos de la cultura totonaca. Este pozo habría sido excavado por un grupo totonaco para honrar a sus antepasados y al lugar de origen, según explicó el investigador del Centro INAH Puebla.
El estilo arquitectónico del centro ceremonial de Tetelihtic lo relaciona con la región Huasteca, y su posterior conversión en un sitio de peregrinaje y veneración sugiere que los pobladores originales podrían ser antepasados de los grupos totonacos que se establecieron en Yohualichan y El Tajín.
El sitio arqueológico fue reportado por primera vez en 1939 por Vicente Lombardo Toledano, pero no fue hasta 2014 que comenzó a estudiarse sistemáticamente, tras la adquisición de parte del terreno por el INAH con apoyo de la asociación civil Tzoncoyotl.
Se espera continuar con la conservación de los basamentos, que incluyen al menos 16 montículos de diversas dimensiones, para su posible apertura como zona arqueológica en la entidad.