Situada en el corazón de la antigua Tenochtitlan, la Zona Arqueológica de Templo Mayor reabrió este 31 de octubre de forma total a los visitantes, quienes podrán admirar nuevamente los adoratorios principales dedicados a los dioses Huitzilopochtli y Tláloc, espacio que luce un nuevo techo especialmente diseñado para su conservación.
Estos adoratorios son los vestigios más antiguos e importantes del Huey Teocalli de Tenochtitlan, y eran el sitio más sagrado de la ciudad mexica, donde se celebraron, además, los funerales de los tlatoanis más poderosos, quienes fueron cremados y sus cenizas depositadas en urnas funerarias bajo el piso.
Con esta reapertura de la Etapa II, el público general tendrá la oportunidad de mirar la piedra donde se realizaban los sacrificios humanos, con el objetivo de ofrendar los corazones de las víctimas al Sol. En este basamento también destaca una pequeña cabeza de piedra y el símbolo “2 Conejo”, que los arqueólogos presumen corresponde al año 1390, es decir, un siglo anterior a la llegada de los españoles.
Este espacio de la Zona Arqueológica dedicado a las principales deidades estuvo cerrado desde 2021 debido a que una fuerte granizada provocó el derrumbre del techo anterior, dejando en riesgo los vestigios.
Patricia Ledesma Bouchan, directora del Museo Templo Mayor, explicó que el retiro de la vieja cubierta de la Etapa II se realizó de manera artesanal para no dañar los frágiles restos arqueológicos.
Por su parte Diego Prieto Hernández, director general del INAH, recordó que una granizada atípica en abril de 2021 dañó varias cubiertas del sitio arqueológico. La renovación de la estructura ha permitido recuperar su relevancia cultural, especialmente en la narrativa histórica de la Ciudad de México.
Templo Mayor, el corazón de México-Tenochtitlan
El Templo Mayor era el centro de la vida religiosa y política de Tenochtitlan, su construcción en etapas fue un reflejo de la acumulación de poder y riqueza de los mexicas.
Cada expansión simbolizaba la consolidación del imperio y el fortalecimiento de su cosmovisión. La estructura, con sus dos pirámides dedicadas a Tláloc y Huitzilopochtli, representaba la dualidad y el equilibrio del universo mexica.
Primera etapa (1325-1390): Consistió en una estructura sencilla de tierra y adobe, dedicada a Huitzilopochtli y Tláloc.
Segunda etapa (1390-1427): Durante el reinado de Huitzilíhuitl, se construyó un templo más grande con una base de piedra. Se añadieron nuevos adoratorios y esculturas.
Tercera etapa (1427-1440): Itzcóatl, tras la victoria en la guerra de Azcapotzalco, ordenó una importante expansión del templo, para ello se utilizaron piedras volcánicas labradas y se ampliaron las escalinatas.
Cuarta etapa (1440-1481): Motecuhzoma Ilhuicamina continuó la expansión, añadiendo un nuevo revestimiento de piedra y ampliando las plataformas. Se erigieron altares y se decoró con esculturas y relieves.
Quinta etapa (1481-1486): Tízoc, sucesor de Motecuhzoma I, inició una nueva fase constructiva, pero murió antes de completarla. Se le atribuye la construcción de un gran disco de piedra dedicado al sol.
Sexta etapa (1486-1502): Ahuízotl, hermano de Tízoc, finalizó la expansión iniciada por su predecesor. Esta fue la etapa más ambiciosa, que resultó en el templo de mayor tamaño hasta ese momento. Se estima que participaron miles de trabajadores en su construcción. Se inauguraron altares dedicados a deidades importantes y se realizaron sacrificios humanos a gran escala.
Séptima etapa (1502-1521): Motecuhzoma Xocoyotzin, el último tlatoani mexica, realizó algunas modificaciones menores al Templo Mayor antes de la llegada de los españoles.