Salma Hayek ha compartido detalles sobre su vida personal y profesional en una entrevista con el Wall Street Journal. A pesar de estar casada con el multimillonario empresario Francois-Henri Pinault, CEO del conglomerado de marcas de lujo Kering, Hayek siente la presión de generar sus propios ingresos.
La reconocida actriz mexicana que ha brillado en Hollywood reveló que a sus 58 años disfruta de la independencia económica y ha decidido aumentar sus ganancias a través de diversos proyectos en la industria del cine.
En la entrevista, Hayek mencionó que su ambición es vista como un rasgo atractivo por su esposo. “Creo que piensa que es algo sexy”, comentó.
“Me mantengo en muchos aspectos de mi vida y de mí misma. Tengo la presión de ganar una cierta cantidad de dinero, y me gusta. Y ahora, lo he decidido, quiero ganar más”, declaró la veracruzana de ascendencia libanesa.
Sin embargo, a pesar de su éxito financiero, la actriz confesó que no le gusta discutir sobre dinero, especialmente con otras personas adineradas.
“Para mí, lo excitante de tener mucho dinero era que no tenía que pensar en el dinero”, explicó, señalando que muchas veces las conversaciones con otros ricos giran en torno a las finanzas.
“Y resultó que de lo único que la gente quería hablar conmigo era de dinero... Se me acercan desconocidos que ni siquiera son amigos, pero creen que deberíamos serlo porque ellos también son ricos”, afirmó la productora y empresaria.
Además de su carrera y vida económica, Hayek habló sobre su amor por los animales y el reciente duelo por la pérdida de su mascota, un búho llamado Kering, que fue asesinado por un zorro en su casa de Londres.
La actriz describió la conexión especial que tenía con el búho y cómo se comunicaban de manera única.
“Teníamos nuestra propia forma de comunicarnos. Me tomaba de la mano, jugaba e intentaba tirar de mí... Nunca acogí a esa lechuza si ella no quería entrar ... Tuvo una buena vida”, describió la protagonista de Frida.
En cuanto a su vida matrimonial, Hayek recordó que inicialmente no estaba entusiasmada con la idea del matrimonio.
Rechazó dos propuestas de Pinault antes de aceptar casarse en 2009. “Me llevaron al juzgado. Mis padres, mi hermano, todos se me echaron encima. Tenía fobia al matrimonio”, confesó.
A pesar de sus miedos, finalmente superó sus dudas y se casó con Pinault, a quien describe como un hombre increíble y feminista que aprecia a las mujeres fuertes.