Consejos para responder a insultos fácil y con elegancia

Los insultos y agresiones verbales suelen hacer daño a la confianza y seguridad personal

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Responder con educación puede ser
Responder con educación puede ser muy útil para evitar conflictos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Es común que en los diferentes entornos sociales como el trabajo, la escuela o incluso dentro de reuniones familiares se presenten diferentes discusiones que puedan llevar a los insultos y que en la mayoría de los casos terminan por agravar la situación.

Los insultos pueden venir acompañados de provocaciones con intenciones de afectar de una u otra forma a la víctima, por lo que al no saber responder, puedes llegar a caer en la “trampa” del agresor que puede ocasionar consecuencias emocionales graves y poner en riesgo tu autoestima.

Sin embargo, existen formas sencillas y elegantes de responder a los insultos y provocaciones que pueden ayudarte a enfrentar este problema sin agravar la situación o caer en los mismos errores del agresor. El youtuber especializado en elegancia y etiqueta, Kelvin Siso, otorga en su canal de YouTube algunos consejos para lidiar ante las ofensas o comentarios desagradables.

Cinco formas de responder con clase a los insultos

Las bromas e insultos pueden
Las bromas e insultos pueden buscar provocar a la víctima.

Usar la ironía

Este tipo de respuestas pueden llegar a ser muy efectivas contra insultos ridiculizantes, ya que toma completamente por sorpresa al agresor, y se cambia drásticamente el tema de la conversación hacia él, situación en la que están preparados, por lo que reaccionan con confusión e incertidumbre.

Para este tipo de respuestas basta con hacer una pregunta del tipo “¿Estás bien?”, “¿perdona?”

La ironía de las preguntas provocará una sensación de incomodidad en el agresor, quién parecerá no estar entendiendo algo y a su vez se le dejará en claro que sus comentarios son inapropiados.

Dar respuestas argumentadas

Este tipo de contestaciones requieren cierto nivel de agilidad, ya que el punto es dar argumentos sólidos y razonables al insulto, esto deja en blanco al agresor en la mayoría de los casos porque los comentarios maliciosos suelen partir de una emoción y lo mejor ante ello es traer la razón y la lógica a la conversación.

Comunicar tu incomodidad con asertividad

Aunque la primera reacción ante las ofensas son la indignación y la molestia, no debemos pasar por alto que el origen de la mayoría de este tipo de comentarios es la inseguridad y debilidad del victimario, por lo que en ocasiones es buena opción dejar en claro que no estás de acuerdo con sus actos, estas son algunas frases para comunicar tu molestia de forma elegante:

“Considero que tu comentario es muy inapropiado”, “no me siento cómodo hablando de ello, cambiemos el tema”, “considero que la forma en la que te diriges a mí no es adecuada”, “disculpa, tu comentario está fuera de lugar y no pienso rebajarme a él” y “Lo tendré en cuenta si me es útil”.

Ignorar

Es importante dejar de dar
Es importante dejar de dar importancia a comentarios maliciosos que pueden provocar emociones reprimidas.

En ocasiones es la mejor opción, hay situaciones en las que ninguna respuesta es tan adecuada como la que no existe, ya que habrá circunstancias en las que se pierde más tiempo intentando contestar que simplemente pasar de ello.

Aunque es importante ignorar de verdad, es decir, no darle importancia a los insultos y las provocaciones genuinamente, identificando que su existencia no pueden afectarnos, pues a veces solo se pretende la indiferencia, pero por dentro hay molestia y sentimientos reprimidos.

Utilizar la comunicación no verbal

Los gestos y expresiones humanas son muy efectivas en comunicar lo que sentimos y pensamos, es por ello que incluso existen gestos y reacciones naturales que terminan por hacer el trabajo por nosotros mismos.

La mirada y la postura corporal son armas muy fuertes para transmitir cómo nos sentimos ante una situación incómoda, por lo que simples gestos que denoten indiferencia, pueden ser suficientes para responder elegantemente nuestra molestia.

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