SUJO se perfila como una de las películas mexicanas más esperadas de este año. Estrenada por primera vez en el pasado Festival de Sundance, laureada a lo largo del camino en proyecciones en otros países; actual seleccionada de México para pelear por la nominación al Oscar y a los Premios Goya como película internacional y finalmente la gran ganadora del pasado Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) que llegó a su final el pasado fin de semana.
Su paso de aplausos no es para menos, se trata de una cinta contextualizada en el México violentado por el narco. No obstante, en realidad es una película que versa sobre el crecimiento y desarrollo de un muchacho que proviene de los lugares más silenciosos y oscuros del país, para con la frente en alto aspirar buscar una vida distinta a aquella que pareciera marcada desde su nacimiento.
Las directoras Astrid Rondero y Fernanda Valadez han consolidado una colaboración creativa que ha marcado el cine mexicano contemporáneo desde hace algunos años. Pero este año, con SUJO, han alcanzado un nivel distinto, más complejo, más maduro y sumamente más emocional.
“Más que hablar de la violencia, SUJO habla sobre la dificultad de crecer”, especificaron en su conferencia de prensa en el Festival Internacional de Cine de Morelia.
En ENTREVISTA exclusiva con Infobae México, las cineastas hablaron sobre su trayectoria en conjunto, la violencia que atraviesan sus historias y los retos de filmar en un país donde la realidad supera cualquier narrativa de ficción.
Una colaboración fortalecida
Desde hace más de 15 años, ambas han trabajado en proyectos que abordan temáticas sociales complejas, pero la co-dirección de su más reciente película representó una evolución en su dinámica. “Nuestro equipo ya estaba más maduro, lo que nos permitió a Fer y a mí quedarnos en el set las dos al mismo tiempo”, nos explicó Astrid Rondero. “Eso hizo que pudiéramos concentrarnos en el rodaje, aunque no dejamos de preocuparnos por la producción. Fue muy positivo tener más manos y cabezas involucradas, como la de Diana Arcega [productora]”.
Para Fernanda Valadez, la complementariedad ha sido clave en su trabajo conjunto. “Cada una tiene fortalezas diferentes y eso es lo que hace que nuestra colaboración funcione tan bien. Nos complementamos en áreas específicas”, aseguró. La directora también habló sobre cómo esa sinergia influye en sus decisiones creativas. “Fue un proceso de descubrir lo que cada una podía aportar desde su experiencia”.
A pesar de su experiencia individual, como el trabajo de Rondero en Los días más oscuros de nosotros (2015) y la ópera prima de Valadez, Sin señas particulares (2020), dirigir juntas les permitió explorar nuevas formas de contar historias. Esta evolución se ve reflejada en los temas de sus películas, que tocan aspectos profundamente enraizados en la sociedad mexicana.
<b>Violencia y contexto: un México más allá de la ficción</b>
Uno de los aspectos más destacados fue su reflexión sobre la violencia en México, tema que ha sido constante en su filmografía.
“En este país, la realidad supera en todos los aspectos a la ficción. No hay nada que podamos contar en una película que sea más violento de lo que ya ocurre”, señaló Valadez.
Rondero, originaria de Guanajuato, profundizó en cómo las dinámicas de violencia han cambiado en las últimas décadas: “Antes, la gente decía ‘cuidado con la Ciudad de México’, pero hoy en muchos estados hay una violencia ligada al narco y al silencio. Esa ‘zona del silencio’ explica por qué muchas personas migran a la capital, aunque aquí tampoco estamos exentos de riesgos”. La directora subrayó que la ciudad ofrece ciertas “protecciones mínimas” gracias a instituciones y al trabajo periodístico, algo que no siempre ocurre en otras partes del país.
Un ejemplo de esa invisibilización, comentaron, es el caso de los niños afectados por la violencia. Valadez se inspiró para SUJO en un dato perturbador: “Me encontré con un libro de Javier Valdez que hablaba de los huérfanos por la violencia. En aquel momento ya había cifras alarmantes y hoy son casi 1.6 millones, una realidad que se agravó con la pandemia”.
El mal como una metáfora social
En su reflexión sobre la violencia, las directoras abordaron la figura del mal como un elemento recurrente en sus narrativas. En Sin señas particulares, utilizaron la figura del diablo para simbolizar esa maldad omnipresente en la sociedad. “No fue una cuestión religiosa, sino una manera metafórica de hablar del mal del que todos somos capaces”, explicó Valadez. “No es que de pronto México se haya convertido en una sociedad de asesinos con la guerra contra el narcotráfico. Es un proceso social complejo, donde las circunstancias llevan a muchos a actos de brutalidad”.
La directora añadió que la adoración a figuras oscuras por parte de quienes cometen actos violentos también refleja esa complejidad: “Hemos visto cómo muchos involucrados en el crimen veneran figuras diabólicas o cultos extraños. Queríamos reflejar ese miedo, ese mal que se convierte casi en un personaje más”.
Filmar en territorios peligrosos: riesgos y estrategias
La producción de cine en México no está exenta de peligros, y las directoras compartieron algunas experiencias complicadas durante sus rodajes. “Nosotras hemos tenido momentos difíciles, especialmente al trabajar en lugares alejados o con altos niveles de violencia”, comentó Rondero. “Durante nuestra última película, sufrimos una extorsión. Estuvimos detenidas por tres horas, rodeadas de hombres armados con rifles. Esa es la realidad del país”.
A pesar de los riesgos, han desarrollado estrategias para protegerse. “Lo que nos ayuda es generar lazos con las comunidades donde filmamos. No se trata solo de llegar y rodar, sino de hacer comunidad, de establecer relaciones con las personas del lugar para que ellos mismos te protejan”, dijo Rondero.
También destacaron la importancia de trabajar en coordinación con las autoridades locales. “El Estado de Guanajuato siempre nos ha brindado apoyo, y eso hace una gran diferencia”, aseguró Valadez. Sin embargo, enfatizaron que no siempre es posible evitar los riesgos, pues en México “la seguridad depende muchas veces de la suerte”.
El cine como herramienta de denuncia y reflexión
Más allá de las dificultades, ambas directoras están convencidas del poder del cine para generar conciencia y reflexión.
“El cine puede mostrar esas realidades que no siempre se ven en los medios tradicionales. Contar estas historias es una manera de resistir ante el silencio”, afirma Valadez.
Su próximo proyecto, adelantaron, abordará la violencia desde una perspectiva urbana. “Tenemos una serie por estrenar que se desarrolla en la Ciudad de México. No puedo decir mucho aún, pero creo que reflejará esa violencia que también existe aquí, aunque sea diferente a la de otros estados”, comentó Valadez.
Astrid Rondero y Fernanda Valadez sortean los desafíos de hacer cine en México, pero tampoco abandonan su compromiso con narrativas honestas y poderosas. En un país donde “la ficción nunca supera a la realidad”, su trabajo se convierte en una ventana esencial para entender la complejidad social y humana del país contemporáneo.
SUJO se convirtió en la ganadora del 22° Festival Internacional de Cine de Morelia y Cinépolis Distribución la llevará a las salas de cine en México a partir del jueves 5 de diciembre.