A un año del impacto del Huracán Otis, Acapulco y Coyuca aún lucen devastados por los embates de la naturaleza | FOTOS

En plena reconstrucción, un nuevo huracán azotó Guerrero, el cual dejó a su paso más muertes y pérdidas aún incalculables

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Aunque todas las miradas se centraron en la costera, Coyuca de Benítez también sufrió el impacto del ciclón. (Facebook Mi Coyuca)
Aunque todas las miradas se centraron en la costera, Coyuca de Benítez también sufrió el impacto del ciclón. (Facebook Mi Coyuca)

El 25 de octubre de 2023 es una fecha que se quedó grabada para siempre en la memoria de los mexicanos. Otis, que parecía ser una tormenta tropical que no dejaría más que lluvias y fuertes vientos en las costas de Guerrero terminó por convertirse en un devastador huracán categoría 5 que arrasó con todo a su paso en las primeras horas de ese fatídico miércoles. Hoy sabemos que se trató del ciclón más fuerte que se haya registrado en el Pacífico mexicano.

En cuestión de horas, Otis cobró fuerza en las costas de Guerrero y alcanzó rachas arriba de 300 km/h y, si bien a su paso no dejó severas inundaciones, sus vientos huracanados arrasaron lo mismo con los lujosos hoteles cinco estrellas de Acapulco que con las modestas viviendas de Coyuca de Benítez.

La grabación muestra cómo el puerto se quedó sin vegetación tras el paso del poderoso ciclón Crédito: X/@Marchupia

El expresidente Andrés Manuel López Obrador y la gobernadora Evelyn Salgado Pineda fueron severamente criticados en su momento por supuestamente no haber alertado a la población sobre los peligros del fenómeno que se acercaba, pero expertos coinciden en que su pronta intensificación y el grado de daño que causó no estaba dentro de los pronósticos:

“Esto fue algo anómalo, las condiciones fueron tales que se rompieron récords por periodos de tiempo de intensificación rápida y en 24 horas está en los primeros lugares de rápida intensificación”, declaró entonces a Radio UNAM el director del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Jorge Zavala Hidalgo.

A un año del devastador impacto, ninguno de los dos municipios guerrerenses se han recuperado, ni anímica ni económicamente. La reconstrucción sigue, y parece que se prolongará más, sobre todo después de que a finales de septiembre el Huracán John con categoría 3 nuevamente volviera a abrir la herida.

Así quedó Acapulco tras el impacto -hace un año- del Huracán Otis. (EFE/David Guzmán)
Así quedó Acapulco tras el impacto -hace un año- del Huracán Otis. (EFE/David Guzmán)

Acapulco y Coyuca aún no se recuperan de la tragedia

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anunció que estará en el puerto de Acapulco por tercera vez en poco menos de un mes que lleva en el cargo. Será el domingo 27 de octubre cuando ofrezca una conferencia de prensa desde la ciudad costera para dar a conocer los avances de la reconstrucción tras el paso de John. Pero su visita coincide con el aniversario del impacto del Huracán Otis, por ello cobra mayor relevancia, ya que los trabajos parecen prolongarse conforme llega una nueva temporada de ciclones.

Hace un año, Otis cobró la vida de más de 50 personas y dejó alrededor de una treintena de desaparecidos, de acuerdo con el Gobierno de México. La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) calculó los daños materiales en 39 mil millones de pesos y las autoridades tuvieron que desembolsar inicialmente más de 61 mil millones de pesos para atender la emergencia. Al menos 80 por ciento de los hoteles quedaron afectados y se reportaron daños en más de 200 mil viviendas.

La costa era prácticamente un cementerio de yates y embarcaciones menores cuyos dueños usaban todos los días para salir a ganarse la vida, las calles estaban cubiertas lo mismo por estructuras de concreto que por pedazos de madera, vidrios, árboles y anuncios publicitarios que invitaban a disfrutar del puerto. Las avenidas se convirtieron en ríos de lodo y agua que a su paso se llevaron autos, pertenencias, motocicletas y, desafortunadamente, hasta personas y mascotas.

Así luce Acapulco actualmente a un año de Otis y un mes de John. (CARLOS CARBAJAL/CUARTOSCURO.COM)
Así luce Acapulco actualmente a un año de Otis y un mes de John. (CARLOS CARBAJAL/CUARTOSCURO.COM)

Hoy, a un año de Otis, Acapulco y Coyuca aún lucen enlodados y con casas en ruinas, aunque no por las mismas razones. La noche del 23 de septiembre el Huracán John Categoría 3, impactó en la ciudad de Marquelia, Guerrero. Y justo cuando la emergencia parecía haber pasado para dar paso al recuento de los daños, los remanentes de John volvieron al mar y fueron absorbidos por otra zona de baja presión que se formó en el Pacífico mexicano, por lo que el 25 de septiembre ‘revivió' -aunque sólo como tormenta tropical-  y avanzó lentamente bordeando la costa de Acapulco, dejando a su paso lluvias verdaderamente torrenciales. Luego, impactó por segunda ocasión pero ahora en la ciudad de Aquila, Michoacán, el viernes 27 de septiembre y se disipó dejando a su paso una nueva estela de destrucción.

Las inundaciones en la ciudad turística y municipios aledaños de Guerrero alcanzaron hasta los dos metros de altura, pues en cuatro días cayó el 85 por ciento de la lluvia de todo un año, reveló en su momento la Coordinación General de Protección Civil de Acapulco, es decir, unos 950 litros por metro cuadrado, según estimaciones del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

El saldo de John aún se está calculando, pero el gobierno federal reportó 23 fallecidos en Guerrero, cinco en Oaxaca y uno más en Michoacán; asimismo, se estima que más de 270 mil personas resultaron damnificadas por este nuevo embate de la naturaleza. Y todavía no se puede cantar victoria, desafortunadamente, ya que la temporada de huracanes 2024 concluye hasta el próximo 30 de noviembre, según el SMN.

Así se ve Coyuca tras el impacto de John, justo un año después de Otis. (CARLOS ALBERTO CARBAJAL/CUARTOSCURO.COM)
Así se ve Coyuca tras el impacto de John, justo un año después de Otis. (CARLOS ALBERTO CARBAJAL/CUARTOSCURO.COM)

Otis y John fueron distintos, pero ambos son consecuencia del cambio climático

A raíz de estos dos fenómenos naturales queda la duda de por qué Acapulco recientemente quedó bajo el agua tras el paso de John cuando hace un año Otis alcanzó la máxima categoría que se le puede dar a un huracán, el cual pasó de una tormenta tropical a un ciclón poderoso en cuestión de horas, mientras que John tardó varios días en formarse, avanzó más lento y tocó tierra en otras ciudades con menor fuerza.

La diferencia entre ambos ciclones tiene una explicación científica que apunta al cambio climático: Otis pasó de una tormenta tropical a un Huracán Categoría 5 debido al aumento del calor oceánico, sus vientos máximos sostenidos eran fuertes (alcanzaron los 270 km/h) y por eso mismo no recogió tanta agua, “a medida que la crisis climática eleva la temperatura, aumenta la probabilidad de una rápida intensificación, lo que empuja a las tormentas a explotar a gran velocidad y convertirse en huracanes mortales”, señala un estudio del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático de 2022.

Una vez que Otis impactó en tierra, sus vientos arrasaron con todo a su paso pero rápidamente fue perdiendo fuerza, hasta convertirse en una depresión tropical y luego un bajo remanente en no más de dos días. Mientras que en el caso de John, éste avanzó muy lento por el mar, lo que le permitió ‘recoger’ agua a su paso por el océano, tardó varios días en formarse y justo antes de tocar tierra en Marquelia, la noche del lunes 23 de septiembre, alcanzó la Categoría 3 de Huracán.

Así luce actualmente Acapulco a un año de Otis. (CARLOS ALBERTO CARBAJAL/CUARTOSCURO.COM)
Así luce actualmente Acapulco a un año de Otis. (CARLOS ALBERTO CARBAJAL/CUARTOSCURO.COM)

A su paso provocó lluvias torrenciales extraordinarias en la frontera de Guerrero con Oaxaca y conforme avanzaba lentamente en tierra. Una vez que salió al mar y fue absorbida por otra zona de baja presión, se formó nuevamente como tormenta tropical en un área de agua caliente, mantuvo constante su avance lento e incluso permaneció estacionario varias horas antes de su segundo impacto, de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional.

Una investigación del Center for Weather and Climate (Centro del Tiempo y el Clima) de la National Oceanic and Atmospheric Administración (NOAA, Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos en español) señala que las temperaturas más cálidas en el mar y el aire hacen que circule mayor humedad en las tormentas pero a menor velocidad, lo que deriva en fuertes lluvias; este fenómeno se estaría convirtiendo -desafortunadamente- en una constante desde hace 70 años tanto en el Pacífico como en el Atlántico.

Lo anterior se complementa con otro estudio del National Center for Atmospheric Research (Centro Nacional de Investigación Atmosférica) que analizó 22 huracanes de los últimos 13 años. Un modelo informático señala que en un futuro, si los ciclones se movieran en aguas con temperaturas de hasta cinco grados más altas que las actuales, irían un 9 por ciento más lento, serían muchísimo más húmedos y las precipitaciones aumentarían 24 por ciento.

“Estamos demostrando que no solo se disminuye su velocidad, sino que además son más intensos… Eso tiene graves repercusiones para las zonas con posibilidad de sufrir inundaciones y para la infraestructura urbana”, alertó Ethan Gutmann, uno de los autores del estudio en 2018.

Coyuca de Benítez quedó devastada tras el paso del Huracán John. (AP Foto/Félix Márquez)
Coyuca de Benítez quedó devastada tras el paso del Huracán John. (AP Foto/Félix Márquez)
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