La Administración de Control de Drogas (DEA) es una de las agencias federales de Estados Unidos que se ha encargado de investigar la estructura criminal del Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones de narcotráfico más grandes y poderosas de México.
Juan Carlos Sandoval se desempeñó como un agente encubierto para penetrar en las entrañas del Cártel de Sinaloa y conocer de primera instancia las operaciones delictivas de la agrupación, vinculadas al tráfico de drogas y el lavado de dinero, principalmente.
En entrevista con la periodista Anabel Hernández, Sandoval indicó que entre 2007 y 2013 se desempeñó como agente de la DEA. Desde entonces y hasta 2023 formó parte de un grupo elite del Buró Federal de Investigaciones (FBI), conocido como una fuerza de ataque contra narcotraficantes prioritarios.
Juan Carlos Sandoval nació en México hace 46 años, pero a temprana edad se mudó con su familia a Estados Unidos por decisión de su padre, quien fungió como policía en la Ciudad de México, donde llegó a encabezar comandancias.
El padre de Juan Carlos decidió cruzar la frontera debido a la muerte de un compañero policía, quien fue asesinado en la capital por las acciones realizadas contra un grupo criminal. Fue en el país vecino donde Sandoval inició su etapa como agente de seguridad.
La llegada a la DEA
Más allá de la influencia de su padre, Sandoval recuerda que su interés por convertirse en policía tenía que ver con la carrera de Enrique ‘Kiki’ Camarena, un agente de la DEA que fue asesinado en 1985 luego de infiltrarse en el extinto Cártel de Guadalajara, liderado por los narcotraficantes Miguel Ángel Félix Gallardo y Rafael Caro Quintero.
“Desde que yo recuerdo que mi padre era policía, yo quería ser policía. Pero conforme fui creciendo escuché la historia de un agente de la DEA, Kiki Camarena, y me fascinó la idea de algún día llegar a la DEA y ser investigador o agente. Esa era mi meta siempre, desde chiquito”, expuso Sandoval ante Anabel Hernández.
Sandoval entró a la academia de Policía de San Diego, en California, a la edad de 22 años, aproximadamente. Para ese entonces realizaba estudios universitarios en Justicia Criminal. Tras graduarse en la academia, comenzó a trabajar como policía en National City, ciudad que tenía una gran influencia migrante.
Fue en National City donde Sandoval comenzó a observar más detalladamente los operativos antinarcóticos, ya que en los barrios sureños de San Diego el tráfico de drogas era controlado por pandillas locales. Esto aumentó su interés por entrar a la DEA.
Un amigo de Sandoval que trabajaba en dicha agencia le hizo la invitación de ser un agente encubierto, sin que el mexicano entendiera la dimensión que implicaba infiltrarse en agrupaciones criminales dedicadas al trasiego de drogas.
“Me da la oportunidad esta persona, me quito el uniforme y empiezo a trabajar con ellos”, recuerda Sandoval sobre su llegada a la DEA en 2007. En sus primeros años se hizo pasar por un comprador de drogas local, quien solía contactar a vendedores de metanfetamina para distribuirla por su propia cuenta.
Para ese entonces había creado un enlace internacional entre National City y autoridades mexicanas para investigar y detener a fugitivos. Esto le brindó experiencia para saber cómo relacionarse dentro del ámbito criminal.
“El agente encubierto nace por sí mismo. El agente encubierto es lo que aprende en las calles, cómo hablar con una persona (...) La vida te enseña cómo vestirte, comportarte”, explicó Sandoval sobre su labor.
Uno de los episodios que más lo marcaron fue cuando comenzó a investigar al Cártel de Sinaloa y a uno de sus principales líderes, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán. Sin mencionar una fecha en particular, Sandoval señaló que encabezó una operación de lavado de dinero que provocó que recibiera amenazas de muerte.
“Fue un caso que trabajé muy complejo, donde tuve que ser el director de una organización de lavado de dinero para el Cártel de Sinaloa. Hubo algunos eventos donde se me amenazó, donde dijeron que me iban a secuestrar a mí y a mi familia, sabían dónde vivía”
“Otros momentos fueron cuando vi que estaba muy cerca del Chapo Guzmán, donde no sabía qué iba a pasar. No sabía si iba a mi casa e iba a encontrar a mis hijos muertos. No sabía en quién confiar. Tuve que crear una doble identidad para tratar de protegerme”, agregó.
En sus 15 años como agente encubierto, Sandoval tuvo que aprender a separar su trabajo de su vida personal. Y es que para no ser descubierto, recurrió a diversas identidades falsas para proteger su integridad. Su primer pseudónimo fue José Luis Cazares. Pese a ello, recuerda que fue sumamente complicado relacionarse con miembros criminales.
“Era muy difícil, especialmente cuando los tenías enfrente de ti. Cuando tú sabías que tenías que crear cierta amistad, asociación con estas personas (...) Hay un cierto nivel de adrenalina que pasa en ese momento que te sigue impulsando a que sigas en este tipo de operaciones. Pero sí era psicológicamente dañino porque sabías el tipo de personas que eran ellas. Tenías que ser sus mejor amigo, fingir ser su socio sabiendo a lo que se dedicaban”, explicó.
Además de México, Sandoval realizó operaciones en otros países como Colombia, República Dominicana, Costa Rica, Panamá y Perú. Su trabajo contribuyó a la última captura de ‘El Chapo’ Guzmán, realizada en 2016 en Sinaloa.
Asimismo, fue compañero de Andrew Hogan, un agente de la DEA que logró la detención del capo sinaloense en ese año. Los detalles de esa operación se encuentran en el libro Cazando al Chapo.