El santo es una de las figuras más emblemáticas en la historia de la lucha libre en México y a la par desarrolló una carrera en cine que despuntó luego de participar en diferentes películas como superhéroe.
De acuerdo con una publicación del Sistema de Información Cultural de México, a finales de la década de 1950 Fernando Osés, luchador y actor invitó al “enmascarado de plata” a trabajar en filmes.
Las primeras dos películas que protagonizó fueron escritas por Osés y Enrique Zambrano, actor y director de cine. “Santo contra el cerebro del mal” y “Santo contra los hombres infernales” estrenaron en 1958 bajo la dirección de Joselito Rodríguez.
Entre sus rivales más destacados aparecían diferentes entidades malvadas “sobrenaturales” como vampiros, hombres lobo y zombies, que en aquel entonces eran personajes controlados mentalmente.
De qué trata la película
En 1961 “Santo contra los zombies” llegó a las salas de cine mexicanas y revivió el interés del público por los muertos vivientes y marcó un hito histórico en la industria cinematográfica.
La cinta dirigida por Benito Alazraki mezcla géneros como acción, aventura e investigación, lo que genera que el personaje principal esté rodeado de una atmósfera detectivesca, misma que se repite en la mayoría de sus filmes y con la que surge un nuevo superhéroe mexicano.
El luchador ayuda a la policía a resolver el misterioso caso en el que el maestro voodoo de apellido Sandoval, es secuestrado por el antagonista interpretado por Armando Silvestre.
Este mismo personaje ha desenterrado cadáveres de criminales muertos con el propósito de formar un ejército de muertos vivientes papeles que interpretan Firpo Segura, Eduardo Silvestre, Vicente Lara y Eduardo Bonada.
Al enfrentarse a este nuevo reto utiliza los golpes y su instinto pero también será una víctima del villano que a través del televisor lo atormenta.
En este filme también aparecen Irma Serrano, Jaime Fernández y Dagoberto Rodríguez como detectives junto a Lorena Velázquez y Fernando Osés.
El resurgimiento de los zombies
Pese a que las producciones relacionadas con zombies ya habían sido descartadas en la industria del cine en 1960, un año después reaparecieron y tuvieron un color diferente gracias a que Alazraki logró un estilo único, por lo que el interés en estas producciones volvió a surgir.
Aunque estas películas siguieron una estructura similar y estuvieron catalogadas como clase B en Estados Unidos, es decir, se les consideraba como propuestas de bajo presupuesto y de argumentos pobres, su éxito fue notable en las taquillas de cine mexicanas, tanto que llegaron a diferentes lugares como Europa, Líbano o Turquía.
De forma inesperada, el estilo de clase B mezclado con el cine mexicano de la época dio un resultado único y un género de acción en el cual sólo “El enmascarado de plata” encontraría éxito.
El SIC señala que “al buscar un estilo de horror gótico que resultó ser menos que acertado, la película se considera más como una comedia (involuntaria) que un filme de horror en la actualidad”.
Pero incluso algunos de los elementos narrativos llegaron años después a propuestas como Resident Evil en las que los muertos vivientes ya no tenían nada que ver con voodoo o con ser controlados mentalmente, por lo que han cambiado con el paso del tiempo.
El mismo medio señala que en algunos lugares de Europa las películas del Santo llegaron a ser consideradas joyas de un género al que llamaron “surrealismo mexicano”, junto con películas de Juan Orol, reconocido actor y director español.