Cuáles son las principales fallas geológicas en Baja California consideradas una amenaza latente

Baja California es conocida por sus impresionantes paisajes, que van desde desiertos áridos hasta costas con grandes pendientes. Sin embargo, lo que muchos no saben es que además de esta belleza natural se encuentra un entramado de fallas geológicas.

Las fallas geológicas que atraviesan esta península no sólo moldean su paisaje, sino que también influyen en la vida de sus habitantes.

Este estado se ubica en una zona sísmica ya que se encuentra sobre una placa tectónica diferente al resto del país. Además, está conectado al sistema de fallas de San Andrés, que es el lugar donde chocan dos grandes placas tectónicas: la del Pacífico y la de Norteamérica, de acuerdo con el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, Baja California (CICESE) del Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT).

Las principales fallas que afectan al valle de Mexicali, en el extremo norte de Baja California, son la falla Imperial, Cerro Prieto, la falla Cucapá y la falla Michoacán, según el gobierno local. Las fallas Vallecitos, Tres Hermanos, San Miguel y Agua Blanca se encuentran al oeste del estado.

Todas forman parte del sistema de fallas de San Andrés, fractura terrestre que se extiende por más de 1.300 kilómetros a lo largo de la costa occidental de California, en Estados Unidos.

Al estar en el límite de las placas del Pacífico y América del Norte genera una gran tensión y provoca terremotos de gran magnitud, de acuerdo con National Geographic.

Se extiende a lo largo de 75 kilómetros desde cerca de la ciudad de Brawley, en California, hasta Cerro Prieto y desempeña un papel importante en la conexión entre el sistema de fallas de San Andrés y las estructuras del Golfo de California.

Ha sido responsable de dos sismos en 1940 y 1979, de 7.1 y 6.6 grados respectivamente.

Se extiende a lo largo de 80 kilómetros, desde el centro de dispersión conocido como Cerro Prieto hasta la Cuenca de Wagner. Esta falla es importante porque marca el límite entre dos grandes placas de la Tierra: la placa de Norteamérica y la placa del Pacífico.

Se le ha relacionado con varios temblores con magnitudes entre 6 y 7 grados.

Esta falla se extiende por 210 kilómetros y se mueve entre 7 y 17 milímetros cada año. Esto significa que cada año, la tierra se desliza un poquito a lo largo de esta falla. Se espera que, si ocurre un temblor, la magnitud sea entre 6.5 y 7.5, según el Centro de Datos Sísmicos del Sur de California.

Se encuentra en el extremo norte y está conectada con la famosa falla de San Andrés. Además, no es solo una línea; en esta área hay varias fallas que están alineadas en paralelo.

Está compuesta por varias fallas: en el sureste Cañón Rojos y Chupamirtos, al este las fallas Cucapá, Pescadores y Borrego y al noreste la falla Laguna Salada. En promedio se desplaza verticalmente 1 milímetro y 0.7 milímetros anualmente.

Se le adjudican algunos terremotos de magnitudes entre 6.5 y 7.2 grados.

La parte occidental del municipio de Mexicali está influenciada por la falla Sierra de Juárez. La falla Sierra Juárez tiene alta actividad de pequeños sismos mientras que la falla Sierra San Pedro Mártir tiene una actividad sísmica menor en la parte norte.

Se encuentra en el Valle de Ojos Negros, a 100 km al este de la ciudad de Ensenada, Baja California. En los 2000 era la falla con mayor actividad microsísmica de la cordillera peninsular en el norte de la entidad, de acuerdo con el CICESE.

Ha generado sismos de 6 a 6.8 grados a lo largo de la historia.

Es una falla que, al moverse, tiene un desplazamiento lateral hacia la derecha, lo que ha creado escarpes en el terreno. Esta falla se puede ver al oeste del Valle de las Palmas. Hasta ahora, no se le han atribuido terremotos de magnitud cercana a 6, ni presenta mucha actividad de pequeños sismos. Es posible que esta falla pase por debajo de la ciudad de Tijuana, según la Unión Geofísica Mexicana.

Esta falla dextral, que se mueve lateralmente hacia la derecha, está cerca del Valle San Miguel, por lo que se considera parte del sistema de fallas San Miguel-Vallecitos.

La conexión con este sistema no es clara y tampoco se conocer la velocidad a la que se desplaza.

Esta falla se extiende desde el Paso de San Matías hasta la Bahía de Todos Santos, siguiendo una dirección noroeste. Ha tenido al menos 22 km de desplazamiento lateral y es la falla activa más antigua del norte de Baja California. Se ha estimado que esta falla genera sismos grandes, de magnitud mayor a 6, cada 175 a 200 años.

Las fallas activas son fracturas en la corteza terrestre que tienen el potencial de causar daños significativos en la infraestructura de una región, de acuerdo con el gobierno de Mexicali.

Cuando estas fallas se mueven, pueden afectar cosas como las aceras, tuberías, viviendas y surcos de cultivo, llevando a la destrucción de caminos y sistemas de agua, así como a la pérdida de hogares y tierras agrícolas.

Además de estos daños, las fallas activas pueden provocar sismos, que son temblores de tierra que pueden variar en intensidad y duración. Los sismos pueden causar un efecto dominó, llevando a deslizamientos de tierra o derrumbe de rocas en áreas cercanas a la falla, lo que representa un riesgo adicional para las personas y la infraestructura.

El riesgo se vuelve aún más alarmante cuando hay asentamientos humanos ubicados sobre o cerca de una falla activa. Según el Gobierno de Mexicali, este riesgo puede ser elevado, especialmente en áreas urbanas donde las personas viven en proximidad a estas fallas geológicas.

Las fallas activas pueden tener un movimiento que es casi imperceptible en términos históricos, es decir, pueden pasar siglos sin mostrar actividad significativa. Sin embargo, en ocasiones, pueden liberarse de forma repentina, resultando en temblores que pueden ser devastadores.