Sofía Castro, hija de la actriz Angélica Rivera y del productor José Alberto “Güero” Castro, ha compartido los momentos más duros de su vida al haber sido blanco de ataques y críticas por ser parte de la familia presidencial durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Fue durante una aparición en el podcast de Aislinn Derbez que Castro Rivera habló de las dificultades que enfrentó debido a la exposición pública de su familia, y cómo esas críticas afectaron profundamente su vida y su carrera profesional.
En 2012, cuando su madre, Angélica Rivera, asumió el rol de Primera Dama de México al casarse con Enrique Peña Nieto, Sofía tenía 16 años. Desde entonces, tanto ella como sus hermanos fueron objeto de ataques. En particular, Castro fue víctima de bullying en redes sociales, donde se cuestionaba desde su apariencia física hasta su talento como actriz.
“Recibí muchos insultos. Me decían ‘gorda’, ‘cachetona’, ‘sin cuello’, cosas que nunca había pensado sobre mí, pero que después de escucharlas tanto, me las empecé a creer”, relató en una entrevista reciente. Las agresiones sobre su físico no solo minaron su autoestima, sino que también la llevaron más adelante a desarrollar problemas de alimentación, como la bulimia.
Pero los ataques no solo eran sobre su apariencia. Los medios y las redes también hablaban de la familia. “Se inventaron historias sobre nosotros que no eran ciertas, pero la gente las creía. Decían que aprovechábamos nuestro lugar como familia presidencial para obtener privilegios”, añadió.
Castro señaló que esto se convirtió en una carga emocional muy difícil de soportar. A menudo, la acusaban de conseguir papeles como actriz por ser hija de la Primera Dama, un juicio que la afectó profundamente en su carrera. Reconoció que en su momento de inmadurez llegó a culpar a su madre y a Peña Nieto por no tener oportunidades en el medio artístico.
“Yo no pedí esto, yo solo quería ser actriz, pero debido a la persona de quien mi mamá decidió enamorarse, no puedo cumplir mi sueño. Además, esa persona decidió ser presidente, y si lo piensas, es algo increíblemente complicado, porque de 120 millones de personas en México, solo una llega a ser presidente, y llegar a ese puesto no es nada fácil”, subrayó.
“Era demasiado joven para entender todo lo que pasaba”
Sofía Castro ha expresado que entendía el enojo de la gente hacia el gobierno de Peña Nieto, pero recordó que era muy joven cuando tuvo que enfrentarse a todo ese odio.
“Entiendo también mucho el enojo de la gente en ese entonces, entiendo la parte política que se estaba viviendo, y pues una cosa es enojarse con quien te gobierna y una cosa es ya agarrar partido por el resto”, dijo.
A los 14 años, en medio del inicio de su carrera como actriz y de los problemas familiares derivados de la situación política, Castro comenzó una relación tóxica que duró seis años. En retrospectiva, ella reconoce que esa relación estuvo profundamente influenciada por el ambiente hostil en el que vivía. “El hate que recibía en redes me hizo sentir que no valía lo suficiente, y eso se reflejó en mi vida personal. Me quedé en esa relación tóxica porque no me amaba ni me valoraba lo suficiente para salir”, confesó. Fue hasta su mudanza a Los Ángeles en 2017 cuando pudo empezar a sanar y dejar atrás esa relación.
Durante esos años, además de las agresiones virtuales, Castro también vivió situaciones incómodas. Compartió una anécdota ocurrida en un viaje a Madrid con sus amigas tras graduarse de la escuela.
“Estaba en un antro en Madrid, y de repente una chica me agarró del pelo y me jaló hacia atrás sin motivo. Yo no la conocía, no sabía quién era, pero lo hizo simplemente porque yo era ‘la hija de la Gaviota’. Para ella fue como un trofeo decir que se peleó con la hija del presidente”, contó.
Este tipo de agresiones se volvieron recurrentes cuando salía en público, lo que llevó a su familia a extremar precauciones. “Cuando salíamos al antro, siempre íbamos juntos mis hermanos y yo. Si alguien iba al baño, íbamos en grupo, porque nunca sabíamos qué nos podía pasar”, recordó.
El estrés de estar constantemente bajo el ojo público fue algo que Sofía Castro no pudo evitar. A pesar de los esfuerzos de sus padres por protegerla, el impacto emocional fue profundo. “Mis papás me decían que no me tomara las críticas personales, pero a los 16 años es muy difícil no hacerlo. Me empezaba a creer todo lo que decían de mí”, expresó.
Uno de los episodios más difíciles que enfrentó Sofía Castro ocurrió en medio del escándalo de la Casa Blanca, una polémica propiedad que involucraba a su madre, y que generó grandes controversias durante la presidencia de EPN. El tema desató una crisis política, con acusaciones de conflicto de interés y corrupción, y la prensa nacional e internacional no dudó en atacar a la familia presidencial.
Sofía, que en ese entonces tenía solo 17 años, fue interrogada en una entrevista que no esperaba sobre el tema. “Me agarraron por sorpresa, y me hicieron una pregunta sobre la Casa Blanca. Yo no sabía qué decir”, relató. Este incómodo momento ocurrió cuando El Gordo de Molina, conductor de un programa de entretenimiento, le preguntó en una entrevista sobre el escándalo. Sofía recordó que se quedó paralizada, sin saber cómo responder a una cuestión política que no comprendía del todo, y sobre la cual no tenía ninguna participación.
“Tenía 17 años, no sabía nada de política y, mucho menos, cómo defender una situación tan complicada como esa”, confesó.
Otro de los momentos más difíciles que Sofía Castro enfrentó fue cuando surgió un rumor en redes sociales que afirmaba que tenía una relación amorosa con su hermanastro, Alejandro Peña Pretelini, hijo de Enrique Peña Nieto de su primer matrimonio con Mónica Pretelini.
El rumor surgió después de que ambos fueron fotografiados juntos en una ceremonia del Grito de Independencia mientras se agarraban de la mano, una situación que los medios de comunicación y las redes sociales distorsionaron.
“Nos unimos mucho como familia porque no podíamos confiar en nadie. Sabíamos que cualquier cosa que hiciéramos o dijéramos podía ser utilizada en nuestra contra”, explicó.
La actriz apuntó que los años como parte de la familia presidencial fueron muy difíciles, pero finalmente la llevaron a ser más fuerte y a desarrollar una nueva perspectiva sobre la vida pública.