Mexicano se burla de la falsa idea que tiene una extranjera del pan de muerto: “Le ponen cenizas de difuntos”

El pan de muerto es una tradicional delicia mexicana asociada con las celebraciones del Día de Muertos. Este pan dulce, caracterizado por su forma redondeada, suele estar adornado con tiras de masa que representan huesos y un pequeño círculo en la parte superior que simboliza un cráneo.

Su sabor distintivo se debe a ingredientes como la mantequilla, el azúcar, el anís y la ralladura de naranja. Tradicionalmente, se prepara y consume en el mes de noviembre como parte de las ofrendas dedicadas a los difuntos, acompañado de bebidas como chocolate caliente o atole.

El pan de muerto es famoso a nivel internacional, aunque hay muchos mitos sobre él. De hecho, una joven extranjera subió a redes sociales un video donde aseguró que el tradicional postre estaba hecho con cenizas de personas fallecidas: “El pan de muerto que comen en México le ponen cenizas de difuntos de verdad, por eso le llaman pan de muerto”.

Un joven mexicano tomó esto con humor y grabó una respuesta muy creativa: “Fíjate, está cul... de hecho Marinela tiene su propia fábrica de pingüinos en el Polo Sur, ahí los mutilan para hacer los panecitos. El chocolate Abuelita lo hacen con abuelitas muertas”.

También hizo bromas sobre otros panes icónicos: “Los argentinos dejaron de comer conchas en México porque se dieron cuenta con qué las hacíamos. También Marinela tiene una granja de gansos y a los chiquitos los hacen pan. Los bigotes Tía Rosa, a todas las tías que se llaman Rosa las rasuran para hacerlas pan. Antes vendía un pan que se llamaba Negrito pero se dieron cuenta qué llevaba la receta, le tuvieron que cambiar el nombre”.

El pan de muerto es uno de los elementos más emblemáticos de las ofrendas que se colocan durante el Día de Muertos en México, simbolizando varios aspectos relacionados con la muerte y el respeto hacia los difuntos. Su origen se remonta a las antiguas tradiciones prehispánicas, donde se ofrecían alimentos a los fallecidos como parte de los rituales para honrar su memoria.

El pan de muerto adopta una forma circular que representa el ciclo de la vida y la muerte, una noción profundamente arraigada en las culturas mesoamericanas. Las tiras de masa que se colocan en la superficie del pan emulan la forma de huesos, simbolizando los restos de los difuntos. Estos se distribuyen en forma de cruz, indicando los cuatro rumbos cardinales, que eran fundamentales en la cosmovisión indígena, y guiaban las almas en su viaje espiritual.

El pequeño círculo en la parte superior del pan representa un cráneo, recordando la muerte misma y la cabeza del difunto. Los sabores añadidos al pan, como el anís y la ralladura de naranja, son interpretados como un tributo a la tierra, ya que estos ingredientes provienen de los productos cultivados en ella.

Incluir el pan de muerto en la ofrenda es una manera de conectar con las raíces culturales y espirituales, simbolizando la hospitalidad hacia las almas que se espera visiten durante la celebración. Es un recordatorio de la relación intrínseca entre la vida y la muerte, así como un gesto de amor y esperanza hacia aquellos que han partido.