Cómo afectaría que Sheinbaum limite a Ken Salazar a solamente tener comunicación con la SRE, según Riva Palacio

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo tomó la decisión de limitarla relación del embajador de EEUU en México, Ken Salazar, con el gobierno mexicano

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El embajador de Estados Unidos
El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ofrece una conferencia de prensa en la Ciudad de México. Septiembre 3, 2024. REUTERS/Quetzalli Nicte-Ha

Ken Salazar, actual embajador de Estados Unidos en México, enfrenta días complicados tras recientes decisiones de Claudia Sheinbaum que limitan su relación con el gobierno mexicano. Según la columna de opinión de Raymundo Riva Palacio publicada este martes, Sheinbaum impuso una nueva regla restringiendo la comunicación del embajador sólo mediante la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). Se afirma que esta medida “mete la relación bilateral en un embudo burocrático”, una complicación significativa dado el “amplio margen de maniobra” que Salazar utilizaba para mantener el dinamismo de las relaciones intergubernamentales.

El cambio impuesto por Sheinbaum impacta el acceso directo que tenía Salazar a diversas esferas del gobierno mexicano, una habilidad que hasta ahora había facilitado su relación cercana con el expresidente Andrés Manuel López Obrador y diversas entidades del país. Riva Palacio subraya que, a partir de esta restricción, la única “aduana obligatoria” para Salazar es la Cancillería, lo cual podría representar un obstáculo en la agilidad de las interacciones necesarias entre los gobiernos de ambos países.

La decisión de Claudia Sheinbaum no solo modificó el alcance de Ken Salazar, sino que también “cerró la llave de interlocución” que mantenía con Andrés Manuel López Obrador. Según Riva Palacio, Salazar había logrado establecer una especie de comunicación continua a través del fiscal general, Alejandro Gertz Manero, funcionando como un puente entre Palacio Nacional y la Casa Blanca. Las nuevas reglas no solo afectan a Salazar, sino también provocan “tropiezos y demoras” en la cooperación, remarcando un contraste con tiempos pasados en que se resolvían asuntos directamente y con mayor celeridad.

La columna de Riva Palacio también recuerda las “experiencias perniciosas” del pasado, como durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando restricciones similares llevaron a “una zona de turbulencia” en la cooperación bilateral. Durante ese periodo, el entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, intentó centralizar las relaciones de seguridad en una única ventanilla, resultando en “consecuencias negativas” por la pérdida de intercambio de información crucial entre ambos países.

Fotografía de archivo fechada el
Fotografía de archivo fechada el 18 de noviembre del 2016, del escritor y periodista mexicano, Raymundo Riva Palacio, durante un acto protocolario en la ciudad de San Andrés Cholula, del estado de Puebla (México). EFE/FRANCISCO GUASCO/Archivo

El autor llama la atención sobre el hecho de que no hay indicios de que el Departamento de Estado de EE.UU. reaccione con medidas similares hacia el embajador mexicano Esteban Moctezuma, sugiriendo que no se percibe gran interés en tomar represalias. Sin embargo, estas medidas, según la columna, si se aplican de forma literal, podrían “empañar la relación bilateral” al incluir potenciales demoras en la cooperación.

Raymundo Riva Palacio ofrece, en su columna de opinión, una evaluación crítica de las acciones de Claudia Sheinbaum, sugiriendo que “la ventanilla única para la relación bilateral no funciona” y destaca el pragmatismo necesario en las relaciones internacionales dinámicas, algo que estas restricciones aparentemente desconocen, generando descontento en la administración estadounidense.

La restricción exclusiva a través de la Cancillería marcada por Sheinbaum además refleja, según Riva Palacio, un deseo de control absoluto por parte de la presidenta, alineado con su estilo de gestión conocida durante su administración en la Ciudad de México y su campaña presidencial. Este control sobre la relación con Estados Unidos podría potencialmente ser contraproducente dada la “escala de los intercambios” bilaterales, sugiriendo que otras naciones podrían no generar la misma preocupación y obstáculos.

Además, el texto recalca que Sheinbaum no ha aplicado esta política a ningún otro embajador, haciendo de Ken Salazar una “figura desechable” ante una futura administración en Washington, mostrando que su papel y beneficios previos no han garantizado inmunidad o favores actuales.

La columna de Riva Palacio señala, en última instancia, que esta medida parece, más que una estrategia diplomática, una maniobra política hacia el interior del país, con repercusiones potencialmente negativas para las relaciones bilaterales, ilustrando una “jugada arriesgada” en el tablero complejo de la diplomacia internacional que liga estrechamente a México y Estados Unidos.

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