Así fue como capturaron a Cuauhtémoc y la razón por la que decidió rendirse ante Hernán Cortés

Cuauhtémoc, el último tlatoani mexica, tenía la misión de encabezar la resistencia de los mexicas ante el asedio español luego de las muertes de Moctezuma y Cuitláhuac. Este joven guerrero pronto se convirtió en un dolor de cabeza para los conquistadores, razón por la cual Hernán Cortés llegó a buscar en varias ocasiones un acuerdo con el “Águila que desciende”.

Las crónicas españolas señalan que Cuauhtémoc fue capturado por el capitán Garcí Holguín mientras intentaba huir de Tlatelolco en una canoa. Este fue un momento trascendente de la historia de Tenochtitlan.

Una vez capturado, Cortés presionó para lograr la capitulación del joven tlatoani. Tras consultar con su Consejo, Cuauhtémoc decidió rendirse ante las fuerzas españolas con el propósito de evitar más sufrimientos para su pueblo a manos de los españoles.

El guerrero azteca fue llevado ante Hernán Cortés, quien le exigió su rendición formal. En un pasaje famoso de estas crónicas, se relata que Cuauhtémoc pidió a Cortés que lo matara con su puñal, ya que consideraba que su misión de luchar por su pueblo había concluido.

Cuauhtémoc se rindió pensando que la vida de los habitantes de la ciudad sería respetada y a partir de entonces se verían obligados a pagar un tributo a los invasores. Sin embargo, no pudo prever que esta rendición marcaría el fin, no sólo del imperio mexica, sino con el mundo como se conocía en el continente americano, es decir, que desaparecería su religión, sus modelos culturales, así como gran parte de su conocimiento.

Con la decisión de Cuauhtémoc, el 13 de agosto de 1521 los españoles, comandados por Hernán Cortés, tomaron formalmente la gran Tenochtitlan.

El arqueólogo Eduardo Matos ofrece una interpretación diferente de este episodio y explica que Cuauhtémoc realmente solicitó, desde la perspectiva mexica, ser sacrificado ritualmente, un acto que representaba tanto una obligación como un honor.

Pero Cortés, ajeno a estas concepciones culturales y malinterpretando las palabras del tlatoani a través de sus intérpretes, se negó a cumplir su petición. Esta negativa dejó a Cuauhtémoc en una situación de desconcierto y desazón, al ser privado de lo que él consideraba un final digno.

La rendición de Cuauhtémoc no solo significó el sometimiento de Tenochtitlan como vasallo del rey de España, sino también el inicio de un proceso de transformación cultural y política que cambiaría para siempre el destino de los pueblos indígenas de la región.

La caída de Tenochtitlan simbolizó el fin de una era y el comienzo de la colonización española en el continente.