Durante el juicio contra Genaro García Luna, el ex secretario de Seguridad Ciudadana, que ejerció durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el juez encargado de dirigir el caso hizo una petición muy particular: los testigos, la mayoría miembros de poderosos cárteles de drogas mexicanos, no podrían ser interrogados por canibalismo.
Esta petición fue emitida principalmente por que se entrevistaría a dos miembros del Cártel de los Beltrán Leyva: Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande” y Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, quienes testificarían en contra del ex funcionario mexicano para explicar sus nexos con el narco en México.
Y es que se sabía que Arturo Beltrán Leyva, cabeza de dicho cártel, solía consumir carne humana en rituales de santería. Por lo mismo, el juez Brian Cogan, quien estuvo a cargo del juicio, determinó que las cuestiones al respecto deberían ser omitidas debido a que hubiera sido comentarios “incendiarios y distractores” para el jurado de neoyorquinos que ya estaban nerviosos por ser partícipes de un juicio relacionado con poderosos cárteles
Durante el juicio, “El Grande” narró sobre la entrega de decenas de millones de dólares en efectivo del Cártel de Sinaloa al funcionario mexicano acusado. El jurado finalmente encontró culpable a García Luna por los testimonios en su contra, y se espera que la próxima semana sea por fin sentenciado.
Canibalismo en el Narco mexicano
El antropólogo Claudio Lomnitz explicó en una entrevista con Denise Maerker que el uso del canibalismo y sacrificios humanos en el mundo del narcotráfico fomenta una “comunión y complicidad” indisoluble entre sus miembros. Dentro de este contexto, se han evidenciado prácticas alarmantes en grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Zetas, cuyas acciones van más allá del habitual modus operandi violento de las organizaciones criminales en México.
Testimonios inquietantes han salido a la luz, como los de sicarios que afirmaron que el consumo de carne humana es parte de sus “ritos de iniciación y festividades”. Los relatos describen escenarios espeluznantes donde, tras desmembrar a sus víctimas, algunos miembros de cárteles prefieren comerse los restos en lugar de destruirlos mediante quema o enterrarlos en fosas clandestinas.
Un caso específico ocurrió en junio de 2017 en Tabasco, cuando miembros del CJNG, incluidos dos menores de edad, fueron detenidos. Según sus declaraciones ante las autoridades, tras ser reclutados por el grupo liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, fueron obligados a ingerir carne humana.
Además de los testimonios directos, en redes sociales y plataformas digitales se han difundido videos explícitos que muestran no solo torturas, sino también el momento en que algunos miembros ingieren partes del cuerpo humano de sus víctimas, como el corazón, con el fin de infundir terror entre sus rivales.
La brutalidad expuesta en estas prácticas detalla un panorama crudo donde el canibalismo va más allá de una táctica de intimidación, simbolizando un vínculo irrompible entre los participantes de estos actos dentro de las dinámicas internas de las organizaciones narcotraficantes