Decapitaciones, el sello con el que Los Ardillos infunden el terror en Chilpancingo, Guerrero

El grupo criminal, aparentemente liderado por Celso Ortega Jiménez, es uno de los que se disputan el control de la capital del estado

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Autoridades resguardan la escena del asesinato de Alejandro Arcos, alcalde de Chilpancingo. (REUTERS/Oscar Guerrero)
Autoridades resguardan la escena del asesinato de Alejandro Arcos, alcalde de Chilpancingo. (REUTERS/Oscar Guerrero)

La tarde del 6 de octubre se difundió en Chilpancingo, capital de Guerrero, una noticia que conmocionó a la ciudad, al estado y, poco después, a todo el país: el alcalde Alejandro Arcos Catalán, quien llevaba menos de una semana en el cargo, fue asesinado.

Al funcionario no sólo lo privaron de su vida. La o las personas responsables de su homicidio lo decapitaron y abandonaron sus restos en la vía pública. El cuerpo del presidente municipal fue localizado en el asiento del copiloto de una camioneta en la colonia Villas del Roble. Su cabeza fue colocada en el toldo del vehículo, a la vista de todos.

Transcurridos un par de días, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Omar García Harfuch, dio a conocer que ese día Alejandro Arcos viajo, sin escoltas, a una reunión en la comunidad de Petaquillas, bastión del grupo criminal de Los Ardillos.

“El alcalde iba a acudir a Petaquillas a una reunión solo. Él sale de Chilpancingo y se va rumbo a Petaquillas en una camioneta, sin escoltas y sin chofer. Sabemos que iba a una reunión específica. No iba acompañado”, declaró el funcionario federal.

Diversos reportes periodísticos señalan que las y los alcaldes en Guerrero son frecuentemente orillados a reunirse con miembros del crimen organizado, quienes buscan concretar negociaciones que beneficien sus actividades ilícitas. Acorde con múltiples versiones, Arcos Catalán advirtió con anterioridad que él no pactaría con grupos delincuenciales.

FOTO DE ARCHIVO: Un retrato de Alejandro Arcos, el alcalde de Chilpancingo que fue asesinado el domingo menos de una semana después de asumir el cargo, en su funeral

October 7, 2024. REUTERS/Oscar Ramirez/
FOTO DE ARCHIVO: Un retrato de Alejandro Arcos, el alcalde de Chilpancingo que fue asesinado el domingo menos de una semana después de asumir el cargo, en su funeral October 7, 2024. REUTERS/Oscar Ramirez/

García Harfuch no brindó detalles respecto a la reunión a la que se habría dirigido el alcalde antes de su ejecución. Se desconoce si llegó al encuentro, así como las identidades de quienes habrían participado en el mismo.

No obstante, la brutalidad de su asesinato hizo recordar hechos de violencia en los que estuvieron involucrados, precisamente, Los Ardillos.

El 31 de marzo de 2022, la ciudadanía guerrerense atestiguó el hallazgo de un automóvil con los restos de seis personas sobre el Bulevar Eucaria Apreza, que es la vía de salida desde Chilapa de Álvarez hacia Chilpancingo. Al interior del Pointer color negro estaban los cuerpos de las víctimas. Sus cabezas fueron colocadas sobre el toldo.

“En Chilapa está estrictamente prohibido vender y consumir cristal, secuestrar, cobrar piso y robar. Esto les va a pasar a los que anden haciendo mam*das. Todos estos delitos tienen pena capital y las reglas se cumplen porque se cumplen. La plaza tiene dueño y se respeta”, podía leerse en una lona colocada junto al automóvil.

Al año siguiente, el 24 de junio de 2023, las autoridades encontraron una escena similar. Durante la madrugada de aquel sábado, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) recibió alertas sobre el hallazgo de cuerpos humanos en el barrio de San Mateo, Chilpancingo, frente a la iglesia principal de la comunidad.

Las cabezas de las víctimas fueron abandonadas con un mensaje intimidatorio para la presidenta municipal de Chilpancingo (Twitter/@Eco1_LVM)
Las cabezas de las víctimas fueron abandonadas con un mensaje intimidatorio para la presidenta municipal de Chilpancingo (Twitter/@Eco1_LVM)

En el toldo y cofre de una camioneta fueron dejadas las cabezas cercenadas de siete personas —cinco hombres y dos mujeres— que, aparentemente, eran integrantes de una misma familia. Sus restos fueron esparcidos sobre el pavimento.

Junto con las extremidades cefálicas, las personas responsables del episodio abandonaron un par de cartulinas con mensajes hacia la entonces presidenta municipal, Norma Otilia Hernández Martínez, y el síndico procurador de ese tiempo, Andrei Marmolejo Valle.

“Saludos Presidenta: Norma Otilia, sigo esperando el segundo desayuno que me prometiste después de que viniste a buscarme. Con cariño, tu amigo”, pudo leerse en el texto dirigido a Hernández, quien previamente fue captada en una reunión con Celso Ortega Jiménez, identificado como presunto líder de Los Ardillos.

En el pasado mes de septiembre, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ordenó que Norma Otilia Hernández fuera expulsada del partido, ya que su reunión con ‘El Ardillo’ habría dañado la imagen de la organización.

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