En las tranquilas y misteriosas aguas del embarcadero de Cuemanco, Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, se dice que una figura fantasmagórica deambula en las noches más oscuras, acompañada por un lamento estremecedor.
La leyenda de La Llorona, un relato que ha trascendido generaciones, cobra vida en esta región donde muchos aseguran haber escuchado sus desgarradores gritos buscando a sus hijos.
Cuemanco, con su atmósfera enigmática y sus canales serenos, se convierte en el escenario perfecto para una de las historias más aterradoras y fascinantes del folclore mexicano.
La leyenda de la llorona
Al sur de la ciudad abundan historias y anécdotas de carácter sobrenatural, muchas de ellas centradas en un grupo de personajes frecuentes en la tradición oral. Entre ellos destaca La Llorona, quien suele ser avistada por hombres en los alrededores de la zona lacustre, según el libro Los que suben ya no bajan: relatos de la tradición oral de Xochimilco del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas de México (INPI).
Las leyendas tienen origen en la tradición, que además de transmitirse de generación en generación, difunde saberes, conocimiento y experiencias; sin embargo, es común que tenga varias versiones.
En una de ellas se describe a este personaje como una mujer bella que invita a los trasnochadores a noches de placer, lo que puede traer consecuencias fatales, de acuerdo con el artículo La tradición oral y la construcción de una figura moderna del mundo en Tlalpan y Xochimilco de la revista Alteridades de la Universidad Autónoma de México campus Iztapalapa (UAM-I).
“Tiene poderes maléficos, pues a los que seduce no les va bien; pueden hasta morirse, causándoles daños como el que se desbarra (desvariar) o pierdan el habla”, menciona.
Existe otra versión que cuenta la historia de una vendedora de flores, cuyos días transcurren entre el colorido bullicio de las balsas, donde ofrece a los transeúntes los más bellos ramos de flores que recolecta con esmero, según el artículo La Llorona, la Siguanaba y otros espectros femeninos; configuración tipológica y motivos legendarios de la Revista chilena de literatura.
Sin embargo, su vida da un giro trágico una tarde, al regresar de su jornada laboral. La mujer, cansada pero satisfecha por la venta de sus flores, se dirige a casa, solo para encontrar que su hogar arde en llamas. La visión de su casa destruida provoca una oleada de pánico y desesperación en su interior.
Sin pensar en las consecuencias, desciende precipitadamente de la balsa, dejando atrás lo que había construido con tanto esfuerzo. En medio del caos, olvida lo más importante: a sus hijos. La corriente del río se convierte en un enemigo implacable que arrastra a sus pequeños lejos de ella.
“En las madrugadas se oyen lamentos muy feos, y dicen que cuando se escucha a la distancia es porque está muy cerca en ese momento los perros chillan como si tuvieran miedo”, menciona Misael, un habitante de Xochimilco en una entrevista con UNAM Global de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La historia detrás de La Llorona
La Llorona se encuentra vinculada a la diosa prehispánica Tenpecutli, compartiendo no solo una belleza cautivadora, sino también la carga de una condena que les otorga su trágica historia: ambas han asesinado o hecho desaparecer a sus hijos en el río, tal como se menciona en un artículo de la UAM-I.
El enigma que rodea a su figura radica en su capacidad de transformación; se dice que, al ser observada, su hermoso rostro puede metamorfosearse en la cara de un animal, como un burro o una mula, provocando un terror tan profundo que quien la ve queda mudo y, en muchos casos, muere.
“La experiencia de encontrarse con La Llorona puede ser tan impactante que si la persona no muere, generalmente sufre una transformación profunda en su conducta”, menciona el artículo.
Esta leyenda se ha entrelazado con la identidad mexicana, como apunta una investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México entrevistada por UNAM Global. Además, destaca que la Llorona suele aparecer en lugares cercanos al agua, como ríos, lagos y pozos.
También se ha relacionado a La Llorona con Malintzin, personaje importante en la historia de la conquista española, quien fue conocida como la “Malinche traidora” después de la Independencia del país, de acuerdo con el libro Era nuestra herencia una red de agujeros del escritor Jaime Montiel.
En la segunda mitad del siglo XIX, Fray Juan de Torquemada, un eclesiástico e historiador español, señala que Cihuacóatl, la primera mujer del mundo, solía presentarse vestida de blanco y llevando una pequeña cuna a su espalda. Sus gemidos y llantos se consideraban presagios de mal augurio.
Bernardino de Sahagún, misionero franciscano y máximo investigador de la cultura nahua menciona en sus escritos a una mujer vestida de blanco “como una dama de la corte”, además de otra que anunciaba la caída de Tenochtitlán.